martes, 29 de noviembre de 2011

Principio Y Fin De La Primera Pataleta


Por lo que se, mi peque debe estar ya rondando la edad en la que los niños empiezan con sus rabietas. Normalmente no va mas allá de un llanto rápido y se calma cuando se le desvía la atención a otra cosa o cuando simplemente se da cuenta de que no va a conseguir nada con esa actitud, que suele ser pronto, dicho sea de paso. Creo que en este último caso utiliza su medidor de cuán en serio pueden estar hablando papá y mamá, y suele ser exacto, aunque a veces intente tensar un poco las cuerdas para ver qué sucede.

Pues bien, hace unos días nos encontrábamos mi peque y yo en el lugar de los hechos, es decir, en la cocina. Yo no recuerdo qué estaba haciendo, sólo se que estaba ocupada con algo que no podía dejar y ahí estaba el peque queriendo llevarme a otro sitio para jugar o para que le alcanzara algo. El caso es que, concentrada en lo que estaba haciendo, le trataba de explicar que tuviera un poquito de paciencia que enseguida iba. Y hete aquí que el peque berrea un poco, hasta ahora nada nuevo, pero luego se decide a dar un paso más en su carrera infantil y veo que se tira de rodillas y comienza a agitar los brazos. Yo, en mi asombro y saliendo de la concentración en que estaba lo miré perpleja (reconozco que me pilló totalmente desprevenida) y le dije:" ¡¿Pero qué estás haciendo ahí tirado?! ¿Qué haces? ¿De dónde ha salido eso?". Nunca olvidaré el silencio que vino después.

De verdad, si los niños pueden sentir vergüenza propia les digo que él la sintió, porque durante ese silencio le cambió el semblante y me miró durante unos segundos, que por cierto a mí me parecieron eternos. En esos momentos, alguien estaba tomando una decisión seria, y no era yo. Acto seguido, se levantó con toda la dignidad que pudo reunir y se marchó con su cabeza bien alta a la sala como si no hubiera pasado nada. Yo lo seguí estupefacta con la mirada mientras él retomaba sus juguetes y se ponía a jugar con ellos.

Desde entonces, les puedo asegurar que no ha vuelto a tirarse al suelo para reclamar algo. Quizás vuelva a intentarlo mas adelante pero por ahora el mar está en calma. Crucemos los dedos...
Conclusión: "Principio Y Fin De La Primera Pataleta".

La Importancia De Una Tribu



Me he dado cuenta de que un tema muy recurrente en mis entradas es el de la felicidad. Lo cual me llena de satisfacción porque es un reflejo de mi estado actual, es decir, feliz. Sinceramente, hubiese sido una total y absoluta llamada de atención si al hacer una lectura rápida de mis últimos posts descubro que reina la tristeza, la queja o cualquier otro signo negativo en ellos.  

Pues bien, siguiendo con mi tema favorito, y sin ánimos de aburrir, todo lo contrario, compartir y fomentar felicidad es mi intención, me he encontrado con este vídeo elaborado con reflexiones de  madres blogueras, entre otros, desde "Fans de la Maternidad":




Después de ver el vídeo me he puesto a pensar en cuándo es realmente feliz mi peque, y la verdad, la respuesta no la tuve que pensar mucho. Mi peque es feliz cuando está con papá y mamá. No hay juguete que reemplace eso. Y con esos pilares, si además añadimos a los abuelos, los tíos, los amigos, etc., entonces ya la felicidad adquiere niveles imposibles de numerar. 

Cuánta razón tiene ese proverbio africano que da entrada al vídeo: "Para criar a un niño hace falta la tribu entera". En nuestro caso es así, cada miembro de la familia le aporta algo, un pedacito distinto de felicidad digamos, pero felicidad al fin y al cabo, y eso forma parte de su crianza y su educación. Lo completa.

Personalmente, he tenido la suerte de pertenecer a una "tribu" que me ha "completado" (y me sigue completando porque éste proceso nunca acaba), al menos así lo considero yo. Entre otras muchas cosas, me han brindado la oportunidad de viajar y poder constatar de primerísima mano que el ser humano es feliz con lo poco que pueda tener. He visto niños jugando, felices, en parajes áridos e inhóspitos donde las dificultades son muchas y yo misma me he asombrado de la simplicidad del asunto. De lo poco que se necesita para tener pedacitos de felicidad que te completen; amigos, padres, familia, amor... Esta es La Importancia De Una Tribu.

Somos nosotros los que llegamos a esos países y nos preguntamos cómo pueden ser felices sin ésta o aquélla cosa material. Y es que ¿cómo se va a extrañar lo que no se ha tenido?, muchos no tienen ni un atisbo de lo que puedan estar "perdiéndose" y no son menos felices por ello. 

Al margen de la enorme cantidad de carencias que puedan tener estos países, cada núcleo, cada "tribu", mantiene su esencia, se adapta, se completa y es feliz. Por otro lado, el concepto de felicidad y de "estar completo" tiene tantas variantes como personas somos. No todos valoramos lo mismo de la misma manera y cosas que a unos le producen felicidad a otros no, pero creo seriamente en que el apoyo en unos pilares básicos (tribu) son fundamentales para alcanzar la felicidad.


Un Secreto



¿Les cuento algo tierno, íntimo y muy nuestro?. Guárdenme el secreto. Aquí va:

Todas las mañanas, papi sale antes porque tiene que ir a trabajar y el peque y yo nos quedamos acurrucados haciendo tiempo hasta nuestra hora de prepararnos. Cuando a papi ya le queda poco para salir, el peque, quien yo creo que ya tiene controlados los tiempos, se quita la chupa y dice: "Papaaaaaaaaaá". Y acto seguido nos ponemos en posición de ser besuqueados al sentir venir los pasos emocionados de papi por la llamada. Papá nos llena de besos a los dos, miles y miles de besos y luego nosotros a él, bueno, más yo porque al peque le gusta mas que se los den. Cuando conseguimos despegarnos el peque despide con la manita a papi: "aiós".

Estos momentos están sucediendo en estos días, ahora, y soy muy consciente de ellos y se que los recordaremos por siempre. Serán de esos recuerdos entrañables e inolvidables y por eso quería compartirlos. Pero ssshhhhhhhhhhh.... no se lo digan a nadie... es Un Secreto... ;)


lunes, 28 de noviembre de 2011

Mi Blog Tiene Duende



Quiero agradecer  a Silvia del blog "Ser Madre: ¡Toda una aventura!" por otorgarme éste mi primer premio; "Mi blog Tiene Duende". Me encanta, Silvia, ¡muchas gracias!. Ha sido todo un detalle...
Para recogerlo, debo decir la palabra que más me gusta y pasar el testigo a otros 5 blogs. No se si es porque es el primer premio bloguero que recibo, pero lo cierto es que me he tomado lo de la elección de la palabra muy en serio. He estado dándole vueltas y no me ha resultado nada fácil. En fin, que al final, después de tanto darle vueltas he elegido una palabra y es: . , cercano y sin distancias. Porque con dos letras englobamos un mundo y porque me gusta estar cerca de ese mundo, que eres .
Bueno, ahora paso a otorgar el testigo a otros cinco blogs, y que conste que cinco fueron pocos pues se me quedan muchos atrás. Premio "Mi Blog Tiene Duende" para... 

 
¡¡Me muero por saber cuales son sus palabras favoritas!!. Besos



La Diplomacia Y Otros Miedos


¿Dónde está el límite entre la diplomacia y lo que realmente quieres o te apetece hacer?. Realmente llevo unos días haciéndome esa pregunta. Cierto es, que la maternidad me ha dado el don de ser mas tajante, eso sí, con diplomacia. Ahora tengo mas definido lo que quiero y lo que no. Pero ahí está la diplomacia, siempre La Diplomacia Y Otros Miedos...

Y se me ha ocurrido pensar también que nuestra expresión de la diplomacia (al menos la mía), no es mas que un deseo de lo que queremos para nosotros de vuelta. Es decir, yo te apoyo, te incluyo, te respeto, soy correcta, amable, etc., porque quiero que así seas conmigo también. Porque se trata de vivir y dejar vivir en armonía. Pero, ¿qué ocurre cuando los resultados no son los esperados? ¿cuando no hay un entendimiento? ¿o cuando te encuentras con personas que sólo quieren recibir y recibir y recibir?. 

Últimamente repartir diplomacia a diestro y siniestro se me está haciendo tan cuesta arriba. Hasta ahora no me había planteado los beneficios o no que ésto me pudiera reportar pero cuando tu yo interior reclama mas protagonismo y a su vez, no quieres desatender a los tuyos, se hace evidente una reestructuración de prioridades.

La maternidad también me está pidiendo a gritos que reclame y proteja mi espacio. Mi espacio. Mi claro de luna a cualquier hora del día. Si antes era una parte importante de mi, ahora es sagrada. Ya no tenemos la misma cantidad de tiempo de la que disponíamos antes y se nos hace patente el hecho de que hay que minimizar todo aquello que nos hace perderlo y nos desvía de lo que realmente queremos. Con salvedades claro, hay ciertas obligaciones que no querríamos pero son necesarias. Yo me refiero a las que no solo no nos aportan nada sino que nos restan tiempo, salud, humor, vida...

Pues he decidido dar prioridad a mi espacio, a mi salud mental, a mi  y a los míos. Terminar de erradicar esas "distorsiones" de mi alrededor. Ejercer la libertad de decir NO cuando eso es realmente lo que quiero decir. A pequeña escala claro está, pues la que es diplomática lo es hasta el final. ;)

sábado, 26 de noviembre de 2011

Dulces Sueños Mi Amor


Se acaba de dormir mi pequeño. Lo he sabido como si fuese yo misma la que entrara en fase de sueño profundo. 

Hoy estaba cansado, ha tenido un día muy largo. Hasta nos ha ayudado con la compra en el supermercado. Desde dentro del carrito nos pasaba los productos para que los pusiéramos en la cinta de la caja registradora. Qué serio y qué concentrado estaba, y no se dio por vencido ni con las cosas mas pesadas. Después se empeñó en empujar el carro hasta el coche (guiado por nosotros, claro) y luego, de vuelta a dejar el carro en su sitio. Qué carita de satisfacción por el trabajo realizado tenía, por habernos ayudado y formar parte activa del trío que somos. Qué orgullosa estoy de él. 

Hoy estaba cansado, ha tenido un día muy largo y ha hecho todo lo que estaba en sus manos para dormirse pronto. Estaba entre mis brazos, encendí su estrellita musical y ahí empezó su ritual. Se lleva su manita a la orejita y canturrea un "aaaaaahhhhhhmmmmmmmmm"... Al poco rato, la chupa adquiere vida propia y comienza a moverse a lo "Maggie Simpson", y luego,  he notado cómo su cuerpo se iba relajando poco a poco, sus bracitos, sus piernas, su cabecita, y todo él...

Lo he acostado en su cuna y le he puesto sus calcetines para que no pase frío (es la única manera de que se los deje puestos). Le he tapado y lo he vuelto a besar por enésima vez en el día de hoy. Me he quedado un rato observándolo mientras dormía y, como si lo supiera, en sueños me ha brindado una preciosa sonrisa.

Dulces Sueños Mi Amor... 

jueves, 24 de noviembre de 2011

Llámenme Egoísta


Llámenme egoísta por haber querido (y podido) ser yo el recipiente donde se gestó mi hijo. Con qué ilusión viví mi embarazo, qué dichosa fui, y aún no tenía ni la menor idea de que esa iba ser sólo una pequeñísima parte de lo que me esperaba.

Llámenme egoísta por haber sido yo y solo yo la que disfrutara de los momentos más íntimos mientras lo amamantaba, esos preciosos, irrepetibles e inolvidables momentos.

Llámenme egoísta por estar encantada de que la primera palabra que dijera mi hijo fuese "mamá". Mamá, mamá...

Llámenme egoísta por tener la oportunidad de verlo despertar cada mañana y presenciar el sol de su sonrisa.

Llámenme egoísta por querer ser yo quien lo bese y lo tape cada noche antes de irme a dormir.

Llámenme egoísta por querer compartir cada progreso que él hace y por querer pregonar a los cuatro vientos el amor que él inspira en todos los que le rodean.

Llámenme egoísta porque hace tan sólo tres días mi hijo me miró con dulzura, se abrazó a mi cuello y me llenó de besos. Sus primeros besos, besos conscientes, fueron para mí.

Llámenme egoísta, llámenme egoísta...

El "Juguete" Estrella


¿Quieren saber cual ha sido el mejor "juguete" para mi hijo, con diferencia  y desde hace meses?. Éste;


Sí, la cesta de las trabas para tender la ropa es El "Juguete" Estrella...

En su momento pensé que sería algo temporal pero ya tiene 15 meses y si pilla la cesta deja lo que tenga entre manos para entregarse a la aventura de revolver, tirar y esparcir todas las trabas. En medio de tanta explosión de colores, de repente, decide compartir la emoción y viene a buscarme para que nos sentemos juntos a disfrutar del carnaval. Quizás sea porque no siempre la tenga a su alcance pero el caso es que no ha pasado de moda. Y no es porque no tenga juguetes, tiene un baúl lleno hasta los topes.

He estado pensando en esto ahora que tenemos encima las navidades y los comerciantes no paran de anunciar tanto juguete, carísimos muchos por cierto. Cada vez que los anuncian por la tele mi hijo se queda observando como si no hubiera nada ni nadie mas en el mundo, sobretodo si lo que venden es un camión. Sinceramente, ilusa de mí, pensé que aún me quedaba mas tiempo, creí que esa fascinación llegaría mas tarde, pero estaba equivocada, ya ha empezado y se irá intensificando.

Ni que decir tiene que nos pilló desprevenidos el día en que fuimos al supermercado y pasamos por la sección de juguetes. ¡No había manera de sacarlo de allí!. A pesar de todo, este año iremos escapando porque le atraen igualmente otras cosas. Ahora que todo se empieza a llenar de luces, decoraciones y de árboles de Navidad el niño no da abasto con todo lo que quiere ver. ¡Le faltan ojos!. Aprovecharemos también para enseñarle el valor de esas pequeñas cosas que ahora le parecen grandes y que luego tendemos a infravalorar y, de paso, nos servirá como ejercicio propio.

Echando la vista atrás, hasta mi infancia, y tratando de recordar juguetes a los que tuve mucho aprecio, la verdad es que fueron unos pocos y los recuerdo perfectamente de entre tantos que tuve. Pero cuando trato de recordar momentos realmente divertidos y que quedaron grabados en mi memoria con especial cariño, recuerdo los días en que mis hermanas y yo nos metíamos en una caja de cartón y jugábamos durante horas o los días en que nos bañábamos en la azotea con la manguera y mojábamos todo. Momentos compartidos con personas, donde lo importante es la compañía y la calidez humana.

Hoy, recordando aquellos días vuelvo a ser la niña que un día fui y me entrego yo también a la aventura de tirar las trabas de tender la ropa con el pequeñín, porque esos son los momentos que perduran, los imborrables.

miércoles, 23 de noviembre de 2011

Mamá y Abuela

Nunca pensé, que mi madre iba a ser la abuela que es hoy en día. Abuela incondicional, cariñosa, generosa y todas las osas que se nos puedan imaginar en este sentido. ¿Pero donde estaba esa mujer escondida cuando "sólo" era madre?. Y no quiero decir que antes no fuera cariñosa ni nada de eso sino que era sumamente exigente y siempre ejerciendo correctivos sobre sus hijas. Claro, pensando yo, ahora ha dejado de lado los correctivos, de esa función ¡que se ocupe la madre!. Ella está para mimar, consentir y adorar a su nieto.

Miren ustedes por donde, cómo es la vida, que Dios le trajo como nieto el varón que nunca tuvo y que siempre deseó, pues nosotras somos tres hermanas. Y ya que nombro a Dios aprovecho para decir que él supo cómo hacer las cosas al no darle un hijo varón a mi madre porque si en vez de ser mi madre fuese mi suegra hace mucho tiempo que hubiese habido un cisma familiar. Porque una madre es una madre, con ella discutes, muchas veces sin medir las palabras, te enfadas, ríes, lloras, gritas y seguirá siendo tu madre pero con tu suegra no es lo mismo. Y eso que yo con mi suegra estoy encantada, es la mejor de las suegras, respeta nuestras decisiones y nos quiere mucho pero nos falta ese lazo que tienen una madre y una hija, ese lazo irrompible. Ella es un buen ejemplo a seguir, sobretodo teniendo en cuenta que algún día llegaré a ser suegra también.

Estando así las cosas, lo vamos llevando. Ambas, mi madre y yo, somos conscientes de las funciones de la otra y aunque nunca se lo admitiré estoy encantada con que ella cumpla tan bien con las suyas. Aunque tenga que regañarla por no hacerme ni caso cuando le doy instrucciones, aunque a escondidas le de al peque otras comidas y a deshora porque crea que el niño "está muy flaco", aunque no lo despierte porque le da penita a pesar de que el peque se ha dormido antes del almuerzo y luego nos dará la lata toda la tarde, aunque lo lleve a misa siempre que puede en vez de llevarlo al parque como habíamos quedado y de paso aproveche para mostrarle orgullosa su nieto a todas sus amigas, aunque se niegue a darle de comer en la trona sino sentadito en sus piernas para hablar con él y sentirlo mas cerquita. Aunque haya desocupado el cajón de la cómoda de una de mis hermanas para poner sólo las cosas de su nieto de tal manera que no le falte nada y que tenga "su propio espacio", aunque le haya enseñado a apagar cualquier luz eléctrica soplando como si fuera una vela y aunque, si por ella fuera, el niño no caminaría pues estaría mejor en sus brazos. 

Soy feliz por ella, ella que es Mamá Y Abuela, porque desde que nació su nieto su cara se ilumina con un brillo especial. Porque aunque estemos en desacuerdo en un montón de cosas, a ella sólo la mueve el puro amor que siente hacia él y porque, su nieto, mi hijo, la adora con locura y su carita se ilumina también cuando la ve o tan solo con nombrarla.


Y estoy feliz por mi, por tener la suerte de contemplar tanto amor entre una abuela y su nieto.

martes, 22 de noviembre de 2011

De Malos Humores Hablo...


Hay mañanas en las que por muy perdida que vayas en tus pensamientos es inevitable reparar en el humor de los demás en cuanto sales por la puerta de tu casa. Y digo inevitable porque ese humor no se lo guardan para sí sino que lo reparten a raudales entre todo aquel que les rodea. Hablo del mal humor, el bueno ya lo llevo yo cuando salgo de casa y de mi depende luego mantenerlo y no dejarme llevar por la negatividad de otros. 

Por desgracia, no se puede estar pletórico las 24 horas del día pero sí que se puede tratar de no descargar nuestra negatividad sobre los demás. Si es que al final no la descargas, sino que contagias a otros y luego te viene multiplicada de vuelta (y esto vale para el buen humor también, claro está). De igual manera, no todos los días tiene una la misma fortaleza como para poder esquivar el golpe y terminas cayendo sin darte cuenta en la telaraña de los malos humores. Menos mal que ver a mi peque siempre me saca de ese aturdimiento...

Ojalá todos los días fueran, para nosotros los adultos, iguales a como reciben a mi peque en la guardería. Siempre con una sonrisa y una calurosa acogida. O como cuando vas a un parque de atracciones infantil. ¿Alguien ha ido a Disney World?. ¡Dios mío! qué es lo que hay que hacer para que todos a tu alrededor estén felices y dichosos? ¿pagar?. 

Oigan, que tampoco pretendo que haya un festival permanente a mi alrededor pero cada uno sus frustraciones que se las lime en privado y así hacemos la vida mas llevadera a los demás... De Malos Humores Hablo...¡He dicho!

Y todo esto por unos taxistas con los que me topé esta mañana, mientras llevaba al peque a la guardería, que debieron levantarse hoy con el pie izquierdo. 


domingo, 20 de noviembre de 2011

Mamá Trabajadora


Hoy me toca hacer una llamada de atención principalmente a nosotras mismas, las mujeres, y muy especialmente a las que son mamás. Últimamente he estado en varias reuniones entre amigos y conocidos y como suele pasar, terminamos las mamis hablando de nuestros peques y lo que nos preocupa por un lado, y los demás, por otro.

El caso es que me he topado con una situación algo incómoda, bastante, mas bien. En una conversación algunas mamis comentan lo duro que es para ellas el tener que ir a trabajar y dejar a los peques en casa con papá, o en la guardería, o en casa de la abuela, en fin... Sentimiento que por supuesto comparto, es muy duro perderse esos pequeños avances diarios de nuestros pequeñines y son muchas las voces femeninas las que se agitan, gritan y reivindican una conciliación familiar y laboral justa. Entonces, por qué en la misma conversación, cuando se trata el tema de alguna madre que ha decidido quedarse en casa cuidando de su hijo, nosotras mismas la condenamos y se escuchan comentarios del tipo: "Fulanita es una vaga que no quiere trabajar". 

Al margen de si fulanita es vaga o no, concepto bastante subjetivo por cierto, según para quien, y de las razones que tenga fulanita para haber tomado dicha decisión. No me puedo creer que aún hoy, nosotras, insinuemos que quedarse en casa a cargo del hogar y de los hijos sea sinónimo de ser vaga y de no hacer nada. Si precisamente se está hablando ya en muchos círculos de si las amas de casa deberían cobrar un sueldo o no, por ejemplo. ¿Por qué esa doble moral?. ¿No es una de las cosas por las que supuestamente todas estamos luchando?. 

Si, hablamos de conciliación laboral y familiar, pero, ¿la elección de qué porcentaje le dedicamos a cada uno también debería ser nuestra no?. Obviamente, si con un solo sueldo no llegas pues tu elección estará condicionada a eso. Pero no me refiero a ese caso, quiero decir que, en condiciones de disponibilidad de elección, nos gustaría ser libres de poder elegir ese porcentaje que queremos dedicar no?. Después de todo me he encontrado con ambos casos, los de las madres que cuando se les acaba la baja maternal desearían no tener que ir a trabajar y dedicarse a sus hijos a tiempo completo y los de las madres que, finalizada dicha baja, están deseando ir al trabajo para desconectar y retomar su vida laboral. Y entre medias de estas dos posiciones he encontrado también todo un abanico de posibles elecciones (trabajo en casa, menos horas de trabajo y mas en casa, etc..). Y ninguna es mejor o peor madre por eso, yo creo mas bien que tiene mas que ver con el sentimiento materno y otros puntos aplicables a cada caso individualmente.

Por último, nadie está diciendo que fulanita quiera estar sin trabajar toda la vida, sino el tiempo que ella considere oportuno hasta que su hijo tenga una mayor independencia. Son muchos los artículos que hablan sobre algunos países del norte, como Dinamarca o Suecia, donde las bajas maternales son de 50 y 96 semanas respectivamente, por ejemplo. ¿Cuantas no hemos deseado alguna vez tener esas ventajas?. Es mas, ¿cuántas no desearían poder quedarse en casa cuidando a sus hijos aún sin recibir contraprestación alguna?. Entonces ¿por qué criticamos a las que han tomado esa opción y que sí se lo pueden permitir o no pero no les queda otra?. 

Por favor, eliminemos esos prejuicios tan arraigados de nuestras mentes, reflexionemos sobre nuestras incongruencias y definamos lo que realmente queremos porque si no nunca avanzaremos en nuestros propósitos.
   

jueves, 17 de noviembre de 2011

Sopa De Pollo Para El Alma



Por estos días, en los que el tiempo está como loco y no se decide a cambiar de estación y, como no, con la entrada de los niños a la guardería, me ha tocado hacer ya unas cuantas sopas de pollo. En casa siempre hemos asociado la sopa de pollo a cuando estamos enfermos, hasta ahora sin ninguna base científica. Y digo hasta ahora, porque ayer me topé con un artículo que decía que unos investigadores del Centro Médico de la Universidad de Nebraska afirmaban mediante un estudio, y cito literalmente, lo siguiente:
"El caldo de pollo dificulta el movimiento de unas células del sistema inmune llamadas neutrófilos, que acuden a los lugares infectados y liberan enzimas que no solo destruyen virus y bacterias, sino que también fomentan la liberación de mucosidades y atacan a células del propio organismo, provocando la inflamación de los tejidos. De este modo, la sopa de pollo reduciría los molestos síntomas propios de los resfriados, reduciendo la inflamación de la garganta y de las mucosas nasales sin que por ello disminuya la actividad antiviral de nuestro sistema inmune."
Como he dicho antes, esto ha venido a confirmar nuestra costumbre aunque, yo añadiría mas. Nosotros además le damos un valor sentimental. Una sopa de pollo, hecha en casa, con cariño, que tomamos en familia, como mimo y símbolo de amor, preocupación y apoyo cuando te sientes mal. Porque no solo es para el resfriado. Un buen caldito siempre es bien agradecido, incluso para un estómago revuelto, cuando tienes resaca o cuando tienes penas en el alma y en el corazón. 

Siempre pensé que el efecto que producía en nosotros la sopa de pollo era algo mas etéreo, simbólico y hasta mágico, influído por la gratitud y los lindos momentos y la sensación de calor que te abriga. Heredado de generación en generación, casi todos recordamos los caldos de pollo de mamá, de la abuela, de alguna tía... y siempre suele ser alguien muy querido para nosotros, alguien de quien guardamos un especial recuerdo.

Los autores del estudio hasta hacen una lista de los ingredientes que debe llevar la sopa de pollo, a saber; 
"...debe llevar pollo, cebollas, patatas, zanahorias, nabos, perejil, sal y pimienta. Y los ingredientes deben cocinarse durante al menos una hora."
Y no olvides, nunca, añadir amor, mucho amor a tus platos. Entra, siéntate y toma esta rica sopa de pollo para el alma...

Por Ti, Amiga


Decir que la maternidad supone un gran cambio en nuestras vidas ya está muy gastado, aunque no deje de ser cierto.  Y en medio de toda esa vorágine a la que nos vemos sometidas tratamos de ir encajando los demás pedazos de nuestras vidas.  

Hoy quisiera hacer un pequeño homenaje a LAS AMIGAS. Esas amigas que nos aconsejan, nos apoyan y que también se preocupan por encontrar pequeños huequitos en su apretada agenda para poder tener una escapada de chicas, como las de antes de ser mamá, aunque los temas de conversación hayan cambiado sustancialmente.

Claro, entre tanto cambio, también ha cambiado el cuando, cómo y dónde nos vemos. Si van los peques ya no vale lo de ir a una cafetería a sentarse a hablar y lo de salir a cenar ni se menciona siquiera, al menos entre semana. No, ahora quedas en un parque y hablas a gritos desde una punta a la otra mientras cada una vigila a su peque y nos contamos nuestras historias en pequeños capítulos express, pues los peques no calientan sitio y todo el tiempo estamos corriendo detrás de ellos.

Estando así las cosas, empezamos a desarrollar unas ganas enormes de poder sentarnos como antes, en una cafetería (por ejemplo) y contarnos nuestras cosas, las importantes y las que no lo son, solo por el mero hecho de hablar con alguien, de escuchar a otros y por que no, de ser escuchadas. 

Se está haciendo habitual, demasiado por cierto, que por estos días, y con la creciente crisis que nos acecha, el momento idóneo escogido sea el desayuno, tanto si trabajas como si no y mientras los peques están en la guardería. Y da igual la cantidad de tiempo que estemos juntas, ya sean minutos u horas, lo cierto es que siempre nos saben a poco, a muy poco. Siempre quedan muchas mas cosas que decir, que contar, que escuchar, que compartir, que aconsejar, que recordar, que criticar...

Por ellas, por las amigas, porque sin ellas la vida no sería igual y porque nos sometemos a sucesivos actos de prestidigitación para poder vernos y charlar aunque solo sea un ratito. Y porque detalles como ese te iluminan hasta los días mas grises. Por Ti, Amiga...

miércoles, 16 de noviembre de 2011

El Elefante Encadenado


Han tomado nota mental, antes de tener hijos, de algo que querían inculcarles y, ¿ahora lo están haciendo?. Lo mas probable es que la respuesta sea si, y no solo de algo, sino de muchos "algos".  

Hace unos años fui al cine a ver la película "En busca de la Felicidad". La película no me marcó especialmente, de hecho, casi ni recuerdo los detalles pero un diálogo entre un padre y su hijo si que se me quedó grabado a fuego, no tanto la forma en la que fue dicho sino su mensaje, su intención. Es el siguiente:


"- Eh! Nunca dejes que nadie te diga que no puedes hacer algo, ni siquiera yo, vale?
 - Vale                                        
 - Si tienes un sueño tienes que protegerlo. Las personas que no son capaces de hacer algo te dirán que tu tampoco puedes. Si quieres algo ve a por ello y punto."

Lo entienden, ¿verdad?. Desde entonces trato de eliminar mis propias barreras para inculcarle a mi hijo esta idea. No es fácil, porque no solo tengo que eliminar las mías propias sino también las de los demás y enseñarle a mi hijo cómo romper él también esas barreras; las suyas, y las de los otros. Arduo trabajo, dicho sea de paso.

Más explícitamente, y ahondando mas en la idea, me topé hace unos días con esta reflexión de Jorge Bucay, "El Elefante Encadenado":



Nunca, nunca debes permitir que alguien te diga que no puedes hacer algo y mucho menos debes permitir que ese alguien seas tú.

Somos enteramente responsables de las ideas y valores que ahora les estamos inculcando a nuestros hijos. La mayoría de los cuales perdurarán por siempre y serán la base de su ser. Hagamos de ellos individuos sin cadenas, sin lastres. Serán mas libres y podrán llegar muy lejos, allá donde otros ni sueñan con poder hacerlo.

Ahora, nuestros hijos son como un gran libro en blanco, abierto y deseoso de ser escrito. Cuánta responsabilidad tenemos pero, ¿acaso no es ya suficiente recompensa el amor que ellos nos profesan?. Devolvámosles amor por amor, bien por bien, sin cadenas, sin límites, sin condiciones.


martes, 15 de noviembre de 2011

Amor Incondicional


Hoy, alguien que me quiere mucho me ha dicho unas cuantas verdades. Verdades de esas que duelen. De las que hacen que te hundas en lo mas hondo para luego resurgir cual ave fénix, al menos eso espero. Así ha sido siempre conmigo. Soy fuerte, al final resurjo.

Todo mi mundo se tambalea, el piso se mueve y las paredes se desmoronan. Sólo quiero encerrarme en mi misma, en soledad, y pasar este mal rato lamiendo mis heridas. Pero no puedo. Mi pequeñín me espera para jugar. 

Aunque le pongo mi mejor cara parece como si intuyera que esta tarde, mami, necesita su espacio. Para empezar, ha querido comerse solito la fruta de la merienda y cuando le fui a dar el yogur pidió (por primera vez) que papi se lo diera y después se quedó un ratito viendo televisión comiéndose una galleta. 
Si en algún momento se me quiso pasar por la cabeza que hoy mi peque no quería estar conmigo, fue solo un espejismo, pues antes de que tal cosa ocurriera, mi peque se levantó y vino a darme el mejor, más tierno y más reconstituyente de los abrazos.

No diré que ya se me pasó todo. Aún necesito ese tiempo en soledad para lamerme las heridas, pues es algo que tengo que pasar para empezar a tomar ciertas decisiones. Pero doy gracias por tener a mi pequeñín. La luz de mi vida, mi abrazo, mi amor, mi todo... Mi amor Incondicional...

sábado, 12 de noviembre de 2011

La Vecinita Del Primero Nunca Sonríe


Últimamente he estado dándole vueltas al tema de las rutinas en los niños. En si realmente les afecta tanto el no tener unadeterminada en sus siestas o en sus comidas. Tengo un hijo, y se que los cambios le suelen afectar pero, ¿que hay de los niños que no tienen rutinas?. Todos los estudios que he leído coinciden en que los niños se desenvuelven mejor con una rutina, se sienten mas seguros sabiendo qué es lo siguiente que va a ocurrir y no se sienten tan perdidos y desorientados. En cuanto al sueño, si observamos solo un poco al niño, podemos averiguar sus ciclos de sueño sin necesidad de recurrir a un experto. Hay mucho de intuición, observación y comprensión en todo esto.

Pues bien, los vecinos del primero tienen dos hijas, preciosas he de añadir, la mayor de unos dos años y la menor de unos tres meses. Hasta ahora, el padre se quedaba en casa cuidando de la mayor y la madre era la que trabajaba. Como está de baja maternal, están todos en casa. Entiendo que con un segundo bebé debe ser algo más difícil mantener una rutina, sobretodo al principio, pero en este caso he de decir que nunca la ha habido, al menos no una pauta fija y continuada. 

El caso es que nunca he visto a esa niña sonreír, siempre que la veo está malhumorada, o gritando y, por respuesta a cualquier cosa que le preguntes siempre tiene un no, enérgico y rotundo. Al principio no le di importancia, pensé que estaba en la edad de hacer esas cosas, pero los episodios se repiten una y otra vez. Manifestándose en diferentes formas según la fase por la que esté pasando, dígase grandes perretas, terrores nocturnos, celos por la nueva hermanita y un sin fin de distintos motivos justificados o no. Todo es acogido por ella de forma muy huraña. Es una pena pues como he dicho, es una niña preciosa y lo sería aún más si sonriera. Sus padres parecen llevar la situación con paciencia unas veces, y resignación, otras. Y de verdad, parecen ser buenos padres, y tengo comprobado que son muy buenos vecinos. Siempre muy atentos, siempre pendientes también de mi peque. 

Hace poco, tuvimos un familiar de visita en casa por tres semanas y no había manera de que el peque quisiera dormir en las noches porque no quería perderse la novedad del invitado. El peque se despertaba y lloraba porque quería salir de la habitación hasta que conseguíamos dormirlo de nuevo. Pues los vecinos, preocupados,  nos trajeron a casa un libro sobre recetas naturales para relajar y hacer dormir a los niños. ¡Hasta un frasquito de aceite de lavanda nos dieron!. Con esto trato de descartar que tengan a su hija descuidada, pues si con mi hijo son tan desprendidos he tenido ocasión de comprobar que con los suyos no lo son menos.

Hace cosa de un mes llegábamos nosotros tres a casa sobre las ocho de la noche, a tiempo para bañar, dar de comer al peque y justo para caer rendido a las nueve. Pues bien, cuando entrábamos al edificio, la familia del primero salía, (los cuatro). Como siempre, la nena iba enfurruñada y me respondió con un no y, un giro de cabeza con fruncimiento de morritos incluido, a mis intentos de charla. Luego, su madre me dijo que estaba de mal humor porque acababa de despertarse de la siesta... Quedé en shock, pues pensé, madre mía, si se levanta de la siesta a las ocho, ¿a que hora se acostará a dormir esta noche? ¿y a qué horas hace sus comidas? ¿y a qué hora se levanta? y un largo etcétera de ¿y...?. Si el efecto de una siesta tardía es ese ¿qué se puede esperar si todos los días siguen un desorden? como es el caso... 

Y que conste que no soy de las mamás super estrictas con los horarios. Intento mantener la rutina pero no siempre se puede, especialmente con nuestro peque, que desde que nació parece tener una prisa enorme por hacer vida de adulto. Así que de vez en cuando le hacemos algunas concesiones.

Los desórdenes en el sueño, en la duración del mismo y en las comidas (por nombrar los factores mas importantes), afectan mucho en el carácter y en el humor, no solo de un niño, sino de cualquier adulto. Sin ir mas lejos, mis hermanas y yo somos conocidas por empezar a convertirnos en "El Increíble Hulk" cuando se nos pasa la hora de la comida y no hemos comido. Según esto, en un niño el efecto debe ser demoledor. Y por lo que veo en mi vecinita, está totalmente comprobado. Creo que es por eso por lo que la vecinita del primero nunca sonríe.

Hacer continuamente siestas a deshora hace que se pierdan las horas de las comidas y posiblemente que la alimentación sea distinta en cantidades y en la dosificación. Falta de sueño y desorden en la alimentación afectan al crecimiento y como no, al carácter, a la concentración y a tantas otras cosas, que soy incapaz de enumerarlas todas aquí. El ser humano es tan complejo que conseguir un equilibrio es harto difícil. No todas las pautas se amoldan a todos pero hay unos consejos básicos que sí podemos seguir y que están basados en la experiencia de muchas personas durante muchos años. Siguiéndolos tendremos ya mucho camino andado.
  

viernes, 11 de noviembre de 2011

¿Cual es tu mejor momento del día?


 Por estos días, respondiendo a las preguntas de un cuestionario, me topé con una que decía; ¿Cual es tu mejor momento del día?... A partir de ahí dejé de responder al cuestionario. No parece una pregunta difícil pero lo cierto es que mi respuesta no cuadraba con ninguna de las tres opciones. Por otro lado, yo tampoco tenía una única respuesta. Soy consciente de lo afortunada que soy al decir que tengo muchos mejores momentos del día y desde entonces me he estado debatiendo entre ellos para poder escoger el top 1.

 Puedo decir que actualmente mi mejor momento del día es por la mañana, cuando mi hijo se despierta, le preparo su biberón y lo traigo a mi cama para dárselo. Y aquí es donde viene la mejor parte, cuando acaba de comer se echa a mi ladito y remoloneamos juntos, me abraza, me sonríe, jugamos a hacernos cosquillas y somos los mas felices. Momentos privados, nuestros, y llenos de amor y ternura. Esos momentos marcan la diferencia, hacen que el comienzo del día sea especial aunque se repitan todos los días y, nos carga de energía positiva para el resto de la jornada. Como resultado, tenemos un montón de días especiales y felicidad a raudales. 

 Esos ratos en sí, se asemejan mucho a lo que sentía cuando le daba el pecho. Quien sabe, a lo mejor sin darnos cuenta hemos buscado la manera de seguir manteniendo esa intimidad ajustándonos a las nuevas circunstancias. Y ojalá sigamos haciéndolo en un futuro; después de todo no va a estar toda la vida tomando biberón, y los niños crecen y se hacen mayores y pasan por muchas y diversas fases, entre ellas las de volverse mas rebeldes y vergonzosos. Pero quisiera seguir manteniendo esa complicidad que tanto bien nos hace para el alma.

 Por otro lado, y por muy opuesto que parezca a primera vista, mi segundo mejor momento del día es justo cuando llego a casa después de dejar al peque en la guardería y me dispongo a tomar el desayuno. Ese momento de soledad, de estar conmigo misma, feliz y cargada de energía para el resto del día es exquisito. Todo se afronta de otra manera, con seguridad, buen humor y paciencia. De verdad, pruébalo, encuentra tu mejor momento y disfrútalo. El resultado es una sensación de plenitud infinita.

 Y, para ti, ¿cual es tu mejor momento del día?  ;)

jueves, 10 de noviembre de 2011

El Peque Va A La Guardería


Hace unos días, desde la escuela infantil donde está mi hijo nos pidieron que elaboráramos una carta donde expresáramos nuestros sentimientos y sensaciones experimentados con el comienzo de nuestros hijos en la guardería, para la elaboración de la revista anual del centro. Por aquellos días debí de estar tan metida en los acontecimientos que ni siquiera se me pasó por la cabeza compartirlos. Me permito ahora hacerlo, es así como El Peque Va A La Guardería;

  "Comenzaré diciendo que tenemos un niño muy risueño y feliz y que teníamos claro que nuestro hijo empezaría a ir a la guardería al cumplir el año, solo unas horitas y para que estuviera con otros niños y aprendiera otras cosas diferentes a las que le podamos enseñar nosotros, o parecidas, pero que tuviera la experiencia de compartir con otras personas.

 A medida que se acercaba el momento me convencía mas de nuestra decisión, pues realmente los requerimientos de actividad del niño iban en aumento y exigía mas distracciones. Empezó así toda una búsqueda de "la mejor escuela infantil" y definitivamente la decisión se basó en aquella donde nos pareció que el niño seguiría siendo feliz, donde lo quisieran mucho y le ayudaran a desarrollar su pequeño ser durante el tiempo que no estuviera con nosotros. Buscábamos una familia.

 Pasamos así a la etapa del período de adaptación, la mas dura, donde verdaderamente tienes que reafirmarte en tu decisión. Después de todo, los seres humanos somos seres de costumbres y rutinas y cualquier cambio nos preocupa y si el cambio involucra a nuestros hijos nos preocupará aún mas. Ante la inminencia de la fecha te asaltan un montón de dudas y preguntas. Piensas en si se adaptará bien y rápido a la nueva rutina, si lo querrán mucho y lo tratarán con cuidado y dedicación. Si comerá bien o si estarán pendientes cuando su pañal esté sucio. En definitiva, ansías que los que están a su cargo sean una extensión tuya y lo cuiden como en una familia. Quisieras evitarle todo lo malo que pueda pasarle y a la vez sabes que los niños tienen que vivir su propia vida, sus propias experiencias, ya sean buenas o malas y que hay que enseñarle a usar esas experiencias en favor de su yo futuro. 

Todos esos pensamientos se me cruzaban en su período de adaptación, bueno, en nuestro período de adaptación porque fue para los tres (papá, mamá y el peque). La rutina cambiaba para todos y todos tendríamos que saber adaptarnos e intentar que fuera de la mejor manera, sin traumas ni tragedias. Los tres primeros días fueron los mas críticos. Y el tercer día entró llorando... que horrible sensación!. Y que mal se siente una cuando te dicen: "Corre, vete antes de que mire para atrás!". Sabes que tienen razón pero no dejas de sentirte mal, de sentir como si lo estuvieras abandonando y solo piensas en regresar y llevártelo. Hasta que prevalece la razón y te das cuenta de que tu actitud también es fundamental para el niño, que él aprenderá de ti a resolver ésta y muchas otras situaciones. Y que depende de ti el no hacer de ella un drama.

Me atrevo a interpretar su mente cuando digo que lo que más le preocupó al niño de la nueva situación fue si lo estaba abandonando o no. Cuando estaba en casa se me pegaba para ir a todas partes y no soportaba que cambiara de habitación sin él, quería tenerme siempre a la vista. En cuanto se dio cuenta de que la nueva rutina contenía diversión, cariño y que además mami lo iba a recoger mas tarde y todos los días, se relajó, y comenzó a disfrutar. Así es como se ha instaurado una nueva rutina.

 El mejor indicativo; verlo entrar con alegría y verlo salir con alegría. Cuánto daríamos muchas por poder echar una miradita de vez en cuando durante esas horas que pasan fuera, ver sus progresos y cómo se desenvuelven sin sus papis y en otro ambiente. Porque nuestras dudas y preocupaciones no acaban con la entrada del peque en la guardería, de hecho, nunca acaban. Tu hijo es tuyo para siempre. Es por ello por lo que ponemos toda nuestra confianza en sus profesores, porque es un trabajo en conjunto y basado en la comunicación para poder conciliar ambos entornos y para que nuestro peque sea el más beneficiado, que es de lo que se trata al fin y al cabo.

 Hoy, podemos decir que estamos muy contentos de haber encontrado a esta nueva familia que forma parte activa de nuestras vidas."