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jueves, 17 de noviembre de 2011

Sopa De Pollo Para El Alma



Por estos días, en los que el tiempo está como loco y no se decide a cambiar de estación y, como no, con la entrada de los niños a la guardería, me ha tocado hacer ya unas cuantas sopas de pollo. En casa siempre hemos asociado la sopa de pollo a cuando estamos enfermos, hasta ahora sin ninguna base científica. Y digo hasta ahora, porque ayer me topé con un artículo que decía que unos investigadores del Centro Médico de la Universidad de Nebraska afirmaban mediante un estudio, y cito literalmente, lo siguiente:
"El caldo de pollo dificulta el movimiento de unas células del sistema inmune llamadas neutrófilos, que acuden a los lugares infectados y liberan enzimas que no solo destruyen virus y bacterias, sino que también fomentan la liberación de mucosidades y atacan a células del propio organismo, provocando la inflamación de los tejidos. De este modo, la sopa de pollo reduciría los molestos síntomas propios de los resfriados, reduciendo la inflamación de la garganta y de las mucosas nasales sin que por ello disminuya la actividad antiviral de nuestro sistema inmune."
Como he dicho antes, esto ha venido a confirmar nuestra costumbre aunque, yo añadiría mas. Nosotros además le damos un valor sentimental. Una sopa de pollo, hecha en casa, con cariño, que tomamos en familia, como mimo y símbolo de amor, preocupación y apoyo cuando te sientes mal. Porque no solo es para el resfriado. Un buen caldito siempre es bien agradecido, incluso para un estómago revuelto, cuando tienes resaca o cuando tienes penas en el alma y en el corazón. 

Siempre pensé que el efecto que producía en nosotros la sopa de pollo era algo mas etéreo, simbólico y hasta mágico, influído por la gratitud y los lindos momentos y la sensación de calor que te abriga. Heredado de generación en generación, casi todos recordamos los caldos de pollo de mamá, de la abuela, de alguna tía... y siempre suele ser alguien muy querido para nosotros, alguien de quien guardamos un especial recuerdo.

Los autores del estudio hasta hacen una lista de los ingredientes que debe llevar la sopa de pollo, a saber; 
"...debe llevar pollo, cebollas, patatas, zanahorias, nabos, perejil, sal y pimienta. Y los ingredientes deben cocinarse durante al menos una hora."
Y no olvides, nunca, añadir amor, mucho amor a tus platos. Entra, siéntate y toma esta rica sopa de pollo para el alma...

Por Ti, Amiga


Decir que la maternidad supone un gran cambio en nuestras vidas ya está muy gastado, aunque no deje de ser cierto.  Y en medio de toda esa vorágine a la que nos vemos sometidas tratamos de ir encajando los demás pedazos de nuestras vidas.  

Hoy quisiera hacer un pequeño homenaje a LAS AMIGAS. Esas amigas que nos aconsejan, nos apoyan y que también se preocupan por encontrar pequeños huequitos en su apretada agenda para poder tener una escapada de chicas, como las de antes de ser mamá, aunque los temas de conversación hayan cambiado sustancialmente.

Claro, entre tanto cambio, también ha cambiado el cuando, cómo y dónde nos vemos. Si van los peques ya no vale lo de ir a una cafetería a sentarse a hablar y lo de salir a cenar ni se menciona siquiera, al menos entre semana. No, ahora quedas en un parque y hablas a gritos desde una punta a la otra mientras cada una vigila a su peque y nos contamos nuestras historias en pequeños capítulos express, pues los peques no calientan sitio y todo el tiempo estamos corriendo detrás de ellos.

Estando así las cosas, empezamos a desarrollar unas ganas enormes de poder sentarnos como antes, en una cafetería (por ejemplo) y contarnos nuestras cosas, las importantes y las que no lo son, solo por el mero hecho de hablar con alguien, de escuchar a otros y por que no, de ser escuchadas. 

Se está haciendo habitual, demasiado por cierto, que por estos días, y con la creciente crisis que nos acecha, el momento idóneo escogido sea el desayuno, tanto si trabajas como si no y mientras los peques están en la guardería. Y da igual la cantidad de tiempo que estemos juntas, ya sean minutos u horas, lo cierto es que siempre nos saben a poco, a muy poco. Siempre quedan muchas mas cosas que decir, que contar, que escuchar, que compartir, que aconsejar, que recordar, que criticar...

Por ellas, por las amigas, porque sin ellas la vida no sería igual y porque nos sometemos a sucesivos actos de prestidigitación para poder vernos y charlar aunque solo sea un ratito. Y porque detalles como ese te iluminan hasta los días mas grises. Por Ti, Amiga...

viernes, 11 de noviembre de 2011

¿Cual es tu mejor momento del día?


 Por estos días, respondiendo a las preguntas de un cuestionario, me topé con una que decía; ¿Cual es tu mejor momento del día?... A partir de ahí dejé de responder al cuestionario. No parece una pregunta difícil pero lo cierto es que mi respuesta no cuadraba con ninguna de las tres opciones. Por otro lado, yo tampoco tenía una única respuesta. Soy consciente de lo afortunada que soy al decir que tengo muchos mejores momentos del día y desde entonces me he estado debatiendo entre ellos para poder escoger el top 1.

 Puedo decir que actualmente mi mejor momento del día es por la mañana, cuando mi hijo se despierta, le preparo su biberón y lo traigo a mi cama para dárselo. Y aquí es donde viene la mejor parte, cuando acaba de comer se echa a mi ladito y remoloneamos juntos, me abraza, me sonríe, jugamos a hacernos cosquillas y somos los mas felices. Momentos privados, nuestros, y llenos de amor y ternura. Esos momentos marcan la diferencia, hacen que el comienzo del día sea especial aunque se repitan todos los días y, nos carga de energía positiva para el resto de la jornada. Como resultado, tenemos un montón de días especiales y felicidad a raudales. 

 Esos ratos en sí, se asemejan mucho a lo que sentía cuando le daba el pecho. Quien sabe, a lo mejor sin darnos cuenta hemos buscado la manera de seguir manteniendo esa intimidad ajustándonos a las nuevas circunstancias. Y ojalá sigamos haciéndolo en un futuro; después de todo no va a estar toda la vida tomando biberón, y los niños crecen y se hacen mayores y pasan por muchas y diversas fases, entre ellas las de volverse mas rebeldes y vergonzosos. Pero quisiera seguir manteniendo esa complicidad que tanto bien nos hace para el alma.

 Por otro lado, y por muy opuesto que parezca a primera vista, mi segundo mejor momento del día es justo cuando llego a casa después de dejar al peque en la guardería y me dispongo a tomar el desayuno. Ese momento de soledad, de estar conmigo misma, feliz y cargada de energía para el resto del día es exquisito. Todo se afronta de otra manera, con seguridad, buen humor y paciencia. De verdad, pruébalo, encuentra tu mejor momento y disfrútalo. El resultado es una sensación de plenitud infinita.

 Y, para ti, ¿cual es tu mejor momento del día?  ;)

jueves, 10 de noviembre de 2011

El Peque Va A La Guardería


Hace unos días, desde la escuela infantil donde está mi hijo nos pidieron que elaboráramos una carta donde expresáramos nuestros sentimientos y sensaciones experimentados con el comienzo de nuestros hijos en la guardería, para la elaboración de la revista anual del centro. Por aquellos días debí de estar tan metida en los acontecimientos que ni siquiera se me pasó por la cabeza compartirlos. Me permito ahora hacerlo, es así como El Peque Va A La Guardería;

  "Comenzaré diciendo que tenemos un niño muy risueño y feliz y que teníamos claro que nuestro hijo empezaría a ir a la guardería al cumplir el año, solo unas horitas y para que estuviera con otros niños y aprendiera otras cosas diferentes a las que le podamos enseñar nosotros, o parecidas, pero que tuviera la experiencia de compartir con otras personas.

 A medida que se acercaba el momento me convencía mas de nuestra decisión, pues realmente los requerimientos de actividad del niño iban en aumento y exigía mas distracciones. Empezó así toda una búsqueda de "la mejor escuela infantil" y definitivamente la decisión se basó en aquella donde nos pareció que el niño seguiría siendo feliz, donde lo quisieran mucho y le ayudaran a desarrollar su pequeño ser durante el tiempo que no estuviera con nosotros. Buscábamos una familia.

 Pasamos así a la etapa del período de adaptación, la mas dura, donde verdaderamente tienes que reafirmarte en tu decisión. Después de todo, los seres humanos somos seres de costumbres y rutinas y cualquier cambio nos preocupa y si el cambio involucra a nuestros hijos nos preocupará aún mas. Ante la inminencia de la fecha te asaltan un montón de dudas y preguntas. Piensas en si se adaptará bien y rápido a la nueva rutina, si lo querrán mucho y lo tratarán con cuidado y dedicación. Si comerá bien o si estarán pendientes cuando su pañal esté sucio. En definitiva, ansías que los que están a su cargo sean una extensión tuya y lo cuiden como en una familia. Quisieras evitarle todo lo malo que pueda pasarle y a la vez sabes que los niños tienen que vivir su propia vida, sus propias experiencias, ya sean buenas o malas y que hay que enseñarle a usar esas experiencias en favor de su yo futuro. 

Todos esos pensamientos se me cruzaban en su período de adaptación, bueno, en nuestro período de adaptación porque fue para los tres (papá, mamá y el peque). La rutina cambiaba para todos y todos tendríamos que saber adaptarnos e intentar que fuera de la mejor manera, sin traumas ni tragedias. Los tres primeros días fueron los mas críticos. Y el tercer día entró llorando... que horrible sensación!. Y que mal se siente una cuando te dicen: "Corre, vete antes de que mire para atrás!". Sabes que tienen razón pero no dejas de sentirte mal, de sentir como si lo estuvieras abandonando y solo piensas en regresar y llevártelo. Hasta que prevalece la razón y te das cuenta de que tu actitud también es fundamental para el niño, que él aprenderá de ti a resolver ésta y muchas otras situaciones. Y que depende de ti el no hacer de ella un drama.

Me atrevo a interpretar su mente cuando digo que lo que más le preocupó al niño de la nueva situación fue si lo estaba abandonando o no. Cuando estaba en casa se me pegaba para ir a todas partes y no soportaba que cambiara de habitación sin él, quería tenerme siempre a la vista. En cuanto se dio cuenta de que la nueva rutina contenía diversión, cariño y que además mami lo iba a recoger mas tarde y todos los días, se relajó, y comenzó a disfrutar. Así es como se ha instaurado una nueva rutina.

 El mejor indicativo; verlo entrar con alegría y verlo salir con alegría. Cuánto daríamos muchas por poder echar una miradita de vez en cuando durante esas horas que pasan fuera, ver sus progresos y cómo se desenvuelven sin sus papis y en otro ambiente. Porque nuestras dudas y preocupaciones no acaban con la entrada del peque en la guardería, de hecho, nunca acaban. Tu hijo es tuyo para siempre. Es por ello por lo que ponemos toda nuestra confianza en sus profesores, porque es un trabajo en conjunto y basado en la comunicación para poder conciliar ambos entornos y para que nuestro peque sea el más beneficiado, que es de lo que se trata al fin y al cabo.

 Hoy, podemos decir que estamos muy contentos de haber encontrado a esta nueva familia que forma parte activa de nuestras vidas."

martes, 4 de octubre de 2011

El Aspirador Nasal (o Sacamocos)


¿Por qué hablan del coco y del hombre del saco en las canciones y cuentos infantiles si lo que verdaderamente les aterra es el aspirador nasal?. A mi hijo le nombras el coco y él ni se da por aludido pero eso sí, coge el agua salina y el aspirador nasal y verás lo que es el pánico anticipado. 


Y es que con el comienzo de la guardería llegan los primeros catarros, gripes y demás y el aspirador nasal empieza a ser un compañero inseparable, pero ni aún así consiguen hacer buenas migas. Es mas, ocurre cada vez mas a menudo que durante las inspecciones que hace mi hijo por la casa pille cualquiera de los dos y acaben tirados por el suelo en una demostración de frustración y venganza por el trato dispensado.

Pensándolo bien, debe ser algo muy incómodo, que te metan agua por las fosas nasales y luego te succionen toda esa mucosidad con efecto absorción  intensivo. Que para esto último solemos acudir a nuestros maridos que tienen una capacidad de absorción por segundo y una profesionalidad mayores ya que, dicho sea de paso, suelen dejarse llevar menos por la culpa y la cara de súplica que pone el peque. Eso si, lo molesto que pueda ser no es ni mínimamente proporcional al escándalo que hace el niño

Anoche nos tocó protagonizar uno de esos episodios. A las tres de la madrugada el peque se despierta incómodo porque no puede respirar. Pónganse en situación, tres de la mañana, plena ciudad, ventanas totalmente abiertas por el excesivo calor y nosotros que nos vemos obligados a usar "el terror de los niños". Cuando nos vio preparando todo ya empezó a ponerse nervioso y el espectáculo que siguió después fue digno de la película mas terrorífica. Si hubiese venido la policía por la denuncia de algún vecino no nos hubiera extrañado nada...

Afortunadamente, después de la tempestad vino la calma. El peque durmió como un bendito y nosotros agotados y acalorados por el sobreesfuerzo, la desvelada, y los ojos abiertos como búhos tratando de volver a conciliar el sueño. Y en medio de todo esto nos dio el ataque de risa al recordar a nuestro peque que no quería acostarse hasta que apagáramos la luz no sea que volviésemos a recurrir a su peor enemigo.

Creo que lo mejor será que en las canciones y en los cuentos se siga hablando del hombre del coco y del hombre del saco y de todos esos desconocidos que al final dan menos miedo y así no los ponemos sobre aviso, que  no se trata de asustarlos de verdad ni de que le cojan mas inquina a algo que hace tan eficaz función.