domingo, 12 de febrero de 2012

De Viaje


Nos vamos. Si en nuestro anterior viaje regresamos a donde papá y yo nos conocimos, esta vez nos vamos a conocer el país donde nació papá, sus lugares, su familia, sus amigos, ¡sus comidas!. Ni el peque ni yo hemos ido antes así que será la primera vez para ambos. No lo teníamos previsto pero ha surgido así. De repente nos hemos visto en medio de un caos de preparativos para tres semanas de viaje. Lo bueno es que nos alejamos de este frío intenso para llegar a donde el sol se ha ido de vacaciones. A Perú.

Este año nos quedaremos sin disfrutar de los carnavales y el disfraz del peque se quedará ahí sin estrenar. Lástima, pero tampoco nos quejamos. Estamos deseando llegar y pasar unos días con los abuelos, que estoy segura de que cuentan hasta los segundos para ver a su nietecito querido. A nosotros también, pero el peque es el sol que todo ilumina.

En menos de nada estaremos de camino. De las primeras cosas que hice cuando me enteré de que nos íbamos de viaje fue comprarle al peque algunos coches y entretenimiento "nuevo" para las 12 horas de vuelo transoceánico que nos esperan. No hago mas que rezar para que el avión no vaya lleno y poder sentar al peque en un asiento (al menos durante el tiempo en el que esté sentado) porque si no, esas 12 horas van a ser las mas largas e incómodas de la historia, al menos de la mía.

Intentaré escribir algo desde allí aunque no dispondré de mucho tiempo y disculpen de antemano si no puedo hacerles un seguimiento como es debido.

Por último, les dejo con una canción de Gloria Estefan que me encanta y que además viene muy apropiada para el viaje que estamos a punto de emprender.


¡Besos y nos vemos pronto!


viernes, 10 de febrero de 2012

Mientras Duerme


Son varias las veces en que les he comentado que nuestro peque suele sonreír mucho cuando duerme (y despierto ni les cuento), incluso alguna carcajada he tenido la suerte de presenciar. Pero ahora que ya sabe ponerle nombre a algunas cosas al hablar se están incorporando novedades durante su sueño

Por lo general solemos soñar con aquello que nos ha llamado mas la atención durante el día o con lo que más nos preocupa, consciente o inconscientemente. Pues bien, les pongo en antecedentes cuando les digo que la primera palabra que dijo el peque fue "mamá" y la segunda fue "calle". Le encanta salir a la calle, todas las tardes lo pide y rara es la vez que nos quedamos en casa. Suerte que tenemos un buen clima durante todo el año.

Esta semana ha sido muy fructífera en cuanto a saber lo que el peque pueda estar soñando. Me gusta verlo dormir pero es que si encima habla en sueños ya es la bomba. Verlo sonreír mientras duerme y escuchar unas pocas palabras me dan una idea de lo que le ronda por la cabeza. 

Esta semana repetía en sueños "¡Calle! ¡calle!". ¡Dios mío!, pensé, ¿es que no tiene suficiente que todavía lo pide en sueños?. Prefiero pensar que está recordando todos esos momentos en los que estamos fuera. Y hace dos noches, cuando se quedó dormido decía: "¡guau! ¡guau!". ¿De qué perro se estaría acordando?.

Me encanta esta novedad incorporada gracias a su propio avance en el crecimiento, ¡qué mayor se está haciendo!. Y ahora dime, ¿qué cosas dice tu hijo mientras duerme?.


jueves, 9 de febrero de 2012

Detalles



Me he dado cuenta de que desde que soy mamá me fijo más en determinados detalles cuando voy por la calle. Detalles en los que antes no reparaba. Detalles de otras mamás con sus hijos. No importa la edad que tengan, son detalles que van quedando en mi retina y que mi memoria guarda por alguna razón. 

El primero fue hace unos cuantos meses, yo iba por la calle y delante de mí iba un niño de unos 6 años de la mano de su madre. Me llamaron la atención porque de vez en cuando hacían saltos extraños y entonces me fijé mejor en lo que hacían. Cada varios pasos daban un salto, los dos. Pasito, pasito, pasito, Salto! Pasito, pasito, pasito, Salto!.

Y así todo el tiempo que los tuve delante. Yo acababa de tener a mi pequeñín y me sorprendió que la madre jugara al mismo juego sin ningún tipo de vergüenza, no miraba hacia los lados, y no parecía importarle lo que ocurría alrededor, lo que pensaran los demás. Los dos se reían, aumentaban pasos antes del salto, intentaban distraerse mutuamente para que el otro perdiera la cuenta y se volvían a reír si alguno contaba mal.

Fui testigo mudo de sus juegos. Sabía que el momento era especial pero es ahora cuando entiendo la verdadera esencia de esa complicidad. Donde no hay un mundo alrededor, solo tu hijo y tú.

El segundo detalle lo presencié también hace unos meses. Tampoco he podido olvidarlo y éste viene a mi memoria con bastante asiduidad. Ocurrió un día en que me vi desayunando sola en una cafetería, me estaba tomando un café mientras leía y al levantar la cabeza vi, en la mesa que estaba frente a mi, a una madre sentada con su hijo de unos 12 años. Me extrañó, pues el chico tenía puesto el uniforme del colegio y su mochila descansaba en el suelo junto a la mesa. Era alrededor de las 9 de la mañana y ellos parecían charlar como si no tuvieran ninguna prisa. Yo no escuchaba lo que hablaban, ni lo pretendía, pero se notaba una especial conexión, se contaban sus cosas, con confianza y en su intimidad. Mientras conversaban se cogían de la mano y jugueteaban con sus dedos, con cariño, con comprensión. El chico no miraba para los lados, ni se avergonzaba porque estuviese haciendo "manitas" con su madre en una cafetería (es que yo tenía entendido que a esa edad ya hace tiempo que se han vuelto muy pudorosos).

En ambas ocasiones ellos eran totalmente ajenos a mi presencia y a la de cualquier otro. Imagino que es esa complicidad, esa burbuja que formaban conteniendo todo esos ratos felices y de comprensión mutua que se consigue con puro amor a raudales, lo que me llamó tanto la atención. El deseo de que, algún día, cuando mi hijo tenga esa edad (y más) sigamos teniendo también ese nexo que nos une desde que nació.

martes, 7 de febrero de 2012

Pérdidas Innecesarias


Hace unos días me encontré con la siguiente frase de Paulo Coelho: "Cuántas cosas perdemos por miedo a Perder...". Se me ocurren muchos sentimientos de pérdida a los que asociar esta frase, es más, este tipo de frase tan genérica normalmente hace que  cada uno la interprete según lo que mas le preocupa en el momento. Yo no he podido evitar compararla con el mundo en el que estoy tan involucrada, el de la maternidad
De repente, se han agolpado en mi mente un montón de momentos que muchos pierden por miedo a perder:
  • Dormir con tu hijo: cuántos no han dormido nunca con sus hijos por miedo a "no poder sacarlo de la cama nunca mas". Ni siquiera se toman la molestia de enseñarles una pauta. No, se erradica "el problema" de raíz. Lástima, pues una vez lo pruebas, ¡quieres repetir!
  • Brazos: Negarle los brazos a tu hijo es negarte a tí mismo tanto amor, tanta ternura. ¿Por qué perder todo eso?.
  • Lactancia Materna: Si mi hijo recibió un montón de beneficios al tomar leche materna, les puedo asegurar que lo que recibí yo fue maravilloso. Esos momentos fueron solo míos y de él y no los cambiaría por nada. Ahí forjamos nuestra complicidad, nuestra pequeña gran historia.
  • Chupa: Conozco a varias personas que decidieron no dar chupa a sus hijos por miedo a no poder quitársela después. ¿Por qué anticiparse a lo que no se sabe?, especialmente cuando tu hijo lo pasa mal si no se la ofreces. Cierto es que nacen sin saber lo que es una chupa pero en ocasiones les son muy necesarias. Les calma, les relaja. Tú eres su guía y le enseñarás cómo usarla.
  • Bañarte con tu hijo: Bañarte con tu hijo es otra de los grandes momentos gratificantes. Hace poco, y con motivo de un post que publiqué se suscitaron diversas opiniones. Hubo personas que opinaban que bañarse con su hijo era algo antihigiénico. Imagino que estas personas no irán a la playa o a la piscina.  Los respeto, respeto su opinión pero no la comparto. ¡Cuántos momentos perdidos!
  • Vacunar a tu hijo: No vacunar a tu hijo implica, en mi opinión una pérdida mucho mas grande porque, además, estás jugando con su vida.

Con esto no pretendo hacer un dogma de ley, salvo en el caso de las vacunas, pero quisiera que se tomaran como sanos consejos que llevar a la práctica. Hoy en día, muchos de mis momentos de felicidad están totalmente relacionados con estos puntos. Y como el concepto de felicidad es distinto para cada uno, posiblemente estos puntos serán distintos para según quien los lea y sus circunstancias. Lo importante es que no te niegues a ti misma ni a tu hijo algo que esté en tu mano solo porque está escrito o por temores infundados. Escucha a tu instinto y olvídate de los prejuicios y los malos consejos pues estos provocan pérdidas innecesarias