lunes, 28 de noviembre de 2011

Mi Blog Tiene Duende



Quiero agradecer  a Silvia del blog "Ser Madre: ¡Toda una aventura!" por otorgarme éste mi primer premio; "Mi blog Tiene Duende". Me encanta, Silvia, ¡muchas gracias!. Ha sido todo un detalle...
Para recogerlo, debo decir la palabra que más me gusta y pasar el testigo a otros 5 blogs. No se si es porque es el primer premio bloguero que recibo, pero lo cierto es que me he tomado lo de la elección de la palabra muy en serio. He estado dándole vueltas y no me ha resultado nada fácil. En fin, que al final, después de tanto darle vueltas he elegido una palabra y es: . , cercano y sin distancias. Porque con dos letras englobamos un mundo y porque me gusta estar cerca de ese mundo, que eres .
Bueno, ahora paso a otorgar el testigo a otros cinco blogs, y que conste que cinco fueron pocos pues se me quedan muchos atrás. Premio "Mi Blog Tiene Duende" para... 

 
¡¡Me muero por saber cuales son sus palabras favoritas!!. Besos



La Diplomacia Y Otros Miedos


¿Dónde está el límite entre la diplomacia y lo que realmente quieres o te apetece hacer?. Realmente llevo unos días haciéndome esa pregunta. Cierto es, que la maternidad me ha dado el don de ser mas tajante, eso sí, con diplomacia. Ahora tengo mas definido lo que quiero y lo que no. Pero ahí está la diplomacia, siempre La Diplomacia Y Otros Miedos...

Y se me ha ocurrido pensar también que nuestra expresión de la diplomacia (al menos la mía), no es mas que un deseo de lo que queremos para nosotros de vuelta. Es decir, yo te apoyo, te incluyo, te respeto, soy correcta, amable, etc., porque quiero que así seas conmigo también. Porque se trata de vivir y dejar vivir en armonía. Pero, ¿qué ocurre cuando los resultados no son los esperados? ¿cuando no hay un entendimiento? ¿o cuando te encuentras con personas que sólo quieren recibir y recibir y recibir?. 

Últimamente repartir diplomacia a diestro y siniestro se me está haciendo tan cuesta arriba. Hasta ahora no me había planteado los beneficios o no que ésto me pudiera reportar pero cuando tu yo interior reclama mas protagonismo y a su vez, no quieres desatender a los tuyos, se hace evidente una reestructuración de prioridades.

La maternidad también me está pidiendo a gritos que reclame y proteja mi espacio. Mi espacio. Mi claro de luna a cualquier hora del día. Si antes era una parte importante de mi, ahora es sagrada. Ya no tenemos la misma cantidad de tiempo de la que disponíamos antes y se nos hace patente el hecho de que hay que minimizar todo aquello que nos hace perderlo y nos desvía de lo que realmente queremos. Con salvedades claro, hay ciertas obligaciones que no querríamos pero son necesarias. Yo me refiero a las que no solo no nos aportan nada sino que nos restan tiempo, salud, humor, vida...

Pues he decidido dar prioridad a mi espacio, a mi salud mental, a mi  y a los míos. Terminar de erradicar esas "distorsiones" de mi alrededor. Ejercer la libertad de decir NO cuando eso es realmente lo que quiero decir. A pequeña escala claro está, pues la que es diplomática lo es hasta el final. ;)

sábado, 26 de noviembre de 2011

Dulces Sueños Mi Amor


Se acaba de dormir mi pequeño. Lo he sabido como si fuese yo misma la que entrara en fase de sueño profundo. 

Hoy estaba cansado, ha tenido un día muy largo. Hasta nos ha ayudado con la compra en el supermercado. Desde dentro del carrito nos pasaba los productos para que los pusiéramos en la cinta de la caja registradora. Qué serio y qué concentrado estaba, y no se dio por vencido ni con las cosas mas pesadas. Después se empeñó en empujar el carro hasta el coche (guiado por nosotros, claro) y luego, de vuelta a dejar el carro en su sitio. Qué carita de satisfacción por el trabajo realizado tenía, por habernos ayudado y formar parte activa del trío que somos. Qué orgullosa estoy de él. 

Hoy estaba cansado, ha tenido un día muy largo y ha hecho todo lo que estaba en sus manos para dormirse pronto. Estaba entre mis brazos, encendí su estrellita musical y ahí empezó su ritual. Se lleva su manita a la orejita y canturrea un "aaaaaahhhhhhmmmmmmmmm"... Al poco rato, la chupa adquiere vida propia y comienza a moverse a lo "Maggie Simpson", y luego,  he notado cómo su cuerpo se iba relajando poco a poco, sus bracitos, sus piernas, su cabecita, y todo él...

Lo he acostado en su cuna y le he puesto sus calcetines para que no pase frío (es la única manera de que se los deje puestos). Le he tapado y lo he vuelto a besar por enésima vez en el día de hoy. Me he quedado un rato observándolo mientras dormía y, como si lo supiera, en sueños me ha brindado una preciosa sonrisa.

Dulces Sueños Mi Amor... 

jueves, 24 de noviembre de 2011

Llámenme Egoísta


Llámenme egoísta por haber querido (y podido) ser yo el recipiente donde se gestó mi hijo. Con qué ilusión viví mi embarazo, qué dichosa fui, y aún no tenía ni la menor idea de que esa iba ser sólo una pequeñísima parte de lo que me esperaba.

Llámenme egoísta por haber sido yo y solo yo la que disfrutara de los momentos más íntimos mientras lo amamantaba, esos preciosos, irrepetibles e inolvidables momentos.

Llámenme egoísta por estar encantada de que la primera palabra que dijera mi hijo fuese "mamá". Mamá, mamá...

Llámenme egoísta por tener la oportunidad de verlo despertar cada mañana y presenciar el sol de su sonrisa.

Llámenme egoísta por querer ser yo quien lo bese y lo tape cada noche antes de irme a dormir.

Llámenme egoísta por querer compartir cada progreso que él hace y por querer pregonar a los cuatro vientos el amor que él inspira en todos los que le rodean.

Llámenme egoísta porque hace tan sólo tres días mi hijo me miró con dulzura, se abrazó a mi cuello y me llenó de besos. Sus primeros besos, besos conscientes, fueron para mí.

Llámenme egoísta, llámenme egoísta...

El "Juguete" Estrella


¿Quieren saber cual ha sido el mejor "juguete" para mi hijo, con diferencia  y desde hace meses?. Éste;


Sí, la cesta de las trabas para tender la ropa es El "Juguete" Estrella...

En su momento pensé que sería algo temporal pero ya tiene 15 meses y si pilla la cesta deja lo que tenga entre manos para entregarse a la aventura de revolver, tirar y esparcir todas las trabas. En medio de tanta explosión de colores, de repente, decide compartir la emoción y viene a buscarme para que nos sentemos juntos a disfrutar del carnaval. Quizás sea porque no siempre la tenga a su alcance pero el caso es que no ha pasado de moda. Y no es porque no tenga juguetes, tiene un baúl lleno hasta los topes.

He estado pensando en esto ahora que tenemos encima las navidades y los comerciantes no paran de anunciar tanto juguete, carísimos muchos por cierto. Cada vez que los anuncian por la tele mi hijo se queda observando como si no hubiera nada ni nadie mas en el mundo, sobretodo si lo que venden es un camión. Sinceramente, ilusa de mí, pensé que aún me quedaba mas tiempo, creí que esa fascinación llegaría mas tarde, pero estaba equivocada, ya ha empezado y se irá intensificando.

Ni que decir tiene que nos pilló desprevenidos el día en que fuimos al supermercado y pasamos por la sección de juguetes. ¡No había manera de sacarlo de allí!. A pesar de todo, este año iremos escapando porque le atraen igualmente otras cosas. Ahora que todo se empieza a llenar de luces, decoraciones y de árboles de Navidad el niño no da abasto con todo lo que quiere ver. ¡Le faltan ojos!. Aprovecharemos también para enseñarle el valor de esas pequeñas cosas que ahora le parecen grandes y que luego tendemos a infravalorar y, de paso, nos servirá como ejercicio propio.

Echando la vista atrás, hasta mi infancia, y tratando de recordar juguetes a los que tuve mucho aprecio, la verdad es que fueron unos pocos y los recuerdo perfectamente de entre tantos que tuve. Pero cuando trato de recordar momentos realmente divertidos y que quedaron grabados en mi memoria con especial cariño, recuerdo los días en que mis hermanas y yo nos metíamos en una caja de cartón y jugábamos durante horas o los días en que nos bañábamos en la azotea con la manguera y mojábamos todo. Momentos compartidos con personas, donde lo importante es la compañía y la calidez humana.

Hoy, recordando aquellos días vuelvo a ser la niña que un día fui y me entrego yo también a la aventura de tirar las trabas de tender la ropa con el pequeñín, porque esos son los momentos que perduran, los imborrables.