Hoy quisiera rendir un pequeño homenaje a todas las abuelas, especialmente a las mas mayorcitas, a las de antes, a las de siempre.
Hace unos días tuve la ocasión de presenciar una escena que suelo recordar con frecuencia. La escena que ha hecho que hoy quiera rendirle a ellas este homenaje.
Un día cualquiera, entre semana y a última hora de la tarde hice una parada rápida por la frutería. Allí estaba una de esas abuelitas a las que me refiero. Rebuscaba entre los cestos, palpaba la fruta y la verdura y hacía gestos de disconformidad hasta que al final, acabada su inspección, se decidió a preguntar a la dependienta:
- Niña, ¿no tienes unos plátanos mas bonitos?
A lo que la dependienta responde: - No señora, a esta hora ya solo queda lo que nadie ha querido durante el día. -Por cierto que a esta dependienta le haría yo un cursillo acelerado de técnicas de venta...
- Pues qué feos están los plátanos. ¿No tendrás alguno dentro guardado que esté mas bonito?. Es que es para mi nieta, para que se lo lleve mañana al colegio y no la voy a mandar con estos plátanos tan feos que no apetece ni mirarlos. Yo los quiero amarillitos y bonitos.
¿No es deliciosa esa abuela?. Cuánto significado encierra su búsqueda del plátano bonito y perfecto. ¿Y qué me dicen de los niveles de detalle a los que llegan y a lo que está dispuesta a hacer para obtener esos tan codiciados plátanos?. Algo en lo que probablemente su nieta no reparará, o tal vez piense que preferiría un sandwich en vez de un plátano.
Pero quizás, y solo quizás, su nieta esté aprendiendo ese "modo de hacer" de su abuela y el día en que ella también lo sea, la encontrará mi hijo en otra frutería, un día cualquiera, rebuscando de entre los cestos de la fruta y la verdura, la mejor pieza.
Y tú, ¿has tenido la suerte de conocer a una de estas abuelitas?