martes, 29 de noviembre de 2011

Principio Y Fin De La Primera Pataleta


Por lo que se, mi peque debe estar ya rondando la edad en la que los niños empiezan con sus rabietas. Normalmente no va mas allá de un llanto rápido y se calma cuando se le desvía la atención a otra cosa o cuando simplemente se da cuenta de que no va a conseguir nada con esa actitud, que suele ser pronto, dicho sea de paso. Creo que en este último caso utiliza su medidor de cuán en serio pueden estar hablando papá y mamá, y suele ser exacto, aunque a veces intente tensar un poco las cuerdas para ver qué sucede.

Pues bien, hace unos días nos encontrábamos mi peque y yo en el lugar de los hechos, es decir, en la cocina. Yo no recuerdo qué estaba haciendo, sólo se que estaba ocupada con algo que no podía dejar y ahí estaba el peque queriendo llevarme a otro sitio para jugar o para que le alcanzara algo. El caso es que, concentrada en lo que estaba haciendo, le trataba de explicar que tuviera un poquito de paciencia que enseguida iba. Y hete aquí que el peque berrea un poco, hasta ahora nada nuevo, pero luego se decide a dar un paso más en su carrera infantil y veo que se tira de rodillas y comienza a agitar los brazos. Yo, en mi asombro y saliendo de la concentración en que estaba lo miré perpleja (reconozco que me pilló totalmente desprevenida) y le dije:" ¡¿Pero qué estás haciendo ahí tirado?! ¿Qué haces? ¿De dónde ha salido eso?". Nunca olvidaré el silencio que vino después.

De verdad, si los niños pueden sentir vergüenza propia les digo que él la sintió, porque durante ese silencio le cambió el semblante y me miró durante unos segundos, que por cierto a mí me parecieron eternos. En esos momentos, alguien estaba tomando una decisión seria, y no era yo. Acto seguido, se levantó con toda la dignidad que pudo reunir y se marchó con su cabeza bien alta a la sala como si no hubiera pasado nada. Yo lo seguí estupefacta con la mirada mientras él retomaba sus juguetes y se ponía a jugar con ellos.

Desde entonces, les puedo asegurar que no ha vuelto a tirarse al suelo para reclamar algo. Quizás vuelva a intentarlo mas adelante pero por ahora el mar está en calma. Crucemos los dedos...
Conclusión: "Principio Y Fin De La Primera Pataleta".

La Importancia De Una Tribu



Me he dado cuenta de que un tema muy recurrente en mis entradas es el de la felicidad. Lo cual me llena de satisfacción porque es un reflejo de mi estado actual, es decir, feliz. Sinceramente, hubiese sido una total y absoluta llamada de atención si al hacer una lectura rápida de mis últimos posts descubro que reina la tristeza, la queja o cualquier otro signo negativo en ellos.  

Pues bien, siguiendo con mi tema favorito, y sin ánimos de aburrir, todo lo contrario, compartir y fomentar felicidad es mi intención, me he encontrado con este vídeo elaborado con reflexiones de  madres blogueras, entre otros, desde "Fans de la Maternidad":




Después de ver el vídeo me he puesto a pensar en cuándo es realmente feliz mi peque, y la verdad, la respuesta no la tuve que pensar mucho. Mi peque es feliz cuando está con papá y mamá. No hay juguete que reemplace eso. Y con esos pilares, si además añadimos a los abuelos, los tíos, los amigos, etc., entonces ya la felicidad adquiere niveles imposibles de numerar. 

Cuánta razón tiene ese proverbio africano que da entrada al vídeo: "Para criar a un niño hace falta la tribu entera". En nuestro caso es así, cada miembro de la familia le aporta algo, un pedacito distinto de felicidad digamos, pero felicidad al fin y al cabo, y eso forma parte de su crianza y su educación. Lo completa.

Personalmente, he tenido la suerte de pertenecer a una "tribu" que me ha "completado" (y me sigue completando porque éste proceso nunca acaba), al menos así lo considero yo. Entre otras muchas cosas, me han brindado la oportunidad de viajar y poder constatar de primerísima mano que el ser humano es feliz con lo poco que pueda tener. He visto niños jugando, felices, en parajes áridos e inhóspitos donde las dificultades son muchas y yo misma me he asombrado de la simplicidad del asunto. De lo poco que se necesita para tener pedacitos de felicidad que te completen; amigos, padres, familia, amor... Esta es La Importancia De Una Tribu.

Somos nosotros los que llegamos a esos países y nos preguntamos cómo pueden ser felices sin ésta o aquélla cosa material. Y es que ¿cómo se va a extrañar lo que no se ha tenido?, muchos no tienen ni un atisbo de lo que puedan estar "perdiéndose" y no son menos felices por ello. 

Al margen de la enorme cantidad de carencias que puedan tener estos países, cada núcleo, cada "tribu", mantiene su esencia, se adapta, se completa y es feliz. Por otro lado, el concepto de felicidad y de "estar completo" tiene tantas variantes como personas somos. No todos valoramos lo mismo de la misma manera y cosas que a unos le producen felicidad a otros no, pero creo seriamente en que el apoyo en unos pilares básicos (tribu) son fundamentales para alcanzar la felicidad.


Un Secreto



¿Les cuento algo tierno, íntimo y muy nuestro?. Guárdenme el secreto. Aquí va:

Todas las mañanas, papi sale antes porque tiene que ir a trabajar y el peque y yo nos quedamos acurrucados haciendo tiempo hasta nuestra hora de prepararnos. Cuando a papi ya le queda poco para salir, el peque, quien yo creo que ya tiene controlados los tiempos, se quita la chupa y dice: "Papaaaaaaaaaá". Y acto seguido nos ponemos en posición de ser besuqueados al sentir venir los pasos emocionados de papi por la llamada. Papá nos llena de besos a los dos, miles y miles de besos y luego nosotros a él, bueno, más yo porque al peque le gusta mas que se los den. Cuando conseguimos despegarnos el peque despide con la manita a papi: "aiós".

Estos momentos están sucediendo en estos días, ahora, y soy muy consciente de ellos y se que los recordaremos por siempre. Serán de esos recuerdos entrañables e inolvidables y por eso quería compartirlos. Pero ssshhhhhhhhhhh.... no se lo digan a nadie... es Un Secreto... ;)


lunes, 28 de noviembre de 2011

Mi Blog Tiene Duende



Quiero agradecer  a Silvia del blog "Ser Madre: ¡Toda una aventura!" por otorgarme éste mi primer premio; "Mi blog Tiene Duende". Me encanta, Silvia, ¡muchas gracias!. Ha sido todo un detalle...
Para recogerlo, debo decir la palabra que más me gusta y pasar el testigo a otros 5 blogs. No se si es porque es el primer premio bloguero que recibo, pero lo cierto es que me he tomado lo de la elección de la palabra muy en serio. He estado dándole vueltas y no me ha resultado nada fácil. En fin, que al final, después de tanto darle vueltas he elegido una palabra y es: . , cercano y sin distancias. Porque con dos letras englobamos un mundo y porque me gusta estar cerca de ese mundo, que eres .
Bueno, ahora paso a otorgar el testigo a otros cinco blogs, y que conste que cinco fueron pocos pues se me quedan muchos atrás. Premio "Mi Blog Tiene Duende" para... 

 
¡¡Me muero por saber cuales son sus palabras favoritas!!. Besos



La Diplomacia Y Otros Miedos


¿Dónde está el límite entre la diplomacia y lo que realmente quieres o te apetece hacer?. Realmente llevo unos días haciéndome esa pregunta. Cierto es, que la maternidad me ha dado el don de ser mas tajante, eso sí, con diplomacia. Ahora tengo mas definido lo que quiero y lo que no. Pero ahí está la diplomacia, siempre La Diplomacia Y Otros Miedos...

Y se me ha ocurrido pensar también que nuestra expresión de la diplomacia (al menos la mía), no es mas que un deseo de lo que queremos para nosotros de vuelta. Es decir, yo te apoyo, te incluyo, te respeto, soy correcta, amable, etc., porque quiero que así seas conmigo también. Porque se trata de vivir y dejar vivir en armonía. Pero, ¿qué ocurre cuando los resultados no son los esperados? ¿cuando no hay un entendimiento? ¿o cuando te encuentras con personas que sólo quieren recibir y recibir y recibir?. 

Últimamente repartir diplomacia a diestro y siniestro se me está haciendo tan cuesta arriba. Hasta ahora no me había planteado los beneficios o no que ésto me pudiera reportar pero cuando tu yo interior reclama mas protagonismo y a su vez, no quieres desatender a los tuyos, se hace evidente una reestructuración de prioridades.

La maternidad también me está pidiendo a gritos que reclame y proteja mi espacio. Mi espacio. Mi claro de luna a cualquier hora del día. Si antes era una parte importante de mi, ahora es sagrada. Ya no tenemos la misma cantidad de tiempo de la que disponíamos antes y se nos hace patente el hecho de que hay que minimizar todo aquello que nos hace perderlo y nos desvía de lo que realmente queremos. Con salvedades claro, hay ciertas obligaciones que no querríamos pero son necesarias. Yo me refiero a las que no solo no nos aportan nada sino que nos restan tiempo, salud, humor, vida...

Pues he decidido dar prioridad a mi espacio, a mi salud mental, a mi  y a los míos. Terminar de erradicar esas "distorsiones" de mi alrededor. Ejercer la libertad de decir NO cuando eso es realmente lo que quiero decir. A pequeña escala claro está, pues la que es diplomática lo es hasta el final. ;)