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domingo, 4 de noviembre de 2012

Treinta Segundos Después


Treinta segundos en los que estás y no estás. Treinta segundos que marcan la diferencia.
Te sigo con la mirada mientras juegas y cuando vuelvo a mirar, treinta segundos después, ya no estás.

Todo gira, te busco y no te encuentro. Todo se acelera y se ralentiza a la vez. Busco tu luz porque lo demás no importa.
Siento un gran vacío, un profundo abismo, una soledad infinita. Vislumbro ecos de tragedia, de llantos, angustia, culpa y desasosiego. Miles de pensamientos oscuros inundan mi mente.

Creo verte a ti y a tu sonrisa por todas partes. Mi corazón desbocado. Pero no estás.
Y todo eso treinta segundos después.

Al fin te encuentro. Y tu me recibes feliz, como siempre, e inconsciente de todo, sentado en un balancín del parque: "Mira mami, me estoy remando yo solo".

Te beso, te abrazo, te palpo para asegurarme de que en verdad eres tú, de que estás bien, y te vuelvo a besar. No te quiero soltar.

Todo vuelve a su estado natural, regresan los colores y el resto del mundo, ya no veo oscuridad sino luz. Pero la angustia sigue ahí.

Yo te encontré pero no puedo evitar pensar en todas esas madres que no han tenido la misma dicha, y siguen buscando perdidas en esa oscuridad asfixiante que sobreviene inexorablemente treinta segundos después...

jueves, 16 de febrero de 2012

Reseña: "Mi Hermana Vive Sobre La Repisa De La Chimenea"


Para hoy les tengo una reseña. Se trata de un libro precioso, sencillo, de esos que parecen ligeros y resultan ser muy profundos. De esos libros sin florituras y que consiguen mover los cimientos de cuantos lo leen. Y es que doce horas de vuelo dan para mucho, con hijo incluido.


El libro se llama "Mi hermana vive sobre la repisa de la chimenea" de Annabel Pitcher.  Lo he disfrutado muchísimo, hasta el punto en que puedo decir que me quedaría con un montón de frases e ideas que, el mismo protagonista, desde su inocencia, te invita a reflexionar. No soy de las que subraya libros pero si lo hiciera estaría casi todo marcado. He rescatado dos pasajes que me han llamado especialmente la atención; 
"Cuando yo era pequeña, tenía cinco ositos. Edward, Roland, Bertha, John y Burt... Me encantaban todos. Sobretodo Burt, que no tenía ojos. Pero un día lo perdí. Me lo dejé en un autobús en Escocia una vez que fuimos a visitar a la abuela y nunca más lo volví a ver. Me llevé un disgusto enorme continuó Jas. Me tiré horas llorando. Pero fue un alivio volver a Londres y tener allí mis otros osos. Desde entonces los quise más que nunca, porque faltaba uno".
El segundo pasaje es de una simplicidad y una profundidad abrumadoras. Una sencilla descripción que implica tantas cosas...

"... Me  puse de puntillas intentando ver a mamá por encima de sus cabezas.
Botas negras.
Vaqueros.
Abrigo Verde.
Y manos.
De color rosa, vivas, manos de verdad que agarraban con fuerza un bolso negro, jugueteando con la cremallera plateada. Manos que habían hecho cenas y despejado dolores de cabeza y me habían metido jerseys por la cabeza en los días fríos. Manos que me habían arropado en la cama. Manos que me habían enseñado a dibujar." 

No me gusta desvelar el argumento de un libro y qué mejor que estos dos pasajes para dar ocasión a que él mismo se explique y desvele parte de su riqueza de contenido. Se los recomiendo enteramente y los invito a darme su opinión al respecto.