Esta noche, mientras me duchaba, he hecho un pequeño descubrimiento. Desde hace ya muchos meses vengo dándole vueltas a un asunto y nunca llegaba a nada convincente.
En algún momento después de que naciera mi pequeñín, no se decirles exactamente desde cuando, empecé a notar algo en su mirada. Tampoco se cómo explicarlo, era una mirada consciente, con conocimiento, sabia. A veces alguien decía que parecía un "niño viejo" o que parecía mas mayor de lo que realmente era, pero no, no era eso.
Imagino que este asunto ha estado dando vueltas también en mi subconsciente y no ha sido hasta hoy, durante la ducha, que me ha venido la palabra exacta a la mente: Complicidad. Estamos unidos por una gran complicidad desde que él era un recién nacido. Nos entendemos, busca mi mirada y me habla a través de ella. Siempre ha sido así. Es mutuo, especial y espero que irrompible.
Y ahora que lo se, junto con un gran alivio y alegría por el descubrimiento y por lo que ello implica, no he podido evitar sentir un miedo atroz a que ese nexo se pierda algún día. Y es que ¿no les ocurre que cuando son muy felices se les enciende una lucecita de alarma que nos recuerda y nos previene de que tanta felicidad no puede ser y que en cualquier momento puede ocurrir algo que nos la arrebate?.