"Requiem" es el tercer y último libro de la Trilogía Delirium de Lauren Oliver.
Si en "Pandemonium" era nuestra protagonista quien narraba en primera persona aunque desde momentos distintos, en "Requiem" encontramos dos puntos de vista. El de Lena, la protagonista principal y el de su amiga Hana. Una bifurcación muy importante porque son dos puntos de vista muy dispares, el de los incurados fuera de la frontera y el de los curados dentro de ella. Dos caminos bien distintos pero que en algún punto se acaban uniendo.
El estilo de la autora, que sigue siendo demasiado
descriptiva, independientemente de cuál de las protagonistas esté narrando su
historia, junto con la lucha constante y la sensación aplastante de que dicha
lucha no parece acabar nunca sin conseguir ver una solución plausible, hacen que
incluso las esperanzas del lector decaigan. Lauren Oliver consigue plasmar esa
sensación de claustrofobia, esa profundidad oscura de una guerra que no parece
tener fin. La ardua lucha en lo que parece ser un largo túnel oscuro sin fin y
la traición son dos de los aspectos que reinan en este libro.
Tenemos que tener presente que esta trilogía se basa
fundamentalmente en la búsqueda de la libertad, de la libertad para amar y
sobretodo para vivir. Es por ello que el final (no se preocupen no lo voy a
contar aquí) nos deja el regusto de ser algo incierto. Para aquellos a los que no les guste les animo a interpretarlo como
un canto a la libertad y a la lucha por conseguirla. Un final abierto como ha
de ser la vida, cada día es una página en blanco.
Estamos tan acostumbrados a los finales cerrados y muchas
veces inamovibles que quizás perdemos un poco la noción de la realidad, al
menos de la realidad que reina en estos días. Por eso me ha resultado un final
incierto, como la vida, y muy simbólico... y ¿qué es la vida sino la falta de certeza?...
