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lunes, 16 de julio de 2012

Abuelitas De Hoy Y Siempre


Hoy quisiera rendir un pequeño homenaje a todas las abuelas, especialmente a las mas mayorcitas, a las de antes, a las de siempre.

Hace unos días tuve la ocasión de presenciar una escena que suelo recordar con frecuencia. La escena que ha hecho que hoy quiera rendirle a ellas este homenaje.

Un día cualquiera, entre semana y a última hora de la tarde hice una parada rápida por la frutería. Allí estaba una de esas abuelitas a las que me refiero. Rebuscaba entre los cestos, palpaba la fruta y la verdura y hacía gestos de disconformidad hasta que al final, acabada su inspección, se decidió a preguntar a la dependienta:

- Niña, ¿no tienes unos plátanos mas bonitos?

A lo que la dependienta responde: - No señora, a esta hora ya solo queda lo que nadie ha querido durante el día. -Por cierto que a esta dependienta le haría yo un cursillo acelerado de técnicas de venta...

- Pues qué feos están los plátanos. ¿No tendrás alguno dentro guardado que esté mas bonito?. Es que es para mi nieta, para que se lo lleve mañana al colegio y no la voy a mandar con estos plátanos tan feos que no apetece ni mirarlos. Yo los quiero amarillitos y bonitos.

¿No es deliciosa esa abuela?. Cuánto significado encierra su búsqueda del plátano bonito y perfecto. ¿Y qué me dicen de los niveles de detalle a los que llegan y a lo que está dispuesta a hacer para obtener esos tan codiciados plátanos?. Algo en lo que probablemente su nieta no reparará, o tal vez piense que preferiría un sandwich en vez de un plátano. 

Pero quizás, y solo quizás, su nieta esté aprendiendo ese "modo de hacer" de su abuela y el día en que ella también lo sea, la encontrará mi hijo en otra frutería, un día cualquiera, rebuscando de entre los cestos de la fruta y la verdura, la mejor pieza.


Y tú, ¿has tenido la suerte de conocer a una de estas abuelitas?

jueves, 9 de febrero de 2012

Detalles



Me he dado cuenta de que desde que soy mamá me fijo más en determinados detalles cuando voy por la calle. Detalles en los que antes no reparaba. Detalles de otras mamás con sus hijos. No importa la edad que tengan, son detalles que van quedando en mi retina y que mi memoria guarda por alguna razón. 

El primero fue hace unos cuantos meses, yo iba por la calle y delante de mí iba un niño de unos 6 años de la mano de su madre. Me llamaron la atención porque de vez en cuando hacían saltos extraños y entonces me fijé mejor en lo que hacían. Cada varios pasos daban un salto, los dos. Pasito, pasito, pasito, Salto! Pasito, pasito, pasito, Salto!.

Y así todo el tiempo que los tuve delante. Yo acababa de tener a mi pequeñín y me sorprendió que la madre jugara al mismo juego sin ningún tipo de vergüenza, no miraba hacia los lados, y no parecía importarle lo que ocurría alrededor, lo que pensaran los demás. Los dos se reían, aumentaban pasos antes del salto, intentaban distraerse mutuamente para que el otro perdiera la cuenta y se volvían a reír si alguno contaba mal.

Fui testigo mudo de sus juegos. Sabía que el momento era especial pero es ahora cuando entiendo la verdadera esencia de esa complicidad. Donde no hay un mundo alrededor, solo tu hijo y tú.

El segundo detalle lo presencié también hace unos meses. Tampoco he podido olvidarlo y éste viene a mi memoria con bastante asiduidad. Ocurrió un día en que me vi desayunando sola en una cafetería, me estaba tomando un café mientras leía y al levantar la cabeza vi, en la mesa que estaba frente a mi, a una madre sentada con su hijo de unos 12 años. Me extrañó, pues el chico tenía puesto el uniforme del colegio y su mochila descansaba en el suelo junto a la mesa. Era alrededor de las 9 de la mañana y ellos parecían charlar como si no tuvieran ninguna prisa. Yo no escuchaba lo que hablaban, ni lo pretendía, pero se notaba una especial conexión, se contaban sus cosas, con confianza y en su intimidad. Mientras conversaban se cogían de la mano y jugueteaban con sus dedos, con cariño, con comprensión. El chico no miraba para los lados, ni se avergonzaba porque estuviese haciendo "manitas" con su madre en una cafetería (es que yo tenía entendido que a esa edad ya hace tiempo que se han vuelto muy pudorosos).

En ambas ocasiones ellos eran totalmente ajenos a mi presencia y a la de cualquier otro. Imagino que es esa complicidad, esa burbuja que formaban conteniendo todo esos ratos felices y de comprensión mutua que se consigue con puro amor a raudales, lo que me llamó tanto la atención. El deseo de que, algún día, cuando mi hijo tenga esa edad (y más) sigamos teniendo también ese nexo que nos une desde que nació.

domingo, 11 de diciembre de 2011

NY: Recuerdos Olvidados


Estos primeros días de viaje están resultando un tanto sorprendentes cuanto menos. Venia a recuperar vivencias y los recuerdos me golpean sin cesar. Es increíble como conseguimos recordar solo una mínima parte de todo aquello que alguna vez nos ha ocurrido. Recuerdos olvidados o enterrados en lo mas profundo y que consiguen aflorar bajo según que circunstancias.

Tendría que vivir mi vida de nuevo para poder recordarlo todo otra vez. Quizás por eso sean tan necesarios estos viajes, resultan tan refrescantes. De nuevo mis recuerdos se tiñen de brillantes colores, pues parecían estar en blanco y negro o difuminados, y adquieren mucho mas detalle y exactitud. La espectacularidad de algunos paisajes me ha impresionado, no solo por su majestuosidad sino también por la escasa capacidad de la mente humana para conservar los detalles que, con el tiempo, se van opacando.

¿A donde van todos esos recuerdos olvidados?. Cuantos recuerdos quedan perdidos eternamente sin poder recuperarlos simplemente porque ya no somos conscientes de ellos o no encontramos por el camino ese detonante que nos abre las puertas a un pasado que ya vivimos. Ahora mismo mi mente esta recreando esos momentos y creando otros nuevos. Me siento feliz por la oportunidad.