¿Existe el destino? Ese poder sobrenatural e ineludible que guía nuestras vidas ¿o vivimos en un perpetuo libre albedrío?. El problema es que tanto si nuestro destino está escrito como si no, no está a nuestro alcance el descubrirlo hasta que ocurre. ¿No es ese desconocimiento al fin y al cabo un libre albedrío?. No tengo acceso a mi destino pero después de todo tampoco me siento como una marioneta.
Aún así creo que tenemos un destino, que las cosas ocurren por algo y que si una puerta se nos cierra ahora, otras ventanas se nos abrirán después. Porque la vida continúa a pesar de que haya ocasiones en las que queremos que todo se detenga en un preciso instante para vivir a plenitud ese momento y que no siga pasando la vida con las novedades desconocidas que nos ha de traer.
Porque sabemos que las novedades desconocidas traen cosas buenas y cosas malas y porque a veces pesan mas unas que otras. Y temeremos siempre por las malas, por las ausencias, por seguir en esta vida sin la compañía de aquellos a los que queremos. Sin la compañía de todos aquellos que nos acompañan en este viaje arropándonos bajo su manto y haciendo que el camino sea tan placentero.
Que se detenga el tiempo ahora, en este preciso momento pues tengo miedo de que todo cambie y no saber asumir las ausencias. Que se detenga el tiempo, que se detenga...