Soy de esas personas que adora las librerías, de esas que aunque habitualmente vaya a comprar los libros a un gran almacén, cuando pienso en una librería se me viene a la cabeza una de esas pequeñitas, pero con techos muy altos, de esas con escaleras para llegar hasta arriba, de esas con libros todos apretujados pero colocados con orden, de esas entrañables que inspiran sueños, pasión y un montón de promesas de aventuras e imaginación. De esas que en cuanto da la noche y cierran sus puertas, sus libros vuelven a la vida y susurran sus historias, historias mágicas. De esas que huelen a libros guardados y antiguos.
He de decir que ya ni siquiera soy de las que va al gran almacén a comprar los libros. Ahora tengo un ebook y todo es virtual. Como mi visión de una librería. ¿Llegará el día en que ya no habrán libros apretujados en sus estanterías?. ¿Dejarán de oírse sus susurros en las noches?. ¿Ya no olerá mas a libros antiguos y polvorientos?.
Dejaremos pues, las personas como yo, de sentir esa quietud y esa compañía propias de un lugar lleno de libros, de soñar sobre lo que allí ocurre cuando no hay nadie. Dejaremos de perdernos entre sus libros, horas y horas de búsqueda y lectura de sinopsis y de páginas al azar.
No, no dejaremos de soñar pero las librerías serán un sueño, ya no serán mas un lugar palpable, ni el lugar a donde vamos a tocar los sueños. Su magia se desvanece, se difumina.
