lunes, 21 de mayo de 2012

Reseña: "Tatiana & Alexander"



Pocas veces sucede que varios libros de una misma trilogía o saga sean todos igual de buenos o incluso que se superen entre sí. Es el caso de este segundo libro, "Tatiana & Alexander", de la trilogía del "Jinete De Bronce" de Paullina Simons.

He quedado realmente impresionada con este segundo volumen, donde además de ser un trabajo mucho mas introspectivo desde el punto de vista de los personajes, lo ha sido también desde el punto de vista de la guerra, de las implicaciones de toda esa época de oscuridad y desasosiego. La autora nos da aquí toda una explicación del por qué de la guerra y de todos los desencadenantes y consecuencias que provoca en muchos aspectos. 

Tatiana y Alexander se ven separados por una cruel guerra y, por supuesto, por la resolución de la misma. De esta manera, la autora aprovecha para ahondar en el pasado, presente y futuro de los personajes haciendo un trabajo, en mi opinión, magistral. Nos ofrece una imagen mas que fiel de los resultados de la guerra, de la destrucción y la desolación que reinaba en Europa tras ella.

Ahonda en el comunismo, en la razón por la cual una familia estadounidense decide abandonar una vida cómoda en su país para abrazar sus convicciones políticas, para ir a vivir el comunismo de primera mano a su cuna, desde lo que creían su nacimiento y no era mas que el declive, con toda la ilusión de aquel que cree en un sistema mejor y eficiente para todos. Les dejo aquí el reflejo fiel de lo que allí encontraron:
"La llegada a Moscú, 1930. A los once años, Alexander entró con sus padres en una habitación pequeña y fría y sintió náuseas en cuanto traspasó el umbral.-¿Qué es ese olor, mamá?- preguntó. La habitación estaba a oscuras y Alexander no veía bien qué había en su interior. Cuando su padre encendió la luz, siguió sin ver apenas nada porque la bombilla estaba sucia y amarillenta. Alexander se tapó la nariz y volvió a preguntar qué era aquel olor. Su madre no dijo nada; se quitó el sombrerito y el abrigo, pero al sentir frío se los volvió a poner y encendió un cigarrillo. El padre de Alexander recorrió la habitación con pasos viriles, palpando la cómoda, la mesa de madera y los visillos polvorientos.-No está mal- concluyó-. Estaremos muy cómodos. Alexander, tú tendrás una habitación para tí solo y tu madre y yo nos quedaremos en ésta. Ven, voy a enseñarte tu dormitorio. Alexander le dio la mano y salió detrás de él. -Pero huele raro, papá...-No te preocupes.-Harold sonrió-. Tu madre lo limpiará todo. Además, no pasa nada. Es sólo que... aquí vivían muchas personas. -Oprimió la mano del niño-. Es el olor a comunismo, hijo. ...- Por favor, papá -insistió-, ¿qué olor es ése?. -Son los retretes, Alexander -respondió su padre, incómodo.- ¿Y dónde están? -preguntó Alexander, paseando la mirada por el dormitorio. -Aquí no. Están cerca, en el pasillo. -Harold sonrió-. Míralo por el lado bueno: no tendrás que ir muy lejos si te despiertas en medio de la noche.-Papá -dijo, respirando por la boca para contener las náuseas-. ¿No sabes que nunca me despierto en medio de la noche? Tengo un sueño muy profundo. En la habitación había un camastro cubierto por una mantita de lana. Cuando se fue Harold, Alexander se asomó a la ventana para ver qué había fuera. Hacía mucho frío en Moscú. Era diciembre y la temperatura era de varios grados bajo cero. Al asomarse a la calle desde el segundo piso, Alexander vio que en el suelo de uno de los portales dormían cinco personas. Dejó la ventana abierta. Hacía frío pero no le importaba. Prefería que se ventilara la habitación. Salió al pasillo pero no pudo entrar en el baño y optó por bajar a la calle. Al volver se desvistió y se metió en la cama. El día había sido largo y Alexander sólo tardó unos segundos en dormirse, pero tuvo tiempo de preguntarse si también existiría el olor a capitalismo."

Si por algo se caracteriza esta trilogía es por su intensidad. Intensidad en los personajes, en la historia y en los sentimientos.  Aquí les dejo una muestra de uno de esos momentos de desesperación y de cansancio. La hora mas negra de Tatiana:

"Tatiana miró la pistola que tenía en el regazo, con siete balas en la recámara, y pensó: Sólo se necesita una fracción de segundo, una milésima de segundo, para que todo acabe. Así de fácil".

Cerró los ojos. Qué alivio no tener que despertarse nunca mas. No tener que despertarse y pensar en él tendido sobre el hielo. Qué alivio no sentir este ahogo. No amar. No herir, ni desear, ni sentir pesar. Como si el pesar no fuera solo mi derecho, mi prerrogativa, mi privilegio, sino también mi castigo. Acaricio mi pesar como antes lo acariciaba a él; mientras siga fingiendo que vivo, puedo estar cerca de él. Lo he mantenido a raya durante casi tres años, guardado en la carreta de la desesperación. Ahora estoy desconsolada, dejadme en paz, dejadme contemplar mi pesar con toda mi pasión y todo mi ardor. Pensábamos que mi fuerza me permitiría superarlo, pensábamos que sería capaz de sobrevivir a esto. Pero nos equivocábamos. Al parecer, no consigo superar tu ausencia. Y sin embargo, es lo que más ansío... Qué alivio sentiría, qué placer, si no tuviera que vivir por los dos."
Realmente es una trilogía muy completa, los datos históricos y la documentación entretejidos con una excelente historia hacen de ella un resultado redondo. Redondo en sus conexiones y en su congruencia pues el resultado en sí dependerá de cómo cada persona viva su vida después de tan horribles experiencias. Son muchos los horrores vividos y la lucha no acaba cuando termina la guerra. Después de la guerra la lucha es contra uno mismo y los traumas adquiridos, contra las pérdidas que nos hacen sentir mas solos y contra los traumas y pérdidas de los demás que también siguieron viviendo...

jueves, 17 de mayo de 2012

Desvelados



Alrededor de las 2 de la madrugada del martes 15 de Mayo, el peque es trasladado (por mí) de su cuna a nuestra cama todo sudoroso y sofocado, plena ola de calor mediante. Ahora somos tres sudorosos y sofocados en la misma cama, bueno dos, papi duerme como un bendito y ni siente ni padece.

Más tarde, sobre las 2:30 a.m y después de un montón de vueltas con sus diferentes posturas, lleno de besos al peque y con palabras suaves lo animo a seguir durmiendo. Mami también se ha desvelado y no podrá dormir hasta que el peque se duerma, como mínimo.

2:35 a.m: Peque, ¿quieres agüita?. Espérame aquí que mami te va a traer agua ¿si?. Mami aprovecha para ir al baño y cuando está allí oye al peque (y medio barrio también): 
- ¡Papiiii! Mami....
- ¡¡Papiiiii!!
- Mmmmm... (papi parece escuchar algo, el resto del barrio ya debe estar despierto).
-¡¡Papi!! Mami, ¡¡agua!!
- Mmmmm... ¿¿eeeehhh??
- ¡Papi! Mami, agua ¡YEEEEEEEEEEEEEE!
- Mmmmm... sí, vamos a esperar a que venga mami con el agua ¿ok?, cierra los ojos mientras (¡ja! las lleva claras jajaja, buen intento anyway).
- ¡Mami! ¡Mami! ¡Yeeeeeeeeeeee!! ¡Agua!
Mami llega por fin con el agua bien fresquita, ella ya se ha bebido un vaso y lleva uno para el peque y otro para papi, 
-¡Agua! ¡Agua! ¡¡Mami!! ¡Yeeeeeeee!. (Un poco mas y me hace la ola, así sí vale la pena levantarse durante la noche).
El peque no para de hablar mientras se bebe su vasito de agua, papi se lo bebe muy lentamente, me sorprende y le explico que se lo he traído a él también porque hace muchísimo calor. A papi le invade un sentimiento parecido a la vergüenza y me doy cuenta de que comienza a destaparse poco a poco. ¡Estaba tapado con el edredón!. Para no hacerme sentir mal se bebe toda el agua... :O

2:50 a.m:  Ya fresquitos nos volvemos a acostar. Vamos peque, todos a dormir ya....
- Zzzzzzzzz Zzzzzzzzzzz.... (Papi ya está durmiendo.... hay que ver como se estresa este hombre...).

3:00 a.m: El peque y yo necesitamos ayuda externa, estamos demasiado despiertos. Espera peque, voy a traerte tu estrellita.
- ¡Tita! Yeeeeeeeeeeee!. (Vaya, que emoción, y eso que llevamos meses sin usarla...)
- ¡¡¡Papi!!!! ¡Titaaaa!! (¡Ay! alma de cántaro!)
- Zzzzzzzzzz Zzzzzzzzzzzz...
Vuelvo con la estrellita, es musical y con proyector, tiene tres melodías distintas, para nosotros dos porque la última no parece gustarnos mucho a ninguno. También puedes regular el tiempo, 5 y 10 minutos. En ocasiones como esta vendría bien la opción de los 30 minutos. Opto por la de los 10 minutos. Apenas lo enciendo:
- ¡Mami! ¡Oso!
- Si mi vida, es un oso. Bueno, mas bien es una osita, con antenas, pero una osita al fin y al cabo.
-¡Osita! ¡Osita, Mami!!
-¡Papi! ¡Osita!
- Zzzzzzzzzzz Zzzzzzzzzz...
La osita no se mueve, claro, la estrella lleva meses sin usarse y encima no estaba apagada así que el proyector no gira y se ha quedado estancado en la osita. Bueno, al menos suena y vemos a la dichosa osita...

3:15 a.m: Acaban los diez minutos, me pongo tensa en espera de que el peque se haya dormido. Dos respiraciones profundas y...
-¡Mami! ¡se acabó osita!. 
- Si, mi cielo, se acabó pero no te preocupes que mami la vuelve a poner otra vez.
-¡Papi! ¡Osita ota vez!
- Zzzzzzzzzz... Zzzzzzzzzzz... (que hijo tan ingenuo tengo, eso sí, es persistente, eso es bueno....)
Vuelvo a poner la estrellita, esta vez opto por la segunda melodía por aquello de tener algo de varidad...
El peque se emociona, me llena de besos y nos disponemos a ver la proyección estática en el techo. Ésta vez ya estamos mas relajados, puede que ya sea la definitiva...

3:25 a.m: Oigo su respiración profunda, acaba la música, vuelvo a ponerme tensa. Esta vez mi angelito se ha quedado dormido. Lo lleno de besos.

Ahora mami ya puede relajarse y dormir, ahora sí podré descansar. Mañana lo dejaré dormir un ratito mas, estará agotado... Qué raro es esto del sueño, siempre que se desvela le dura una hora y media, nunca se duerme antes... ¡Pero qué calor está haciendo!, quien fuera como papi que no se entera de nada, ni calor tiene (Zzzzzzzzzzzzzzzzz)... En cuanto me levante pongo una lavadora, el  otro uniforme debe estar limpio y seco a mediodía para llevárselo a la casa de la abuela para el miércoles, con este calor fijo que se seca rapidísimo, ¿qué hará el peque en la guardería para ensuciarse tanto?... ¡Ay! olvidé comprar las cebollas para el puré, mañana las compraré después de dejar al peque en la guardería... Tendré que aplazar lo de la ITV del coche, eso me va a tomar mucho mas tiempo... ¿Qué hora será ya?, ahora lo miro... Zzzzzzzzzzzz...



lunes, 14 de mayo de 2012

A Su Tiempo



Hoy, domingo 13 de Mayo del 2012, ha sido un gran día, uno de esos días de grandes logros y en los que se dejan algunos temores y lastres atrás. 

Una de mis grandes ilusiones siempre fue que mi hijo fuera un buen nadador. La natación siempre ha sido un deporte muy completo y por eso pasé gran parte de mi embarazo visitando la piscina, por eso y porque desde siempre me ha gustado mucho. Quería transmitirle al peque, aún antes de que naciera, todas esas magníficas sensaciones que a mí me inspiran mientras nado y ser yo su conducto, a través de mí misma, de primera mano. Lo que nunca me imaginé fue que al peque lo de las grandes cantidades de agua no le iba a gustar mucho de entrada. Tras un mes de intentos frustrados en la piscina cuando cumplió su primer añito, decidimos no obligarlo y esperar a que llegara su momento, ése en el que estuviera preparado.

Para mí, como madre, fue toda una enseñanza y un gran ejercicio de paciencia, pues algo que me hacía mucha ilusión y que estaba y estoy convencida de que le haría mucho bien, no podía ser efectuado. A veces son tantas las ganas que tenemos los adultos por inculcar algo, que tendemos a olvidarnos de lo que los niños quieren o pueden hacer en ese momento. Afortunadamente decidimos esperar, sin presiones, sin agobios, a su tiempo.

Ese día llegó hoy, a una semana de cumplir los 22 meses. Nada parecía decir que iba a ser un día distinto a los demás, quizás sí que había mas expectativas por nuestra parte al ser el primer día que lo llevábamos a la piscina tras varios meses. Por lo visto, para el peque era una cruzada que tenía pendiente, tenía prisa por llegar. Se dejó desvestir y hasta ayudó a hacerlo, me cogió de la mano y me dijo: "Vamos". Yo iba despacio pensando que en cualquier momento se echaría para atrás, pero no fue así. Llegamos al borde de la piscina y, sin más, bajó conmigo de la mano, luego me soltó y quiso ir al tobogán de niños que allí había, subió los escalones, se sentó y simplemente se tiró dejando atrás ese temor que lo acosaba desde hacía meses. ¿Será posible que recordara mis enseñanzas de otro tobogán hace tan solo tres meses?.

Nuestro hijo nació con una hernia umbilical, algunas desaparecen solas con el paso del tiempo y otras necesitan ser operadas. Hoy, a una semana de cumplir los 22 meses, la del peque desapareció. Quiero pensar que ambos sucesos tienen conexión, que se ha cerrado lo que anclaba al niño al preciso momento en que nació. Una salida al mundo algo complicada con dos vueltas del cordón umbilical alrededor de su cuello. Hoy se cerró su cicatriz y se lanzó a vivir sin lastres.

jueves, 10 de mayo de 2012

Niña Otra Vez

No, esta no soy yo


Cuando eres madre, a menudo te ves envuelta en un montón de responsabilidades y situaciones que normalmente acaparan tu día a día y, por consiguiente, tu vida. Realmente, si lo pienso, mi día a día no es en absoluto tedioso y adoro a mi hijo y a mi familia. Los días, a su vez, se suceden de muy diferente manera, es lo que implica tener un niño en casa, la mayoría son momentos muy felices y alegres, otros son de juegos, comidas, baños pero cuando eres feliz te da igual el lugar donde estés y lo que estés haciendo con tal de estar con quienes quieres estar. 

Los días que no son tan buenos, a Dios gracias son bien pocos en mi caso, los suelo identificar a cuando estoy enferma, me siento mal y no puedo seguir el ritmo del peque o a cuando por algún motivo estoy especialmente ansiosa o impaciente por algo y me falta esa paciencia necesaria en estos casos. 
Uno de esos días en que el cuerpo te pide descanso y tu no puedes dárselo y sigues forzándolo, hasta que un día te dice que no puede mas. Ya no se trata de desistir o de simplemente descansar. Se trata de escapar. En momentos así tiendo a buscar un escape en mi mente, de esos que me den empuje para sobrellevar el día. Obviamente, si estoy muy mal, hasta mi mente me sugiere sueños evocadores de camas super cómodas y yo durmiendo en ellas en sueño profundo y bien despatarrada. Pero bueno, otras veces me transporta a un lugar donde ya he estado, un lugar en el que retrocedí años en el tiempo y que me hizo sentir como entonces.

Para explicarles a donde me lleva mi mente tengo que remontarme a nuestro último viaje, donde nos dimos unas vacaciones de nuestras vacaciones y nos fuimos a un lugar paradisíaco. En ese lugar, el peque tenía amiguitos y otros familiares con quienes jugar y experimenté mis primeras sensaciones de "abandono" y crecimiento rápido por su parte. Pero gracias a eso pude despreocuparme un poco también. 

En mi afán por mostrarle al peque lo divertido que era estar en una piscina (y de que perdiera un poco ese miedo innato que tiene a las grandes extensiones de agua), quise enseñarle cómo se tiraba uno por el tobogán que allí había. Debí ponerle mucho empeño porque al peque le dio tiempo hasta de aburrirse y marcharse a seguir jugando con sus nuevos amigos.

De querer hacer algo "instructivo" pasé a la deshinibición completa y absoluta, al abandono propio y al ajeno, al dejarse llevar y a la diversión de una niña pequeña que tenía aletargada en algún lugar dentro de mi.

Desde entonces, cuando pienso en una escapada pienso en ese día, en ese lugar y en ese preciso momento donde me abandoné a mis sentidos ante los ojos abiertos y estupefactos de los demás. Ese día, sin obligaciones ni responsabilidades. Yo tengo ese día inmortalizado en mi mente y ahora también en este blog.

Ésta sí soy yo.

Y tú ¿dónde quieres estar en según qué momentos? ¿a dónde te lleva tu mente?.