Mostrando entradas con la etiqueta Gritos. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Gritos. Mostrar todas las entradas

viernes, 23 de marzo de 2012

Las Cosas Que Evito


Una vez les pregunté si desde que antes de que nacieran sus hijos tenían algunas enseñanzas claras que darles. Aquella vez, en "El Elefante Encadenado", les hablé sobre el eliminar cadenas, las suyas, las nuestras y las de los demás,  y no criar a nuestros hijos en el "no puedo".

En mi caso he tenido algunas cosas mas presentes que otras, como aquello de no acostarte molesto con alguien. Solucionar las cosas antes de irte a dormir es todo un alivio para el alma, para el cuerpo y para el sueño. Siempre en la medida de lo posible pues hay problemas que necesitan su período de maduración para poder ser solucionados. Lo importante es darse cuenta de ello y no estar enfadado sino esperanzado y predispuesto a solventarlo.

Pues bien, y siguiendo el mismo hilo, otra de las cosas que evito es el traer a casa los enfados. Tener un mal día o simplemente levantarse de mal humor y que la cosa no mejore, no es relevante. Llegar a casa molesto y explotar por cualquier motivo, en cambio, trae un sinfín de sucesos aparejados, como que todo el mundo termine enfadado y lo descarguen en los demás, especialmente cuando hay pequeñines en casa. Injusto, muy injusto. 

Un pequeñín que está absorbiendo todo lo que hay alrededor como una enseñanza, tanto lo que decimos como lo que hacemos, ellos nos están observando siempre. Las actitudes negativas son muy dañinas tengamos la edad que tengamos y es muy importante mantener un ambiente de cordialidad y familiaridad, enseñando a nuestros hijos a resolver nuestros problemas de otra manera, con mas comunicación y raciocinio. 

Por otro lado, no es tan difícil, a mí por ejemplo, se me cambia la cara, y el humor, en seguida en cuanto veo a mi hijo. Los niños tienen esa magia, ese don de hacernos ver y sentir el aspecto tierno, puro y dulce de las cosas. No nos equivoquemos, también tienen sus "momentos estelares", pero para eso estamos nosotros, para enseñarles cómo encauzarlos. Pero ¿cómo enseñarles a ellos si no sabemos hacer lo propio con nosotros mismos?. Todo un reto que se gana pasito a pasito y con ayuda de todos, de la familia, de la tribu

Y tú ¿tienes alguna enseñanza que estés poniendo en práctica con especial empeño?.

miércoles, 4 de enero de 2012

Cuando Hay Tormenta


Ayer fue un día extraño. Por primera vez en toda su corta existencia el peque consiguió hacerme soltar lágrimas de frustración. Para empezar, el día ya pintaba mal desde la mañana, yo creo que se fue con sueño a la guardería y  que al fin y al cabo uno no se levanta del mejor humor todos los días. El caso es que eso marcó el resto del día. En algún momento antes de que yo lo recogiera debió de quedarse dormido, lo suficiente para coger fuerzas pero no como para que fuese reconstituyente hasta el punto de ponerlo de mejor humor.

En el almuerzo comió un poco pero seguidamente cogió sus platos, el de la comida y el de la fruta y los tiró al suelo con sus contenidos incluidos. Hecho este totalmente impropio en él, he de decir. Lo regañé pero sinceramente pareció no importarle en lo absoluto. Pensé que tan poca implicación eran debidas al sueño que debía tener, pues en la guardería se les pasó comentarme que el niño ya había dormido algo. Así que, estando así las cosas, me dispuse a llevarlo a dormir. Craso error. 

Desde la cuna gritaba, tiraba las chupas, a todos y cada uno de sus muñecos y hasta después de toser por el esfuerzo consiguió vomitar parte del almuerzo. Vamos, que hizo acopio de todas sus armas. Tanta y tan seguida sucesión de armamento creo que fue lo que me descolocó, uno tras otro hicieron aparición y mi mente no pudo o no supo asimilarlo en ese momento. Estaba totalmente confusa buscando una explicación a tanto escándalo. Normalmente soy mas reflexiva, paciente y comprensiva pero hay días en que una está mas cansada que otros y simplemente no sabes reaccionar ante las circunstancias. Y ayer no supe, me bloqueé. Me ofusqué en tratar de hacerlo dormir y él en empeñarse en que no lo haría en su cuna. 

Para cuando llegó papá del trabajo, ya casi a las cinco de la tarde, nos encontró a los dos llorando, cada uno por su motivo y los dos porque a pesar de todo no nos gustan ese tipo de situaciones y ante todo queríamos estar juntos. Papá me llevó a nuestra cama para que descansara y se fue con el peque a su cuarto y a hablarle con ternura explicándole todo. Al final, ambos nos dormimos con sus dulces palabras y por el aire nuevo y fresco que supuso su llegada, con calma, con temple y sin saturación.

Al despertar, el peque y yo nos buscamos con desesperación y pasamos una hora en el sofá acostados, pegaditos y bien abrazados, como pidiéndonos perdón mutuamente por nuestra obcecación. Espolvoreados de vez en cuando por los besos de papi que fingía hacer sus cosas mientras nos observaba con atención. Y ya, mas tarde, decidimos salir los tres a dar un paseo para renovar los aires y despejar las mentes. ¡Qué bien nos sentó!

Hoy me siento algo desgastada por el mal rato de ayer pero en paz por la feliz conclusión, feliz por tener al peque y muy, muy feliz por tener a papi. Y tampoco dejo de pensar en que, por la noche, me llamó un amigo que en esto de los hijos ya tiene algo mas de experiencia, pues ya tiene el tercero en camino, que me dijo; ¿y por qué si veías que no se dormía simplemente no cogiste su cochecito y te lo llevaste a dar un paseo? seguro que se hubiera dormido por el camino y todos felices. 

Era tan fácil, pero simplemente me obcequé y el peque también. De alguna manera ocurrió lo que nunca ocurre, en algún punto, nuestra cabezonería, la mía y la suya heredada de mi, fue conjurada para chocar el mismo día, a la misma hora, en el mismo lugar y lo mas importante, entre nosotros dos. 

Durante los malos momentos, en el fondo de mí, no dejaba de pensar en si nuestra relación se resentiría después de ese quebranto pero luego me quedó claro que no, nos hemos unido mas, hemos visto de cerca lo que es alejarnos el uno del otro tan solo un poquito y no nos ha gustado nada.

Ahora pienso en abrir mi mente y en encontrar posibles soluciones a situaciones como esta. ¿Me ayudas?