Yo solo se que mi hijo es muy de mamá, que a sus dos añitos a veces me pide que vaya atrás sentada en el coche con él y que le de la mano. También se que cuando hay música siempre me saca a bailar, da igual la canción, aunque le gustan especialmente las lentas porque bailamos pegaditos, mejilla con mejilla. Damos mil vueltas y reímos y reímos.
Otras veces, sin previo aviso, me coge de las orejas o del cuello, me abraza fuerte y me llena de besos. O me observa con esa mirada única. Única porque es solo suya y única porque es solo para mi. Una mirada intensa, de amor, admiración y llena de todo su querer concentrado.
Prefiere compartir un helado con dos cucharitas, o tres, y se desvive por ayudar en las labores del hogar. Jamás permite que salga muy cargada del supermercado y se presta voluntario para aliviar mi peso.
Nos gusta leer libros juntos y comentarlos y, por las noches, justo antes de dormir, le gusta contarme lo que mas le impresionó del día.
Qué orgullo ser su TODO y qué privilegio. Y qué feliz se le ve desde que nació porque desde entonces descubrió que es correspondido. Mi niño de mamá...
Nos gusta leer libros juntos y comentarlos y, por las noches, justo antes de dormir, le gusta contarme lo que mas le impresionó del día.
Qué orgullo ser su TODO y qué privilegio. Y qué feliz se le ve desde que nació porque desde entonces descubrió que es correspondido. Mi niño de mamá...
En palabras de Carlos González;
"...Un bebé no te quiere con el cariño profundo y pausado de un marido de 5 años. Un bebé te quiere con un cariño de novio, un bebé no te quiere soltar ni un segundo porque te ama con locura. Dentro de 5 años también te querrá con cariño de 5 años, en ese momento los niños sí que jugarán mucho rato solos, y dentro de 10 años estará contentísimo de irse de colonias y dentro de 15 años te pedirá 10 euros para irse con los amigos a comprarse una pizza, pero ahora no. Ahora está enamoradísimo."