miércoles, 4 de enero de 2012

Cuando Hay Tormenta


Ayer fue un día extraño. Por primera vez en toda su corta existencia el peque consiguió hacerme soltar lágrimas de frustración. Para empezar, el día ya pintaba mal desde la mañana, yo creo que se fue con sueño a la guardería y  que al fin y al cabo uno no se levanta del mejor humor todos los días. El caso es que eso marcó el resto del día. En algún momento antes de que yo lo recogiera debió de quedarse dormido, lo suficiente para coger fuerzas pero no como para que fuese reconstituyente hasta el punto de ponerlo de mejor humor.

En el almuerzo comió un poco pero seguidamente cogió sus platos, el de la comida y el de la fruta y los tiró al suelo con sus contenidos incluidos. Hecho este totalmente impropio en él, he de decir. Lo regañé pero sinceramente pareció no importarle en lo absoluto. Pensé que tan poca implicación eran debidas al sueño que debía tener, pues en la guardería se les pasó comentarme que el niño ya había dormido algo. Así que, estando así las cosas, me dispuse a llevarlo a dormir. Craso error. 

Desde la cuna gritaba, tiraba las chupas, a todos y cada uno de sus muñecos y hasta después de toser por el esfuerzo consiguió vomitar parte del almuerzo. Vamos, que hizo acopio de todas sus armas. Tanta y tan seguida sucesión de armamento creo que fue lo que me descolocó, uno tras otro hicieron aparición y mi mente no pudo o no supo asimilarlo en ese momento. Estaba totalmente confusa buscando una explicación a tanto escándalo. Normalmente soy mas reflexiva, paciente y comprensiva pero hay días en que una está mas cansada que otros y simplemente no sabes reaccionar ante las circunstancias. Y ayer no supe, me bloqueé. Me ofusqué en tratar de hacerlo dormir y él en empeñarse en que no lo haría en su cuna. 

Para cuando llegó papá del trabajo, ya casi a las cinco de la tarde, nos encontró a los dos llorando, cada uno por su motivo y los dos porque a pesar de todo no nos gustan ese tipo de situaciones y ante todo queríamos estar juntos. Papá me llevó a nuestra cama para que descansara y se fue con el peque a su cuarto y a hablarle con ternura explicándole todo. Al final, ambos nos dormimos con sus dulces palabras y por el aire nuevo y fresco que supuso su llegada, con calma, con temple y sin saturación.

Al despertar, el peque y yo nos buscamos con desesperación y pasamos una hora en el sofá acostados, pegaditos y bien abrazados, como pidiéndonos perdón mutuamente por nuestra obcecación. Espolvoreados de vez en cuando por los besos de papi que fingía hacer sus cosas mientras nos observaba con atención. Y ya, mas tarde, decidimos salir los tres a dar un paseo para renovar los aires y despejar las mentes. ¡Qué bien nos sentó!

Hoy me siento algo desgastada por el mal rato de ayer pero en paz por la feliz conclusión, feliz por tener al peque y muy, muy feliz por tener a papi. Y tampoco dejo de pensar en que, por la noche, me llamó un amigo que en esto de los hijos ya tiene algo mas de experiencia, pues ya tiene el tercero en camino, que me dijo; ¿y por qué si veías que no se dormía simplemente no cogiste su cochecito y te lo llevaste a dar un paseo? seguro que se hubiera dormido por el camino y todos felices. 

Era tan fácil, pero simplemente me obcequé y el peque también. De alguna manera ocurrió lo que nunca ocurre, en algún punto, nuestra cabezonería, la mía y la suya heredada de mi, fue conjurada para chocar el mismo día, a la misma hora, en el mismo lugar y lo mas importante, entre nosotros dos. 

Durante los malos momentos, en el fondo de mí, no dejaba de pensar en si nuestra relación se resentiría después de ese quebranto pero luego me quedó claro que no, nos hemos unido mas, hemos visto de cerca lo que es alejarnos el uno del otro tan solo un poquito y no nos ha gustado nada.

Ahora pienso en abrir mi mente y en encontrar posibles soluciones a situaciones como esta. ¿Me ayudas?

15 comentarios:

  1. Te entiendo perfectamente. Es un proceso llegar a comprenderlos, creo que era fundamental saber si en la guardería durmió o no, ahi todo hubiera sido más fácil. No te culpes ni te sientas mal, uno los va conociendo y se va conociendo a una misma con ell@s. Cada situación es distinta, es buena idea darle un paseo con su cochecito cuando eso pase. No tengas miedo, todo va a ir muy bien.

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  2. Despues de la tormenta, llega la calma... tranquila pienso que fue un cúmulo de cabezonería por parte de los dos y punto; és cómo cuando las parejas discutimos y luego la reconciliación es lo mejor de todo; no te preocupes él necesita de tí tanto como tú, por lo que para nada creo que se vea afectada. Por cierto: Bien por Papi!! Llegó y puso paz y tranquilidad. Un beso wapa.

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  3. Hay días en que todos estamos de mal humor, es verdad. Pero lo unico que puedo aconsejar, ademas de paciencia, es hacer algo distinto. En ese caso, como dijo tu amiga, sacarlo a pasear, o dormirlo a upa, o en el sillón, o en otra cama...por ahi darle un baño primero, a ver si se relaja. Respirar profundo y buscar otra alternativa. Aunque nos va a ganar muchas veces el cansancio y la frustracion, no somos perfectas, pero sabemos perdir perdon =)

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  4. Hola Yaneth =) Vaya que hay días en que no nos sentimos del mejor humor, la paciencia se nos acaba y nos enfrascamos en luchas de poder.

    Lo que yo hago, es alejarme, respirar, calmarme y pensar qué es lo que más conviene hacer. ¿Es algo que debe hacerse sí o sí (por ejemplo lavarse las manos llenas de tierra antes de comer?) o ceder (como salir a dar una vuelta antes de dormir).

    Gracias por visitar mi blog y me alegra que te haya sido útil el post. Te comparto este otro, creo que te vas a identificar.

    http://escueladepadresprimerizos.com/blog/los-momentos-no-felices-de-la-crianza/

    Un abrazo.

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  5. y si, pasa. hay días en que mi hijo está, como yo le digo, "insufrible". hay que tenerle paciencia, pero cuesta, porque nosotras también nos estresamos y estamos cansadas... creo que en estas situaciones nos "potenciamos", jeje, lo que está uno mal le pasa al otro, el otro se pone peor, y así sucesivamente...
    en mi caso también viene bien que alguien venga a tranquilizarnos, la mayoría de las veces es el papi, aunque a veces a él también lo enloquecemos!

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  6. A esos días los llamo yo, "el día del cortocircuito" y es que parece que las neuronas del peke cortocircuitaran y ya nada está donde debe estar. Con la mente fría es fácil (más o menos) buscar una solución alternativa, pero en caliente...en caliente la cosa cambia y sólo queda esperar que pase la tormenta y que la siguiente vez se nos de mejor.
    Un saludo

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  7. Aunque no nos guste y se nos quede mal sabor de boca (aunque luego la cosa terminó muy bien) somos humanos y es normal que a veces, porque el peque esté de peor humor y nosotros más cansados nos sobrepasemos.
    Menos mal que los papás en estas situciones ayudan tanto.
    Un abrazo

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  8. como me siento identificada!!! la verdad que hay dias dificiles y la llegada de un tercero ayuda! hay dias en que todo parece ser complicado y ninguna opcion los contenta.... menos mal que estos dias pasan... saludos

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  9. Mira, cuando es asi, hay que tomarse 2 segundos de reflexion y tratar de complacerlo y minimizar su escandalo. Abrazalo, sientate en el piso con el, acuestalo contigo, algo tiene que ayudarlo y contentarlo. Una vez que lo ves mas encaminado, tu tambien comienzas a clamarte, y ambos se evitan el ataque de bilis.

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  10. Que si hay dias asi!!!

    La ayuda de papi es incomparable!!! Estar preparada con otras opciones como las del cochecito tambien.
    Yo he pasado por muchas... exitosas y no, la clave de las exitosas esta en desconectar, desconectar de tu cansancio y frustracion y distraerte tanto con la ventana o el cochecito como quieres que lo haga tu bebe, de nada te servira meterlo al coche y sacarlo si ambos se siguen sintiendo mal, entonces la pataleta solo se traslada de la cuna al carrito.
    Mucho animo, es muy importante que te hayas dado cuenta de que con esto no se separan, incluso se conocen mas.
    Un abrazo!

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  11. Cada peque es diferente. Me temo que lo que sirve para uno no vale para otro. De esas tardes te esperan mil, pero no te preocupes, cada vez se llevan mejor. Los niños, a veces, se encuentran mal, pero no saben por qué y por eso se portan tan mal. No pueden explicarnos los que les pasa y tampoco lo saben ellos. No te preocupes y ten en cuenta que el chiquillo no te va a guardar rencor, pero si ve que su madre se aleja demasiado se asusta y busca tus bracitos (normalmente). No te agobies. Yo hay tardes que acabamos a gritos mi niño mayor y yo para luego abrazarnos y seguir con nuestras cosas como si nada hubiera pasado. Ánimo y no te sientas culpable, ni impotente porque son situaciones normales y nadie tiene la clave del éxito.

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  12. Casi me sale una lagrimita a mi también al leerte, creo que me he emocionado.
    Sigue siendo tú, corazón. Vas bien encaminada.
    Besitos comadre

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  13. Muchísimas gracias a todos, gracias por estar ahí, por sus consejos, por sus palabras de aliento y de ánimo, por su complicidad, humildad y su buen corazón. Gracias... ;)

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  14. Chica, animo...yo por norma no obligo..trato de no ofuscar me aun que hay dias que son muy complicados...un besote

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  15. A todas nos toca vivir días así...Hay que tratar de mantener la calma, distraerlo, y asi tal vez nos evitamos el super berrinche, pero no siempre es fácil. Suerte que papa llego a traer calma a la situación! Un abrazo!!

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