viernes, 3 de febrero de 2012

Gracias Mamá


Siempre he sido de la opinión de que si en casa eres de buen comer, muy probablemente tus hijos también lo serán, salvo excepciones claro, que de esas seguro que también las hay. Pero por lo general suele cumplirse. 

En casa somos de buen comer y no ha habido excepción, el peque es "de buena boca", como se suele decir. Desde chiquitín nos veía comer a papi y a mi desde su hamaca y con su boquita ya hacía el gesto de masticar, con lo que la primera vez que le dimos algo con cuchara el hombre ya era todo un experto. Y qué mayor se sentía, se le notaba en su mirada ansiosa y orgullosa. Este pequeñín, siempre queriendo aprender las cosas tan deprisa...

Como he dicho, somos personas que disfrutamos con la comida, tanto papá como yo y como el resto de ambas familias. En fin, que para nosotros la comida es un placer

El caso es que nunca he sido tan consciente del modo en que lo vivimos como ahora que tenemos al peque observándonos constantemente. Muchas cosas las aprende sin nosotros darnos cuenta siquiera de que nos está observando. Al parecer ha heredado ese sano placer que es el gusto por la comida. Y no es que coma mucho, ojo, en cuanto a eso yo diría que está en la media. Bueno, según el percentil de peso está incluso algo por debajo de la media.

Se preguntarán entonces cómo lo se. Cómo se que realmente disfruta con la comida. Lo se porque cuando está comiendo y veo que está acabando su plato, sin previo aviso se lo vuelvo a llenar y él me mira con ojos de absoluta gratitud y me dice con una espléndida sonrisa: "acias mamá" (Gracias Mamá).

¡Ay, la gratitud!, ¿eso también lo aprendió de nosotros?. Nos da las gracias por todo pero en el tema de la comida es cuando únicamente dice: "Gracias Mamá". En su menos que extenso vocabulario supongo que eso debe ser lo mas de lo mas a juzgar por su expresión. Se me ocurren otros momentos en los que disfruta muchísimo como cuando nos acostamos juntitos para dormir o cuando está en su bañera de lo mas feliz y en esos momentos te da un gracias sentido, no verbalizado. Sentido porque me abraza y me besa y porque los agradecimientos pueden ser de muchas y diversas formas y además no son comparables.

Le he estado dando vueltas a este asunto y me ha entrado mucha curiosidad, ¿serán así los demás niños?. ¿En qué momentos tu hijo te dice: "Gracias Mamá" con total gratitud?

jueves, 2 de febrero de 2012

Hoy

"La Despeinada" de Leonardo Da Vinci
Hoy ha sido la segunda vez desde que nació el peque, que salgo a la calle sin peinarme. Me he dado cuenta en el espejo del ascensor cuando bajábamos y he pensado con espanto ¡por qué no puedo ser de esas personas que, incluso recién levantados de la cama, aparecen con un pelo impecable!. Si tienes un pelo rebelde, como es mi caso, esta clase de lujos son imperdonables. De hecho, muchas veces me peino y hasta parece que no lo he hecho pero yo salgo bien digna, con mi cabeza en alto y la conciencia de haber hecho lo que estaba en mis manos.

Pero hoy no ha sido así, todavía estoy mala y noto que mi cerebro no funciona a pleno rendimiento, y ese dolor de cabeza casi constante me lo impide por mas que lo intente. Por si fuera poco, tengo la sensación de que el peque, justamente hoy, ha crecido. Sí, ya se que el crecimiento es evolutivo pero juraría que ha sido hoy cuando de repente alcanza a todo. No tiene mas que levantar una manita y consigue coger todo lo que hay sobre la mesa. Ha sido esta mañana cuando me ha traído todas y cada una de sus cremas que estaban en los estantes de su cambiador. Por tanto, hoy ha crecido. Hoy.

Tan atareada me ha tenido controlando lo que se lleva a las manos mientras además me vestía y terminaba de preparar sus cosas para la guardería que, como suele suceder, me olvidé de mi misma. No pasa nada, en cuanto me reponga volveré a ser la misma, la misma mujer que puede hacer un montón de cosas a la vez sin olvidarse de ninguna, la misma que siempre tiene la sensación de que hace todo y no hace nada porque siempre quedan muchas otras cosas por hacer. Solo necesito un descanso, solo un ratito... y volveré a ser la misma...



martes, 31 de enero de 2012

¡Mamá, Descansa!



En cuanto me desperté ayer por la mañana, lo supe. Notaba todo mi cuerpo pesado, me sentía agotada y mi garganta me dolía horrores. Todavía no me había levantado y mi cabeza estaba abotargada, y no precisamente por el sueño reparador. Me estaba enfermando o mas bien, ya lo estaba.

En medio de todo eso no dejaba de pensar que no podía permitirme enfermarme. Tengo un montón de cosas que hacer y el peque está incluido en todas ellas. En todas. Y además, nunca se me ha dado bien delegar, así que comprenderán mi preocupación.
Y es que adoramos a nuestros pequeñines pero a veces acabamos exhaustas. Y no me cansaré nunca de decir que especialmente cuando estamos enfermas o cansadas nuestra paciencia suele tener límites muy cercanos. 

Ayer, la abuela, se llevó al peque para que yo pudiera recuperarme y cuando papá llegó a casa se encargó de todo lo demás. Todas mis preocupaciones pasaron a un segundo plano, y mi cuerpo tuvo ese descanso necesario para poder reponerme. Mi mente no descansa tan fácilmente, pues esa vuela incluso mientras duermo. El caso es que la "facilidad" con la que ayer se arregló todo me ha dado mucho en qué pensar.

He pensado en la suerte que tengo por tener a mi familia y poder confiarles a ellos mi vida, como ayer, y he pensado en que no todo el mundo tiene esa suerte. Ya sea por no tener a la familia cerca (o simplemente por no tener familia a la que recurrir) o porque no todas tenemos una pareja dispuesta a decirte, simplemente; ¡Mamá, Descansa!

Tras haber leído muchos de los comentarios de mi entrada "¡Papá, Despierta!" y por muchas conversaciones con otras mamás, se firmemente que hay muchas mujeres que no tienen esa opción. En mi caso, a pesar de que papá sea un "dormilón" al que le cueste a veces regresar del mundo de los sueños, lo cierto es que también tengo que agradecerle que mi hijo haya heredado esa genética. Hasta el punto de que muchas veces visto al peque por las mañanas, de arriba abajo, completito, pañal incluido, y él ni se entera.


Pero, volviendo al tema, ¿a qué mujer o madre no le gustaría que su marido le dijera: "Tú descansa que ya me encargo yo de todo", por pura iniciativa propia?. Cuando no descansas tu cuerpo se va saturando hasta que un día, irremediablemente, caes. Y por supuesto que las cosas tendrán que hacerse y que tampoco somos imprescindibles pero sinceramente ¿hace falta llegar a esos límites?. A veces podemos acudir al recurso de desistir pero en ese caso simplemente estamos aplazando las obligaciones para después. 

¿Cual es tu caso? ¿Cuántas veces te han dicho: "Descansa, que ya me encargo yo de todo"?

lunes, 30 de enero de 2012

Diferencia Entre Mamitis Y Necesidad


A veces parecemos olvidar que los niños comienzan su andadura en esta vida siendo totalmente dependientes de nosotros. Son tan indefensos. Desde que nacen somos nosotros los que los alimentamos, los vestimos, los aseamos. Podría seguir añadiendo un montón de cosas mas pero estoy segura de que todos saben ya a lo que me refiero. Nos necesitan enteramente. 

Luego, nos vamos dando cuenta de que crecen y evolucionan a una velocidad de vértigo. Con un año ya la mayoría camina, dicen su primera palabra y demuestran un gran entendimiento. 
¿Hasta qué edad consideramos que nuestros hijos son plenamente autosuficientes?. ¡Dios mío!, no dejo de pensar en que hay tantos adultos que no lo son...

Ver el mundo desde esa perspectiva, desde esa "estatura" (la que les da el corto tiempo que han vivido) y ante la inmensidad de lo que se les presenta debe ser tan asombroso, tan desconocido. Es lógico que unos seres que nacieron indefensos busquen dicho apoyo en sus padres o en aquellos que les han satisfecho todas sus necesidades. Incluso ahora, de adultos, buscamos una compañía que nos apoye en el camino. Con más razón lo hace un niño, ¿no les parece?.

Me sorprende que, sabiendo todo esto, la tendencia sea siempre la de reducir a simple capricho o mamitis todas las reclamaciones de nuestros hijos. Para empezar, la intuición y el conocimiento sobre tu hijo (y por ende, el de los demás niños) nos ayudan a establecer una clara diferencia.

No siempre que un niño llora y acude a su madre hablamos de mamitis. Para empezar, hay que preguntarse quién es el que le da de comer y atiende las necesidades del niño habitualmente. Si el niño tiene hambre es lógico que llore y quiera a su madre, por ejemplo, sobretodo si por lo general es ella la que le da el alimento y quien además, suele ser tan intuitiva y previsora como para saber lo que quiere el niño antes de que se lo pida. Los niños no saben de espera, si tienen hambre quieren comer, y ya. Por lo tanto, acudirán a quienes saben que satisfarán esa necesidad lo antes posible. No es mamitis, es simple satisfacción de necesidades.

Lo mismo ocurre con el sueño. Cuando el niño está cansado también acude a mamá porque ella sabrá lo que tiene y le proporcionará descanso. 

Luego están los casos que realmente sí consideramos mamitis, que no son mas (ni menos) que esos momentos de necesidad llevados a su máxima expresión. Las madres se ven continuamente custodiadas (y asediadas) por esos pequeñajos que las siguen a todas partes, ir al baño o salir de su círculo de visión (e incluso a veces de su tacto) está totalmente prohibido. Estos períodos son de crisis para el niño y para la madre por distintas razones. Al niño le faltan horas para estar pegado a su madre y a la madre le faltan las mismas horas para poder estar un rato a solas.

Las necesidades, especialmente las básicas, hay que satisfacerlas. Reducir eso a capricho es cuestionar lo incuestionable. Todos comemos, todos dormimos. Ellos, además, necesitan de nuestra ayuda para hacerlo y han de acudir a alguien que los provea. No es fácil, pues nadie tiene hambre siempre a la misma hora, y lo mismo ocurre con el sueño. Nuestra verdadera utilidad está en saber qué necesitan. Descartemos el capricho, no disfracemos nuestra propia incapacidad de intuición culpándolos a ellos por querer algo a "destiempo". Para mi esta es la gran Diferencia Entre Mamitis Y Necesidad.

Y ahora, ¿qué estás viviendo en casa con tus hijos Necesidad o Mamitis?