"Quienes comparten nuestra niñez, nunca parecen crecer". Henry Graham Greene
Mientras rellenaba una documentación que tenía que entregar en un organismo público el peque se empeñó en "rellenar" la suya propia. Así fuimos los dos a hacer la entrega y ¿qué creen?; aquí tienen ElSello De Entrada. Adoro a todos aquellos adultos que comparten su niñez con mi hijo, a todas esas personas anónimas y no tan anónimas que nunca parecen crecer...
*NOTA: Esta semana tenemos nuevo SORTEO. Haz click aquí participar.
Hace unos años, unos cuantos ya, me fui a otro país a trabajar como Au Pair. Todo bien organizado, antes de salir ya sabía con qué familia iba a vivir y qué niños iba a cuidar. Una vez llegué al país de destino era imprescindible concentrar a las au pairs en un campus universitario donde durante una semana nos daban unas clases diarias con nociones básicas o consejos sobre el trabajo que íbamos a desempeñar (primeros auxilios, conducción en ese país, etc...).
Durante esa semana conocías a muchas otras au pairs, después de todo, estábamos en el mismo campus, comíamos en las mismas instalaciones y nuestros ratos libres los pasábamos socializándonos. Uno de los eventos preparados por la organización para tal fin fue concentrarnos en un gran teatro, créanme cuando les digo que éramos muchísimas y de muy variados países y además, yo la única española. Allí se nos dijo que nos reuniéramos por países y que nos pusiéramos de acuerdo para cantar una canción infantil. Como dato adicional les diré que soy mas bien de las que prefiere pasar desapercibida así que entenderán mi total y absoluto nerviosismo.
Por aquella época mi repertorio musical infantil era de lo mas escaso y mientras veía pasar por el escenario a grandes grupos de au pairs cantando (y gesticulando incluso) canciones preciosas yo estaba allí devanándome los sesos buscando solo una y que además me supiera entera. Recuerdo de aquellos momentos que todas las canciones, fueran en el idioma que fueran, me parecieron hermosas. Todas tenían ese aroma dulce y aterciopelado de la niñez.
Las organizadoras comenzaron llamando primero a aquellos países donde se concentraban un mayor número de au pairs hasta que poco a poco se fueron reduciendo. Ninguna había en solitario y por un momento pensé que se olvidarían de mi...pero no. Me llamaron. Y allí estaba yo, bajando las largas escaleras, que eran largas básicamente porque fui a sentarme en la parte superior del teatro (¿quizás con la idea de huir?), con lo que dio tiempo a que mi público fuera haciéndose a la idea de que era yo la única cantante y a que la expectación fuera aún mayor si cabe.
Llegué al escenario y comencé a cantar la única canción que en aquel momento logré recordar entera. Una canción que no olvidaré jamás y que hoy mi hijo me pide que le cante, haciéndome recordar una y otra vez aquellos momentos. Cuando acabé las últimas notas de mi canción me recibió un enorme aplauso de apoyo y emoción que resonó en todo el teatro y en mis propios cimientos.
Hoy les traigo aquí, esa canción, El Barquito Chiquitito, no cantada por mí pues esa función es de mi hijo día tras día, pero sí una fiel representación...