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viernes, 31 de mayo de 2013

Dando La Nota: Sueños de Adolescencia

Hay temas que te recuerdan a alguien y para mí éste es uno de ellos. "Complicated" de Avril Lavigne me recuerda a una adolescente que cuidé durante mi período de Au Pair. Una adolescente que soñaba con ser famosa y que durante nuestros trayectos en coche cantaba esta canción a todo pulmón y de lo mas desinhibida deseosa siempre de cumplir su sueño americano. Sueños de adolescencia...


viernes, 8 de marzo de 2013

Dando La Nota: Mujer


Hoy, 8 de Marzo es el Día Internacional de la Mujer. Hasta última hora no tenía muy claro qué tema poner y no por falta de opciones precisamente. Me debatía entre el impulso de seguir con mi vida, sin reivindicacionescomo si el sueño de la mujer plena y en igualdad fuera ya un hecho y entre aprovechar la ocasión para aunar fuerzas y gritar todas a una misma voz. 

Como verán, ha ganado la segunda opción aunque haré todo lo posible por vivir mi sueño de forma real. Para este día les traigo una canción cargada de fuerza, "Ella" de Bebe. No les pongo el vídeo original porque quiero que se centren en su letra y se empapen de su mensaje. Hoy todas gritaremos a una misma voz, hoy seremos la mujer que nos de la gana de ser...


lunes, 28 de enero de 2013

Mi Pequeña, Ágil Y Escurridiza Ardillita


Si hasta no hace mucho les contaba que mi hijo se me asemejaba a un gran y pesado rinoceronte, por estos días la cosa ha cambiado y mucho. Ahora es como una pequeña, ágil y escurridiza ardillita, especialmente cuando se trata de alcanzarlo para ir a dormir.

Sus ojitos lo observan todo con curiosidad consciente y sus movimientos ya son los propios de una mayor seguridad en sus propias capacidades.

Mi ardillita busca mil escondrijos con tal de evitar la hora del sueño, y cuando éste llega, al parecer inexorable, se despereza y busca algún quehacer para espantarlo sin pudor. Mi ardillita trepa por las camas y se esconde debajo de las mesas o tras las puertas. Mantiene una lucha incansable, vence una y otra vez hasta que por fin cae extenuada y a deshora.

Pero mi ardillita nunca desfallece, cada día juega al mismo juego, cada día vence y cada día cae rendida hasta que sus ojitos almendrados, ojitos curiosos, sagaces y vivaces vuelven a abrirse y vuelta a empezar.

Ardillita dormilona, ardillita remolona. Y una vez despierta vuelve a ser mi pequeña, ágil y escurridiza ardillita...

viernes, 29 de junio de 2012

Soñando Felices



Hoy tengo algo que contarles, es un hecho empírico, el producto de un estudio que hoy cumple algo mas de 22 meses. Un estudio sin documentar, a no ser que lo escrito en este blog sirva como tal. Y es que todas las madres, en su mayoría, somos expertas en la observación de nuestros hijos, siempre queriendo adelantarnos a sus necesidades y peticiones para tenerlos siempre bien atendidos y felices.

Ante esta circunstancia los libros escritos sobre niños nos pueden servir de guía y de ahí tomaremos consejo en función de nuestra propia realidad. Pero casi siempre sabremos por instinto o por prueba y error que no todos los consejos nos vienen bien. Y es que no solo me he basado en la observación para obtener lo resultados de mi estudio, también probamos "el método" alguna vez. Fueron sin duda los peores días de nuestra convivencia. Dramas, llantos e infelicidad y ninguna aceptación por ninguna de las partes.

Les cuento ahora nuestro hecho empírico. Nuestra realidad es que, el lugar, el momento, en el que mi hijo se siente mas feliz, mas arropado es entre papá y mamá, ya sea en la cama, en el sofá o en la parte de atrás de un coche. Es feliz con nosotros. Y me atrevo a asegurar que sus sueños mas placenteros los ha tenido mientras colechamos. 

Pero mi hecho empírico no acaba ahí, he de añadir además, que a mi me ocurre lo mismo y hablo por papá cuando digo que también. No habrá libro o guía que nos convenza de lo contrario porque este es nuestro hecho empírico, demostrado y aceptado por los tres. 


Mi hijo es feliz, es muy extrovertido, es muy vital, con mucha fuerza y carácter y mucha seguridad en sí mismo. Posiblemente ya venía en sus genes pero estoy convencida de que hemos ayudado a potenciarlo y no a limitarlo o a anularlo. Esa es la conclusión de mi estudio, y creo firmemente que es un claro indicador de que lo estamos haciendo bien aunque algunos libros digan lo contrario. Es nuestra realidad, feliz y plenamente aceptada por los tres.

jueves, 17 de mayo de 2012

Desvelados



Alrededor de las 2 de la madrugada del martes 15 de Mayo, el peque es trasladado (por mí) de su cuna a nuestra cama todo sudoroso y sofocado, plena ola de calor mediante. Ahora somos tres sudorosos y sofocados en la misma cama, bueno dos, papi duerme como un bendito y ni siente ni padece.

Más tarde, sobre las 2:30 a.m y después de un montón de vueltas con sus diferentes posturas, lleno de besos al peque y con palabras suaves lo animo a seguir durmiendo. Mami también se ha desvelado y no podrá dormir hasta que el peque se duerma, como mínimo.

2:35 a.m: Peque, ¿quieres agüita?. Espérame aquí que mami te va a traer agua ¿si?. Mami aprovecha para ir al baño y cuando está allí oye al peque (y medio barrio también): 
- ¡Papiiii! Mami....
- ¡¡Papiiiii!!
- Mmmmm... (papi parece escuchar algo, el resto del barrio ya debe estar despierto).
-¡¡Papi!! Mami, ¡¡agua!!
- Mmmmm... ¿¿eeeehhh??
- ¡Papi! Mami, agua ¡YEEEEEEEEEEEEEE!
- Mmmmm... sí, vamos a esperar a que venga mami con el agua ¿ok?, cierra los ojos mientras (¡ja! las lleva claras jajaja, buen intento anyway).
- ¡Mami! ¡Mami! ¡Yeeeeeeeeeeee!! ¡Agua!
Mami llega por fin con el agua bien fresquita, ella ya se ha bebido un vaso y lleva uno para el peque y otro para papi, 
-¡Agua! ¡Agua! ¡¡Mami!! ¡Yeeeeeeee!. (Un poco mas y me hace la ola, así sí vale la pena levantarse durante la noche).
El peque no para de hablar mientras se bebe su vasito de agua, papi se lo bebe muy lentamente, me sorprende y le explico que se lo he traído a él también porque hace muchísimo calor. A papi le invade un sentimiento parecido a la vergüenza y me doy cuenta de que comienza a destaparse poco a poco. ¡Estaba tapado con el edredón!. Para no hacerme sentir mal se bebe toda el agua... :O

2:50 a.m:  Ya fresquitos nos volvemos a acostar. Vamos peque, todos a dormir ya....
- Zzzzzzzzz Zzzzzzzzzzz.... (Papi ya está durmiendo.... hay que ver como se estresa este hombre...).

3:00 a.m: El peque y yo necesitamos ayuda externa, estamos demasiado despiertos. Espera peque, voy a traerte tu estrellita.
- ¡Tita! Yeeeeeeeeeeee!. (Vaya, que emoción, y eso que llevamos meses sin usarla...)
- ¡¡¡Papi!!!! ¡Titaaaa!! (¡Ay! alma de cántaro!)
- Zzzzzzzzzz Zzzzzzzzzzzz...
Vuelvo con la estrellita, es musical y con proyector, tiene tres melodías distintas, para nosotros dos porque la última no parece gustarnos mucho a ninguno. También puedes regular el tiempo, 5 y 10 minutos. En ocasiones como esta vendría bien la opción de los 30 minutos. Opto por la de los 10 minutos. Apenas lo enciendo:
- ¡Mami! ¡Oso!
- Si mi vida, es un oso. Bueno, mas bien es una osita, con antenas, pero una osita al fin y al cabo.
-¡Osita! ¡Osita, Mami!!
-¡Papi! ¡Osita!
- Zzzzzzzzzzz Zzzzzzzzzz...
La osita no se mueve, claro, la estrella lleva meses sin usarse y encima no estaba apagada así que el proyector no gira y se ha quedado estancado en la osita. Bueno, al menos suena y vemos a la dichosa osita...

3:15 a.m: Acaban los diez minutos, me pongo tensa en espera de que el peque se haya dormido. Dos respiraciones profundas y...
-¡Mami! ¡se acabó osita!. 
- Si, mi cielo, se acabó pero no te preocupes que mami la vuelve a poner otra vez.
-¡Papi! ¡Osita ota vez!
- Zzzzzzzzzz... Zzzzzzzzzzz... (que hijo tan ingenuo tengo, eso sí, es persistente, eso es bueno....)
Vuelvo a poner la estrellita, esta vez opto por la segunda melodía por aquello de tener algo de varidad...
El peque se emociona, me llena de besos y nos disponemos a ver la proyección estática en el techo. Ésta vez ya estamos mas relajados, puede que ya sea la definitiva...

3:25 a.m: Oigo su respiración profunda, acaba la música, vuelvo a ponerme tensa. Esta vez mi angelito se ha quedado dormido. Lo lleno de besos.

Ahora mami ya puede relajarse y dormir, ahora sí podré descansar. Mañana lo dejaré dormir un ratito mas, estará agotado... Qué raro es esto del sueño, siempre que se desvela le dura una hora y media, nunca se duerme antes... ¡Pero qué calor está haciendo!, quien fuera como papi que no se entera de nada, ni calor tiene (Zzzzzzzzzzzzzzzzz)... En cuanto me levante pongo una lavadora, el  otro uniforme debe estar limpio y seco a mediodía para llevárselo a la casa de la abuela para el miércoles, con este calor fijo que se seca rapidísimo, ¿qué hará el peque en la guardería para ensuciarse tanto?... ¡Ay! olvidé comprar las cebollas para el puré, mañana las compraré después de dejar al peque en la guardería... Tendré que aplazar lo de la ITV del coche, eso me va a tomar mucho mas tiempo... ¿Qué hora será ya?, ahora lo miro... Zzzzzzzzzzzz...



viernes, 16 de marzo de 2012

Mi Pequeño Rinoceronte


A veces, mi hijo, con todo y lo pequeñito y lo delgado que es, se me figura en mi mente como un enorme y pesado rinoceronte. Especialmente a la hora de dormir su siesta. En su cruzada por encontrar la postura que le lleve al jardín de los sueños puede optar por tomar un sinfín de posiciones anacordes, y sin atreverse del todo a apoyar la cabeza y el resto del cuerpo hasta que, al final, cae vencido por fin, por el cansancio. 


Cae en un sueño profundo, sereno y placentero. Cae de repente y  tras una brusca caída en posición. Cuando esperas, llevada por la  inercia, a que retome sus vueltas y su búsqueda de la posición perfecta te das cuenta de que ya está dormido. Dormido allá en lo hondo. Donde el sol calienta, el río suena y donde se le posan los pájaros y él no siente ni cosquillas. Dormido en una rica siesta allá en la espesura de los sueños.


Mientras, mamá, mami, yo, lo observo, lo acaricio, lo beso y me maravillo por el milagro de tenerlo, por lo rápido que crece. Me maravillo por la obra más perfecta creada, por su herencia. Me entretengo buscándole parecidos, detalles heredados de la familia. Y me maravillo, me maravillo por el milagro de tenerlo.

martes, 31 de enero de 2012

¡Mamá, Descansa!



En cuanto me desperté ayer por la mañana, lo supe. Notaba todo mi cuerpo pesado, me sentía agotada y mi garganta me dolía horrores. Todavía no me había levantado y mi cabeza estaba abotargada, y no precisamente por el sueño reparador. Me estaba enfermando o mas bien, ya lo estaba.

En medio de todo eso no dejaba de pensar que no podía permitirme enfermarme. Tengo un montón de cosas que hacer y el peque está incluido en todas ellas. En todas. Y además, nunca se me ha dado bien delegar, así que comprenderán mi preocupación.
Y es que adoramos a nuestros pequeñines pero a veces acabamos exhaustas. Y no me cansaré nunca de decir que especialmente cuando estamos enfermas o cansadas nuestra paciencia suele tener límites muy cercanos. 

Ayer, la abuela, se llevó al peque para que yo pudiera recuperarme y cuando papá llegó a casa se encargó de todo lo demás. Todas mis preocupaciones pasaron a un segundo plano, y mi cuerpo tuvo ese descanso necesario para poder reponerme. Mi mente no descansa tan fácilmente, pues esa vuela incluso mientras duermo. El caso es que la "facilidad" con la que ayer se arregló todo me ha dado mucho en qué pensar.

He pensado en la suerte que tengo por tener a mi familia y poder confiarles a ellos mi vida, como ayer, y he pensado en que no todo el mundo tiene esa suerte. Ya sea por no tener a la familia cerca (o simplemente por no tener familia a la que recurrir) o porque no todas tenemos una pareja dispuesta a decirte, simplemente; ¡Mamá, Descansa!

Tras haber leído muchos de los comentarios de mi entrada "¡Papá, Despierta!" y por muchas conversaciones con otras mamás, se firmemente que hay muchas mujeres que no tienen esa opción. En mi caso, a pesar de que papá sea un "dormilón" al que le cueste a veces regresar del mundo de los sueños, lo cierto es que también tengo que agradecerle que mi hijo haya heredado esa genética. Hasta el punto de que muchas veces visto al peque por las mañanas, de arriba abajo, completito, pañal incluido, y él ni se entera.


Pero, volviendo al tema, ¿a qué mujer o madre no le gustaría que su marido le dijera: "Tú descansa que ya me encargo yo de todo", por pura iniciativa propia?. Cuando no descansas tu cuerpo se va saturando hasta que un día, irremediablemente, caes. Y por supuesto que las cosas tendrán que hacerse y que tampoco somos imprescindibles pero sinceramente ¿hace falta llegar a esos límites?. A veces podemos acudir al recurso de desistir pero en ese caso simplemente estamos aplazando las obligaciones para después. 

¿Cual es tu caso? ¿Cuántas veces te han dicho: "Descansa, que ya me encargo yo de todo"?

domingo, 22 de enero de 2012

¡Papá, Despierta!


Hoy, como algunas tardes de domingo, nos hemos dormido la siesta los tres juntos. Mi despertar fue con el peque sobre mí, cachete con cachete. Allá, en la profundidad de mi sueño, recuerdo haber pensado: "¡Ay no!, por qué no despierta a papá primero...". No, claro que no, a papá no lo despierta ni una bomba estallando a centímetros de él. El peque ya lo ha intentado otras veces y como sabe que mami sí despierta a la primera ya viene a por mí, a lo seguro. No me importa, me encantan esos despertares cariñosos que me da.

Pero, con respecto a papá, tengo una teoría. Me resulta increíble que no se despierte cuando el peque se pega a él cachete con cachete, o cuando, viendo que no funciona, se sube encima y empieza a trotar cual jinete en un caballito, o cuando le pega en la cara con sus manitas como último intento. Intentos frustrados todos ellos dicho sea de paso. ¡Papá, Despierta!.

Y aquí va mi teoría, con base y todo, que conste que no me la saqué de la manga. Pueden leer una ampliación de la misma aquíPapá no se levanta porque sabe que mamá lo hará, siempre. Entonces, sus mecanismos neuronales se desactivan y se acaba perdiendo sin remedio (y sin culpa) en un sueño inquebrantable. Para confirmar mi teoría, he de decir que papá se levanta cuando sabe previamente que ha de ser él quien lo hará (mamá está enferma, agotada, el peque está realmente enfermito o alguna otra causa de fuerza mayor). Entonces asume la responsabilidad y va. 

Con esto, llegamos a mi segunda conclusión; qué facilidad tienen muchos hombres, y me atrevo a extenderlo al común del género después de haber escuchado un montón de testimonios de otras mujeres (¡y de los propios hombres!) para conectar y desconectar de según qué funciones o situaciones. Sin darle vueltas a la cabeza, simplemente conectan o desconectan. Admirable.

Obviamente, la teoría tiene excepciones, y mientras en unos hogares se levantan ambos padres, en otros, (los menos, me atrevería a decir) es papá quien lo hace siempre. Incluso se de casos donde se han "pactado" los turnos con premeditación y a partes iguales. 

Los casos son tan variados como hogares hay. El mío creo que ya ha quedado claro. ¿Cual es tu caso?

miércoles, 4 de enero de 2012

Cuando Hay Tormenta


Ayer fue un día extraño. Por primera vez en toda su corta existencia el peque consiguió hacerme soltar lágrimas de frustración. Para empezar, el día ya pintaba mal desde la mañana, yo creo que se fue con sueño a la guardería y  que al fin y al cabo uno no se levanta del mejor humor todos los días. El caso es que eso marcó el resto del día. En algún momento antes de que yo lo recogiera debió de quedarse dormido, lo suficiente para coger fuerzas pero no como para que fuese reconstituyente hasta el punto de ponerlo de mejor humor.

En el almuerzo comió un poco pero seguidamente cogió sus platos, el de la comida y el de la fruta y los tiró al suelo con sus contenidos incluidos. Hecho este totalmente impropio en él, he de decir. Lo regañé pero sinceramente pareció no importarle en lo absoluto. Pensé que tan poca implicación eran debidas al sueño que debía tener, pues en la guardería se les pasó comentarme que el niño ya había dormido algo. Así que, estando así las cosas, me dispuse a llevarlo a dormir. Craso error. 

Desde la cuna gritaba, tiraba las chupas, a todos y cada uno de sus muñecos y hasta después de toser por el esfuerzo consiguió vomitar parte del almuerzo. Vamos, que hizo acopio de todas sus armas. Tanta y tan seguida sucesión de armamento creo que fue lo que me descolocó, uno tras otro hicieron aparición y mi mente no pudo o no supo asimilarlo en ese momento. Estaba totalmente confusa buscando una explicación a tanto escándalo. Normalmente soy mas reflexiva, paciente y comprensiva pero hay días en que una está mas cansada que otros y simplemente no sabes reaccionar ante las circunstancias. Y ayer no supe, me bloqueé. Me ofusqué en tratar de hacerlo dormir y él en empeñarse en que no lo haría en su cuna. 

Para cuando llegó papá del trabajo, ya casi a las cinco de la tarde, nos encontró a los dos llorando, cada uno por su motivo y los dos porque a pesar de todo no nos gustan ese tipo de situaciones y ante todo queríamos estar juntos. Papá me llevó a nuestra cama para que descansara y se fue con el peque a su cuarto y a hablarle con ternura explicándole todo. Al final, ambos nos dormimos con sus dulces palabras y por el aire nuevo y fresco que supuso su llegada, con calma, con temple y sin saturación.

Al despertar, el peque y yo nos buscamos con desesperación y pasamos una hora en el sofá acostados, pegaditos y bien abrazados, como pidiéndonos perdón mutuamente por nuestra obcecación. Espolvoreados de vez en cuando por los besos de papi que fingía hacer sus cosas mientras nos observaba con atención. Y ya, mas tarde, decidimos salir los tres a dar un paseo para renovar los aires y despejar las mentes. ¡Qué bien nos sentó!

Hoy me siento algo desgastada por el mal rato de ayer pero en paz por la feliz conclusión, feliz por tener al peque y muy, muy feliz por tener a papi. Y tampoco dejo de pensar en que, por la noche, me llamó un amigo que en esto de los hijos ya tiene algo mas de experiencia, pues ya tiene el tercero en camino, que me dijo; ¿y por qué si veías que no se dormía simplemente no cogiste su cochecito y te lo llevaste a dar un paseo? seguro que se hubiera dormido por el camino y todos felices. 

Era tan fácil, pero simplemente me obcequé y el peque también. De alguna manera ocurrió lo que nunca ocurre, en algún punto, nuestra cabezonería, la mía y la suya heredada de mi, fue conjurada para chocar el mismo día, a la misma hora, en el mismo lugar y lo mas importante, entre nosotros dos. 

Durante los malos momentos, en el fondo de mí, no dejaba de pensar en si nuestra relación se resentiría después de ese quebranto pero luego me quedó claro que no, nos hemos unido mas, hemos visto de cerca lo que es alejarnos el uno del otro tan solo un poquito y no nos ha gustado nada.

Ahora pienso en abrir mi mente y en encontrar posibles soluciones a situaciones como esta. ¿Me ayudas?

miércoles, 21 de diciembre de 2011

¿Insomnio Para Quien?


Para hoy tenía pensado buscar un hueco y sentarme a escribir relajadamente mi siguiente entrada sobre nuestro viaje a NY pero, leyendo las noticias mientras desayunaba, me he encontrado con una nota de prensa que ha conseguido indignarme, justamente hoy que ya venía de pasar una mala noche.

El titular de la nota en cuestión dice lo siguiente: "El 51% de los bebés que sufren insomnio duermen en los brazos o en la cama de sus padres". Con este titular raro es que no me saliera humo por las orejas. Y es que, dejando claro que no todos los niños son iguales estoy totalmente convencida de que para la gran mayoría de ellos el dormir con los padres sería su estado ideal. Mi hijo generalmente duerme en su cuna pero si alguna vez se desvela, o le cuesta conciliar el sueño o simplemente porque cualquier día nos apetece dormir todos juntos no ponemos ningún problema en compartir cama. La alegría desbordante que muestra el peque cuando está entre nosotros es conmovedora y aún mas, es precisamente en esas ocasiones cuando el peque duerme muchas mas horas y ni el hambre lo despierta.

Como he dicho, hace poco que acabamos de llegar de un viaje donde los tres hemos pasado muchísimo mas tiempo juntos y tras la llegada, una vez superado el cansancio y el jet lag, el peque ha decidido que quiere seguir pasando mucho tiempo con nosotros. Es decir, anoche no quería dormir en su cuna. Después de mucho batallar al final ganó él la partida y durmió como un bendito, se los puedo asegurar. ¿Quien sufrió de insomnio? ¡Yo!. 

¿Insomnio para quien?. Así es, anoche, la única que no durmió fui yo. Me desperté porque el peque casi me tira de la cama y la espalda me dolía por su constante peso, pues apoya todo su cuerpecito sobre mi para tener un mayor contacto. 

En cuanto al estudio, reconozco que no debe ser muy cómodo para un bebé dormir en los brazos de los padres, claro que tampoco conozco a ninguno que haya dormido toda una noche en esa posición, ni padres que la sostengan. Por lo que a mi respecta, estoy de acuerdo en que dormir en un lugar inadecuado puede producir insomnio pero está por ver que el lugar inadecuado sea la cama de los padres. Y que conste que nuestra experiencia se basa en días puntuales pero tampoco he escuchado muchas quejas de los padres que practican el colecho.

Como he dicho, en todo caso el insomnio lo sufren los padres. De hecho, ¿acaso nadie ha oído hablar de la agotadora lucha por evitar que los niños duerman con los padres? ¿No es precisamente porque a los niños les encanta y existe un verdadero pánico a que luego no logremos sacarlos de la cama y hacerlos volver a sus cunas?. 

No se qué tipo de muestra han tomado para hacer el estudio pero está claro que, al menos yo y gran parte de mi entorno, vivimos otra realidad.


viernes, 16 de diciembre de 2011

NY: Peques Y Viajes


En menos de una semana de viaje nuestro peque ha dado un salto enorme en su aprendizaje. Siempre he sabido que se aprende mucho viajando pero nunca pensé que tendría una constatación tan clara y en tan poco tiempo. La curiosidad por todo lo nuevo y la cantidad de horas que el peque permanece despierto supongo que hacen que haya avanzado a pasos agigantados.

Esta semana está siendo todo un caos en cuanto a rutinas y horarios se refiere, nunca comemos ni dormimos a las mismas horas.  Es  más, las comidas son totalmente diferentes y el tiempo destinado al descanso es mas bien escaso. Nuestros días son largos y agotadores y, por suerte o por desgracia, como en toda gran ciudad los trayectos para ir de un sitio a otro son largos. Algo a lo que nosotros no estamos nada acostumbrados. Con lo cual, nuestro peque hace sus pocas siestas en el coche. 

Tal y como comenté en "New York, New York", esta ciudad está llena de luces todo el tiempo pero especialmente por estas fechas. Y tal y como esperaba, para nuestro peque ha sido un foco de constante atención. Le faltan ojos para poder empaparse de todo. La frase de la semana ha sido: "¿¿Y eso que es??", dicho en su media lengua, señalando y con cara de asombro. Ha aprendido a pedir comida (las horas se nos van tan rápido que alguna vez se nos ha pasado su hora de comer), y a decir : "frío". También nos ha brindado algunas escenas escabrosas fruto del cansancio y de su reivindicación de independencia.

Aquí es un turista mas, y no quiere trato preferente salvo en la cantidad de tomas al día, quiere caminar como todos los demás, un plato y un tenedor como el de los adultos y la misma comida que los adultos. Y nada de partirla en trocitos pequeñitos, no señor, él también quiere dar grandes mordiscos.

Tan acostumbrado está a que sea yo, su mamá, la que le de de comer y lo acueste a dormir que, cuando tiene alguna de estas necesidades, lo tengo ya pegado a mi reclamando lo que le corresponde. Y pensar que algunos lo llaman mamitis, no, es simple asociación de ideas y que mamá es mamá por supuesto, ahí si que pueden "llamarme egoísta" con total libertad.

Definitivamente, el ser humano tiene una capacidad de adaptación suprema, incluso desde su mas tierna infancia, lo se porque en medio de todo este caos de horarios y viajes nuestro pequeñín ha sido un ejemplo perfecto de ello. Peques Y Viajes no son incompatibles.


martes, 6 de diciembre de 2011

Cuando No Es Tan Obvio


Esta noche, es una de esas noches en las que el peque se ha despertado ya tres veces en menos de dos horas. Hasta hace unos días no entendíamos lo que le sucedía, pensábamos que eran los dientes, que parece que están queriendo salir ahora todos juntos, también llegamos a pensar que podría tener terrores nocturnos o incluso puro cuento por querer salir a la sala con nosotros para seguir pasando la velada juntos. Pero, ¿qué hacer cuando no es tan obvio?.

De todas las cosas que nos podíamos imaginar, nunca, nunca, pensamos en lo mas obvio. Hambre. Nos lo dejó claro cuando, hace unas noches, se despertó unas cuantas veces y terminamos por llevarlo a la cama con nosotros y allí no paró de dar vueltas. Justo esa noche había cenado un montón así que por mi cabeza ni pasó que el niño pudiese seguir teniendo hambre, hasta que, en vista de que no conseguía conciliar el sueño, se me ocurrió la brillante idea de ofrecerle un poco de agua. En cuanto vio el agua empezó tal berrinche que nos costó sus buenos quince minutos para apaciguarlo y no lo hizo del todo hasta que vio el biberón. Comió con tanta avidez que parecía que no había comido en días. ¡Qué vergüenza sentí!. No paraba de pensar en cómo no fui capaz de darme cuenta de que mi hijo tenía hambre.

No siempre es hambre, a veces es el dolor de encía el que le hace perder el apetito o simple desgana, hay noches en las que nosotros los adultos también nos acostamos sin cenar porque simplemente no nos apetece. No es tan fácil comprender lo que les pasa. No es tan obvio. Hoy creemos tener la solución pero mañana quizás el problema es otro. Sé que estos momentos son de transición, con los dientes sin salir no puede comer como él quisiera (y como yo quisiera que lo hiciera), y hasta que no aprenda a expresar lo que siente nos toca tratar de adivinarlo y a él cogerse un berrinche de vez en cuando de pura frustración.

Mientras escribo, papi le ha dado el biberón al peque y se lo ha llevado a nuestra cama para dormir juntos, estoy segura de que dormirán como angelitos los dos, quiero decir, los tres, porque allá voy yo también...Felices Sueños...

¿Qué haces tú Cuando No Es Tan Obvio?

viernes, 2 de diciembre de 2011

Rituales De Adormecimiento Infantil



Hoy, me he dedicado a investigar un poco sobre algo que tenía pendiente desde hace mucho tiempo. Y es que mi peque, desde muy chiquitín tiene la costumbre de coger sus orejitas, las nuestras, o las de quien pille cuando tiene sueño. Ese hábito, ese ritual, nos ha permitido saber en todo momento cuándo está cansado y tiene sueño (ojalá fuera igual cuando tuviera hambre). 

Son muchas las veces en que otras madres nos hacen notar la suerte que tenemos con sus avisos pues no siempre es fácil identificar lo que te está queriendo decir el niño. La verdad es que yo no le había dado mucha importancia pero ciertamente nos ha resultado muy útil. Pues bien, me he dedicado a indagar un poco y me he encontrado con que éste tipo de hábito forma parte del ritual de adormecimiento para pasar del estado de vigilia al estado de sueño. Otros niños, por ejemplo, necesitan su muñeco preferido (los famosos "objetos transicionales"), chuparse el pulgar o balancearse en la cama.

Al parecer, durante el segundo año de vida del niño comienzan a aparecer mas dificultades a la hora de conciliar el sueño ya que están mas excitados ante el nuevo campo de posibilidades que se presentan ya a su alcance. Es mas, incluso he leído que el ansia y la excitación es tal que los niños ponen todos los medios a su alcance para quedarse despiertos. Y  aquí he encontrado la respuesta a lo que hemos venido notando en casa desde hace una semana, pues a la hora de dormir, el peque muestra signos tener sueño pero pareciera que luchara contra eso. Nos está costando todo un triunfo conseguir que se quede dormido en las noches.

Es por ello que, para estos casos y como norma general, nos dan algunos consejos; evitar horarios irregulares, los ambientes ruidosos  y agitados, y la sobreestimulación del niño. Sobre los efectos de los horarios irregulares he hablado anteriormente en "La Vecinita Del Primero Nunca Sonríe".

Muchas veces, incluso poniendo en práctica estos consejos, como es nuestro caso, no es fácil conseguir que el pequeñín se duerma, pues su curiosidad y sus ganas de seguir investigando es tal que hacen hasta lo imposible por mantenerse despiertos. Luego, cuando realmente quieren conciliar el sueño recurren a aquello que mas les ayuda y que con el tiempo se convierte en un hábito o en una manía. 

¿Tienen sus hijos algunas manías o Rituales De Adormecimiento Infantil a la hora de conciliar el sueño?.


miércoles, 16 de noviembre de 2011

El Elefante Encadenado


Han tomado nota mental, antes de tener hijos, de algo que querían inculcarles y, ¿ahora lo están haciendo?. Lo mas probable es que la respuesta sea si, y no solo de algo, sino de muchos "algos".  

Hace unos años fui al cine a ver la película "En busca de la Felicidad". La película no me marcó especialmente, de hecho, casi ni recuerdo los detalles pero un diálogo entre un padre y su hijo si que se me quedó grabado a fuego, no tanto la forma en la que fue dicho sino su mensaje, su intención. Es el siguiente:


"- Eh! Nunca dejes que nadie te diga que no puedes hacer algo, ni siquiera yo, vale?
 - Vale                                        
 - Si tienes un sueño tienes que protegerlo. Las personas que no son capaces de hacer algo te dirán que tu tampoco puedes. Si quieres algo ve a por ello y punto."

Lo entienden, ¿verdad?. Desde entonces trato de eliminar mis propias barreras para inculcarle a mi hijo esta idea. No es fácil, porque no solo tengo que eliminar las mías propias sino también las de los demás y enseñarle a mi hijo cómo romper él también esas barreras; las suyas, y las de los otros. Arduo trabajo, dicho sea de paso.

Más explícitamente, y ahondando mas en la idea, me topé hace unos días con esta reflexión de Jorge Bucay, "El Elefante Encadenado":



Nunca, nunca debes permitir que alguien te diga que no puedes hacer algo y mucho menos debes permitir que ese alguien seas tú.

Somos enteramente responsables de las ideas y valores que ahora les estamos inculcando a nuestros hijos. La mayoría de los cuales perdurarán por siempre y serán la base de su ser. Hagamos de ellos individuos sin cadenas, sin lastres. Serán mas libres y podrán llegar muy lejos, allá donde otros ni sueñan con poder hacerlo.

Ahora, nuestros hijos son como un gran libro en blanco, abierto y deseoso de ser escrito. Cuánta responsabilidad tenemos pero, ¿acaso no es ya suficiente recompensa el amor que ellos nos profesan?. Devolvámosles amor por amor, bien por bien, sin cadenas, sin límites, sin condiciones.


sábado, 12 de noviembre de 2011

La Vecinita Del Primero Nunca Sonríe


Últimamente he estado dándole vueltas al tema de las rutinas en los niños. En si realmente les afecta tanto el no tener unadeterminada en sus siestas o en sus comidas. Tengo un hijo, y se que los cambios le suelen afectar pero, ¿que hay de los niños que no tienen rutinas?. Todos los estudios que he leído coinciden en que los niños se desenvuelven mejor con una rutina, se sienten mas seguros sabiendo qué es lo siguiente que va a ocurrir y no se sienten tan perdidos y desorientados. En cuanto al sueño, si observamos solo un poco al niño, podemos averiguar sus ciclos de sueño sin necesidad de recurrir a un experto. Hay mucho de intuición, observación y comprensión en todo esto.

Pues bien, los vecinos del primero tienen dos hijas, preciosas he de añadir, la mayor de unos dos años y la menor de unos tres meses. Hasta ahora, el padre se quedaba en casa cuidando de la mayor y la madre era la que trabajaba. Como está de baja maternal, están todos en casa. Entiendo que con un segundo bebé debe ser algo más difícil mantener una rutina, sobretodo al principio, pero en este caso he de decir que nunca la ha habido, al menos no una pauta fija y continuada. 

El caso es que nunca he visto a esa niña sonreír, siempre que la veo está malhumorada, o gritando y, por respuesta a cualquier cosa que le preguntes siempre tiene un no, enérgico y rotundo. Al principio no le di importancia, pensé que estaba en la edad de hacer esas cosas, pero los episodios se repiten una y otra vez. Manifestándose en diferentes formas según la fase por la que esté pasando, dígase grandes perretas, terrores nocturnos, celos por la nueva hermanita y un sin fin de distintos motivos justificados o no. Todo es acogido por ella de forma muy huraña. Es una pena pues como he dicho, es una niña preciosa y lo sería aún más si sonriera. Sus padres parecen llevar la situación con paciencia unas veces, y resignación, otras. Y de verdad, parecen ser buenos padres, y tengo comprobado que son muy buenos vecinos. Siempre muy atentos, siempre pendientes también de mi peque. 

Hace poco, tuvimos un familiar de visita en casa por tres semanas y no había manera de que el peque quisiera dormir en las noches porque no quería perderse la novedad del invitado. El peque se despertaba y lloraba porque quería salir de la habitación hasta que conseguíamos dormirlo de nuevo. Pues los vecinos, preocupados,  nos trajeron a casa un libro sobre recetas naturales para relajar y hacer dormir a los niños. ¡Hasta un frasquito de aceite de lavanda nos dieron!. Con esto trato de descartar que tengan a su hija descuidada, pues si con mi hijo son tan desprendidos he tenido ocasión de comprobar que con los suyos no lo son menos.

Hace cosa de un mes llegábamos nosotros tres a casa sobre las ocho de la noche, a tiempo para bañar, dar de comer al peque y justo para caer rendido a las nueve. Pues bien, cuando entrábamos al edificio, la familia del primero salía, (los cuatro). Como siempre, la nena iba enfurruñada y me respondió con un no y, un giro de cabeza con fruncimiento de morritos incluido, a mis intentos de charla. Luego, su madre me dijo que estaba de mal humor porque acababa de despertarse de la siesta... Quedé en shock, pues pensé, madre mía, si se levanta de la siesta a las ocho, ¿a que hora se acostará a dormir esta noche? ¿y a qué horas hace sus comidas? ¿y a qué hora se levanta? y un largo etcétera de ¿y...?. Si el efecto de una siesta tardía es ese ¿qué se puede esperar si todos los días siguen un desorden? como es el caso... 

Y que conste que no soy de las mamás super estrictas con los horarios. Intento mantener la rutina pero no siempre se puede, especialmente con nuestro peque, que desde que nació parece tener una prisa enorme por hacer vida de adulto. Así que de vez en cuando le hacemos algunas concesiones.

Los desórdenes en el sueño, en la duración del mismo y en las comidas (por nombrar los factores mas importantes), afectan mucho en el carácter y en el humor, no solo de un niño, sino de cualquier adulto. Sin ir mas lejos, mis hermanas y yo somos conocidas por empezar a convertirnos en "El Increíble Hulk" cuando se nos pasa la hora de la comida y no hemos comido. Según esto, en un niño el efecto debe ser demoledor. Y por lo que veo en mi vecinita, está totalmente comprobado. Creo que es por eso por lo que la vecinita del primero nunca sonríe.

Hacer continuamente siestas a deshora hace que se pierdan las horas de las comidas y posiblemente que la alimentación sea distinta en cantidades y en la dosificación. Falta de sueño y desorden en la alimentación afectan al crecimiento y como no, al carácter, a la concentración y a tantas otras cosas, que soy incapaz de enumerarlas todas aquí. El ser humano es tan complejo que conseguir un equilibrio es harto difícil. No todas las pautas se amoldan a todos pero hay unos consejos básicos que sí podemos seguir y que están basados en la experiencia de muchas personas durante muchos años. Siguiéndolos tendremos ya mucho camino andado.