Llegó el mes de agosto y se acrecienta esa percepción post-apocalíptica, las calles están mas vacías y el tiempo pasa mas rápido para unos y mas lento para otros. Algunos quisieran que el tiempo se detuviera y otros que pasara veloz. ¿Hay alguien ahí?. Pincha en la imagen para leer mi entrada de hoy en "De Tú A Tú".
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lunes, 6 de agosto de 2012
Colaboraciones: ¿Hay Alguien Ahí?
Llegó el mes de agosto y se acrecienta esa percepción post-apocalíptica, las calles están mas vacías y el tiempo pasa mas rápido para unos y mas lento para otros. Algunos quisieran que el tiempo se detuviera y otros que pasara veloz. ¿Hay alguien ahí?. Pincha en la imagen para leer mi entrada de hoy en "De Tú A Tú".
viernes, 2 de marzo de 2012
Huele A Despedida
Aún sin mirar los días que quedan en el calendario hasta nuestra partida, ya empezamos a sentir el sabor amargo de la despedida. De repente, un día, te despiertas con una angustia inexplicable, los silencios se hacen notar y son mas prolongados, los abrazos son mas largos y los besos mas profundos. Huele a despedida.
Comienzas a pensar en las maletas, en las últimas compras, las últimas visitas, las últimas despedidas. Y es que, huele a despedida.
Cuando además has estado viviendo con tus anfitriones y cuentas con la incomparable presencia de un niño, todas las vivencias se agudizan. Se establece una rutina con el día a día y el niño está presente cada minuto, cada segundo. Girando todo en función de él de tal manera, que tras la marcha la ausencia se siente como un gran vacío. Y es el temor de ese vacío lo que nos preocupa.
Por fortuna, el tiempo no juega a nuestro favor, son tantas las cosas por hacer, tantos los últimos preparativos y las despedidas que el tiempo pasa furtivo y veloz, dejándonos poco espacio para la reflexión y la tristeza. Nos queda la promesa y la esperanza de vernos pronto.
Cuando además has estado viviendo con tus anfitriones y cuentas con la incomparable presencia de un niño, todas las vivencias se agudizan. Se establece una rutina con el día a día y el niño está presente cada minuto, cada segundo. Girando todo en función de él de tal manera, que tras la marcha la ausencia se siente como un gran vacío. Y es el temor de ese vacío lo que nos preocupa.
Por fortuna, el tiempo no juega a nuestro favor, son tantas las cosas por hacer, tantos los últimos preparativos y las despedidas que el tiempo pasa furtivo y veloz, dejándonos poco espacio para la reflexión y la tristeza. Nos queda la promesa y la esperanza de vernos pronto.
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