jueves, 24 de noviembre de 2011

Llámenme Egoísta


Llámenme egoísta por haber querido (y podido) ser yo el recipiente donde se gestó mi hijo. Con qué ilusión viví mi embarazo, qué dichosa fui, y aún no tenía ni la menor idea de que esa iba ser sólo una pequeñísima parte de lo que me esperaba.

Llámenme egoísta por haber sido yo y solo yo la que disfrutara de los momentos más íntimos mientras lo amamantaba, esos preciosos, irrepetibles e inolvidables momentos.

Llámenme egoísta por estar encantada de que la primera palabra que dijera mi hijo fuese "mamá". Mamá, mamá...

Llámenme egoísta por tener la oportunidad de verlo despertar cada mañana y presenciar el sol de su sonrisa.

Llámenme egoísta por querer ser yo quien lo bese y lo tape cada noche antes de irme a dormir.

Llámenme egoísta por querer compartir cada progreso que él hace y por querer pregonar a los cuatro vientos el amor que él inspira en todos los que le rodean.

Llámenme egoísta porque hace tan sólo tres días mi hijo me miró con dulzura, se abrazó a mi cuello y me llenó de besos. Sus primeros besos, besos conscientes, fueron para mí.

Llámenme egoísta, llámenme egoísta...

El "Juguete" Estrella


¿Quieren saber cual ha sido el mejor "juguete" para mi hijo, con diferencia  y desde hace meses?. Éste;


Sí, la cesta de las trabas para tender la ropa es El "Juguete" Estrella...

En su momento pensé que sería algo temporal pero ya tiene 15 meses y si pilla la cesta deja lo que tenga entre manos para entregarse a la aventura de revolver, tirar y esparcir todas las trabas. En medio de tanta explosión de colores, de repente, decide compartir la emoción y viene a buscarme para que nos sentemos juntos a disfrutar del carnaval. Quizás sea porque no siempre la tenga a su alcance pero el caso es que no ha pasado de moda. Y no es porque no tenga juguetes, tiene un baúl lleno hasta los topes.

He estado pensando en esto ahora que tenemos encima las navidades y los comerciantes no paran de anunciar tanto juguete, carísimos muchos por cierto. Cada vez que los anuncian por la tele mi hijo se queda observando como si no hubiera nada ni nadie mas en el mundo, sobretodo si lo que venden es un camión. Sinceramente, ilusa de mí, pensé que aún me quedaba mas tiempo, creí que esa fascinación llegaría mas tarde, pero estaba equivocada, ya ha empezado y se irá intensificando.

Ni que decir tiene que nos pilló desprevenidos el día en que fuimos al supermercado y pasamos por la sección de juguetes. ¡No había manera de sacarlo de allí!. A pesar de todo, este año iremos escapando porque le atraen igualmente otras cosas. Ahora que todo se empieza a llenar de luces, decoraciones y de árboles de Navidad el niño no da abasto con todo lo que quiere ver. ¡Le faltan ojos!. Aprovecharemos también para enseñarle el valor de esas pequeñas cosas que ahora le parecen grandes y que luego tendemos a infravalorar y, de paso, nos servirá como ejercicio propio.

Echando la vista atrás, hasta mi infancia, y tratando de recordar juguetes a los que tuve mucho aprecio, la verdad es que fueron unos pocos y los recuerdo perfectamente de entre tantos que tuve. Pero cuando trato de recordar momentos realmente divertidos y que quedaron grabados en mi memoria con especial cariño, recuerdo los días en que mis hermanas y yo nos metíamos en una caja de cartón y jugábamos durante horas o los días en que nos bañábamos en la azotea con la manguera y mojábamos todo. Momentos compartidos con personas, donde lo importante es la compañía y la calidez humana.

Hoy, recordando aquellos días vuelvo a ser la niña que un día fui y me entrego yo también a la aventura de tirar las trabas de tender la ropa con el pequeñín, porque esos son los momentos que perduran, los imborrables.

miércoles, 23 de noviembre de 2011

Mamá y Abuela

Nunca pensé, que mi madre iba a ser la abuela que es hoy en día. Abuela incondicional, cariñosa, generosa y todas las osas que se nos puedan imaginar en este sentido. ¿Pero donde estaba esa mujer escondida cuando "sólo" era madre?. Y no quiero decir que antes no fuera cariñosa ni nada de eso sino que era sumamente exigente y siempre ejerciendo correctivos sobre sus hijas. Claro, pensando yo, ahora ha dejado de lado los correctivos, de esa función ¡que se ocupe la madre!. Ella está para mimar, consentir y adorar a su nieto.

Miren ustedes por donde, cómo es la vida, que Dios le trajo como nieto el varón que nunca tuvo y que siempre deseó, pues nosotras somos tres hermanas. Y ya que nombro a Dios aprovecho para decir que él supo cómo hacer las cosas al no darle un hijo varón a mi madre porque si en vez de ser mi madre fuese mi suegra hace mucho tiempo que hubiese habido un cisma familiar. Porque una madre es una madre, con ella discutes, muchas veces sin medir las palabras, te enfadas, ríes, lloras, gritas y seguirá siendo tu madre pero con tu suegra no es lo mismo. Y eso que yo con mi suegra estoy encantada, es la mejor de las suegras, respeta nuestras decisiones y nos quiere mucho pero nos falta ese lazo que tienen una madre y una hija, ese lazo irrompible. Ella es un buen ejemplo a seguir, sobretodo teniendo en cuenta que algún día llegaré a ser suegra también.

Estando así las cosas, lo vamos llevando. Ambas, mi madre y yo, somos conscientes de las funciones de la otra y aunque nunca se lo admitiré estoy encantada con que ella cumpla tan bien con las suyas. Aunque tenga que regañarla por no hacerme ni caso cuando le doy instrucciones, aunque a escondidas le de al peque otras comidas y a deshora porque crea que el niño "está muy flaco", aunque no lo despierte porque le da penita a pesar de que el peque se ha dormido antes del almuerzo y luego nos dará la lata toda la tarde, aunque lo lleve a misa siempre que puede en vez de llevarlo al parque como habíamos quedado y de paso aproveche para mostrarle orgullosa su nieto a todas sus amigas, aunque se niegue a darle de comer en la trona sino sentadito en sus piernas para hablar con él y sentirlo mas cerquita. Aunque haya desocupado el cajón de la cómoda de una de mis hermanas para poner sólo las cosas de su nieto de tal manera que no le falte nada y que tenga "su propio espacio", aunque le haya enseñado a apagar cualquier luz eléctrica soplando como si fuera una vela y aunque, si por ella fuera, el niño no caminaría pues estaría mejor en sus brazos. 

Soy feliz por ella, ella que es Mamá Y Abuela, porque desde que nació su nieto su cara se ilumina con un brillo especial. Porque aunque estemos en desacuerdo en un montón de cosas, a ella sólo la mueve el puro amor que siente hacia él y porque, su nieto, mi hijo, la adora con locura y su carita se ilumina también cuando la ve o tan solo con nombrarla.


Y estoy feliz por mi, por tener la suerte de contemplar tanto amor entre una abuela y su nieto.

martes, 22 de noviembre de 2011

De Malos Humores Hablo...


Hay mañanas en las que por muy perdida que vayas en tus pensamientos es inevitable reparar en el humor de los demás en cuanto sales por la puerta de tu casa. Y digo inevitable porque ese humor no se lo guardan para sí sino que lo reparten a raudales entre todo aquel que les rodea. Hablo del mal humor, el bueno ya lo llevo yo cuando salgo de casa y de mi depende luego mantenerlo y no dejarme llevar por la negatividad de otros. 

Por desgracia, no se puede estar pletórico las 24 horas del día pero sí que se puede tratar de no descargar nuestra negatividad sobre los demás. Si es que al final no la descargas, sino que contagias a otros y luego te viene multiplicada de vuelta (y esto vale para el buen humor también, claro está). De igual manera, no todos los días tiene una la misma fortaleza como para poder esquivar el golpe y terminas cayendo sin darte cuenta en la telaraña de los malos humores. Menos mal que ver a mi peque siempre me saca de ese aturdimiento...

Ojalá todos los días fueran, para nosotros los adultos, iguales a como reciben a mi peque en la guardería. Siempre con una sonrisa y una calurosa acogida. O como cuando vas a un parque de atracciones infantil. ¿Alguien ha ido a Disney World?. ¡Dios mío! qué es lo que hay que hacer para que todos a tu alrededor estén felices y dichosos? ¿pagar?. 

Oigan, que tampoco pretendo que haya un festival permanente a mi alrededor pero cada uno sus frustraciones que se las lime en privado y así hacemos la vida mas llevadera a los demás... De Malos Humores Hablo...¡He dicho!

Y todo esto por unos taxistas con los que me topé esta mañana, mientras llevaba al peque a la guardería, que debieron levantarse hoy con el pie izquierdo. 


domingo, 20 de noviembre de 2011

Mamá Trabajadora


Hoy me toca hacer una llamada de atención principalmente a nosotras mismas, las mujeres, y muy especialmente a las que son mamás. Últimamente he estado en varias reuniones entre amigos y conocidos y como suele pasar, terminamos las mamis hablando de nuestros peques y lo que nos preocupa por un lado, y los demás, por otro.

El caso es que me he topado con una situación algo incómoda, bastante, mas bien. En una conversación algunas mamis comentan lo duro que es para ellas el tener que ir a trabajar y dejar a los peques en casa con papá, o en la guardería, o en casa de la abuela, en fin... Sentimiento que por supuesto comparto, es muy duro perderse esos pequeños avances diarios de nuestros pequeñines y son muchas las voces femeninas las que se agitan, gritan y reivindican una conciliación familiar y laboral justa. Entonces, por qué en la misma conversación, cuando se trata el tema de alguna madre que ha decidido quedarse en casa cuidando de su hijo, nosotras mismas la condenamos y se escuchan comentarios del tipo: "Fulanita es una vaga que no quiere trabajar". 

Al margen de si fulanita es vaga o no, concepto bastante subjetivo por cierto, según para quien, y de las razones que tenga fulanita para haber tomado dicha decisión. No me puedo creer que aún hoy, nosotras, insinuemos que quedarse en casa a cargo del hogar y de los hijos sea sinónimo de ser vaga y de no hacer nada. Si precisamente se está hablando ya en muchos círculos de si las amas de casa deberían cobrar un sueldo o no, por ejemplo. ¿Por qué esa doble moral?. ¿No es una de las cosas por las que supuestamente todas estamos luchando?. 

Si, hablamos de conciliación laboral y familiar, pero, ¿la elección de qué porcentaje le dedicamos a cada uno también debería ser nuestra no?. Obviamente, si con un solo sueldo no llegas pues tu elección estará condicionada a eso. Pero no me refiero a ese caso, quiero decir que, en condiciones de disponibilidad de elección, nos gustaría ser libres de poder elegir ese porcentaje que queremos dedicar no?. Después de todo me he encontrado con ambos casos, los de las madres que cuando se les acaba la baja maternal desearían no tener que ir a trabajar y dedicarse a sus hijos a tiempo completo y los de las madres que, finalizada dicha baja, están deseando ir al trabajo para desconectar y retomar su vida laboral. Y entre medias de estas dos posiciones he encontrado también todo un abanico de posibles elecciones (trabajo en casa, menos horas de trabajo y mas en casa, etc..). Y ninguna es mejor o peor madre por eso, yo creo mas bien que tiene mas que ver con el sentimiento materno y otros puntos aplicables a cada caso individualmente.

Por último, nadie está diciendo que fulanita quiera estar sin trabajar toda la vida, sino el tiempo que ella considere oportuno hasta que su hijo tenga una mayor independencia. Son muchos los artículos que hablan sobre algunos países del norte, como Dinamarca o Suecia, donde las bajas maternales son de 50 y 96 semanas respectivamente, por ejemplo. ¿Cuantas no hemos deseado alguna vez tener esas ventajas?. Es mas, ¿cuántas no desearían poder quedarse en casa cuidando a sus hijos aún sin recibir contraprestación alguna?. Entonces ¿por qué criticamos a las que han tomado esa opción y que sí se lo pueden permitir o no pero no les queda otra?. 

Por favor, eliminemos esos prejuicios tan arraigados de nuestras mentes, reflexionemos sobre nuestras incongruencias y definamos lo que realmente queremos porque si no nunca avanzaremos en nuestros propósitos.