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viernes, 13 de enero de 2012

¡Vacunas Sí!


Comienzo por decir que no soy médico ni nada que se le parezca y que mis conocimientos sobre la materia, especialmente en lo que a vacunas se refiere, no van mas allá de los conocimientos populares y de aquellos en los que yo misma me he documentado por Internet o cualquier otro medio cada vez que tengo alguna duda (y siempre tratando de contrastar la información).

El caso es que siempre he estado a favor de las vacunas, de acuerdo a mis modestos conocimientos siempre he pensado que las ventajas de ponerlas son mucho mayores que las de no ponerlas y en eso me he basado. En eso, y en mi gran temor a un retroceso a siglos pasados donde las epidemias fueron caldo de cultivo para tantas generaciones.

Mi conocimiento popular, y el de la gran mayoría, radica en mis propias vivencias y de las personas que me rodean además de, como he dicho, en la información que yo misma busco. Es lógico pensar pues, que las personas que me rodean siguen prácticamente los mismos criterios que yo, con sus pequeñas diferencias y salvedades claro, a la hora de formar sus propias opiniones. 

Y en esta línea pues, me he encontrado con personas que en su infancia no fueron vacunadas, por ejemplo, y les fue bien, y es por ello que ahora se plantean hacer lo mismo con sus hijos. Es muy respetable, pero ante casos así no dejo de pensar en que esas personas no fueron vacunadas hace cuanto...¿treinta años?. Como he dicho, no soy experta en el tema pero quiero pensar que todos, incluidas las enfermedades, han evolucionado mucho desde entonces. Sigo pensando que la exposición a ellas totalmente desarmados es demasiado desventajosa.

También hay casos, los menos, en los que alguna vacuna les ha proporcionado muy malas experiencias. Siempre existirán, todos somos diferentes y no a todos nos afectan las cosas de la misma manera. De ahí el sentarnos a valorar los pros y los contras de nuestras acciones.


Muy a tono con este tema, al parecer el pediatra Carlos González está por estrenar un nuevo libro: "En defensa de las vacunas", así que le dejaré a él (y a todos los entendidos) toda la explicación, técnica o no, y desde su experiencia como pediatra. Como él mismo expresa en la entrevista que ha dado pie a que yo escriba este post;

" ...intento desmentir esas falsedades, y sobre todo explicar a los lectores la forma de buscar y contrastar la información", ya que, "...allí donde la crisis de los estados o la propaganda de los antivacunas ha hecho bajar la cobertura vacunal, se ha producido la catástrofe".
No pretendo establecer un dogma de las palabras de este señor pues, especialmente en temas de médicos, soy muy reacia a los endiosamientos, (y esto ya lo explicaré mejor mas adelante). Es solo que, en este caso, creo que expresa muy bien lo que vengo yo pensando desde hace tiempo.

Y para terminar, y que conste que sin ánimo de convencer a nadie a través del chantaje emocional y ni mucho menos desde el terror, adjunto un enlace hacia un archivo de audio de un bebé con tosferina que en su día me impactó. Yo misma no he sido capaz de poder escuchar más del segundo 7 (y son 34), pero no he podido olvidarlo, así que les puedo asegurar que este archivo hiere mucho la sensibilidad. En este caso, aviso, no lo escuches. Bebé con Tosferina.

¡VACUNAS SÍ!


jueves, 6 de octubre de 2011

Vínculos e Implicación Paterna


Recientemente he leído un artículo que me llamó muchísimo la atención por su título; "Las madres alivian el dolor de sus bebés mejor que los padres". Luego descubrí que hablaban específicamente de bebés prematuros pero en mi opinión, las conclusiones fueron muy determinantes;

1.- “Esto respalda la hipótesis de que hay algo único en el confort que brinda el contacto materno que supera el de cualquier otro cuidador adulto”…”El bebé percibiría la diferencia con el físico masculino, en especial el pecho, como algo que no es del cuidador natural”.


2.- “El confort que brinda la madre o el padre es mejor que ningún cuidado canguro, hasta las madres con poca experiencia lo harían mejor que los padres”.


En mayor o en menor medida, ambas sentencias vienen a confirmar lo que ya venía sospechando desde que tuve a mi hijo. Y es que esa conexión, ese lazo, ese vínculo del que todo el mundo habla, entre una madre y su hijo son totalmente reales. Genéricamente hablando, claro está, pues habrá madres que no tengan tal conexión y padres que sí la tengan. Sin caer en diferencias de sexo lo cierto es que hay personas a las que les cuesta mucho establecer una conexión con su entorno por diferentes motivos, entonces ¿cómo vamos a esperar que la establezcan con su propio hijo?. 

Lo de los padres es otro cantar. Suelen ser menos observadores con lo cual no tienen alerta ese sexto sentido del que tanto se dice que poseemos las mujeres. Claro, aquí tampoco se puede generalizar pero en esto sí me voy a mojar y diré que conozco a muy pocos padres con una conexión evidente.  Y es que, según el estudio, para comenzar ya tienen desventaja desde el punto de vista físico debido a su carencia de pechos.

¿Y qué me dicen de la segunda afirmación? decir que hasta las madres con poca experiencia lo harían mejor que los padres suena bastante duro, pero claro, yo tampoco tenía experiencia cuando nació mi hijo...El amor está incluido en el proceso pero no lo es todo al parecer, pues doy por hecho que los padres también quieren mucho a sus hijos, es solo que les es mas difícil establecer la famosa conexión y ojo, que conexión no es la respuesta a la pregunta a quién quiere mas tu bebé. Es algo mas profundo, es un saber entenderse a otros niveles, la conjunción de que para tu hijo seas todo su mundo y tú a su vez estés dispuesta a darle todo lo que necesita y mas, incluso antes de que piense en pedirlo. En muchas ocasiones el vínculo es tan fuerte que el padre tiende a apartarse a un lado favoreciendo la "exclusión" del mismo. Y es aquí donde me he topado con otro artículo donde podemos leer lo siguiente:
"...Este experto defiende que la implicación del padre en la crianza no solo contribuye a que el bebé se acostumbre a su presencia, sino que también pone en alerta al organismo masculino. Pone un ejemplo: "Muchos hombres insisten en que no son capaces de despertarse con el llanto del niño. Eso no es cierto. En cuanto el padre asume la tarea de levantarse a darle el biberón, los mecanismos neuronales se activan. Nuestro cuerpo evoluciona según las condiciones a las que lo sometamos y nos permite asumir cualquier tarea". Y advierte al resto de los padres: "Nosotros nos lo perdemos si no lo hacemos".

Y es que, estoy totalmente deacuerdo con ese experto que, de paso, defiende la conclusión a la que quería yo llegar. No se trata solo de conexión entre una madre y su hijo, ¿por qué no se habla de conexión entre ambos padres y su hijo?. Porque tradicionalmente nosotras las mujeres tendemos a ocuparnos de todo, para muchos hombres el hecho de que su mujer le de el pecho a su hijo es toda una liberación de tareas, por poner un ejemplo. Muchos hombres dicen que no se despiertan con el llanto del niño durante la noche pero es que nosotras somos las primeras que los apoyamos frente a nuestras amigas; "Es que yo voy siempre porque él ni se entera de que el niño está llorando...". Lo único que conseguimos con esta actitud es alejarlos no solo de las tareas sino también de la unión entre ambos padres y su hijo, que es lo que realmente importa.
Señoras, ¡hay que activar los mecanismos neuronales de nuestros maridos!