Mostrando entradas con la etiqueta Lactancia. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Lactancia. Mostrar todas las entradas

martes, 7 de febrero de 2012

Pérdidas Innecesarias


Hace unos días me encontré con la siguiente frase de Paulo Coelho: "Cuántas cosas perdemos por miedo a Perder...". Se me ocurren muchos sentimientos de pérdida a los que asociar esta frase, es más, este tipo de frase tan genérica normalmente hace que  cada uno la interprete según lo que mas le preocupa en el momento. Yo no he podido evitar compararla con el mundo en el que estoy tan involucrada, el de la maternidad
De repente, se han agolpado en mi mente un montón de momentos que muchos pierden por miedo a perder:
  • Dormir con tu hijo: cuántos no han dormido nunca con sus hijos por miedo a "no poder sacarlo de la cama nunca mas". Ni siquiera se toman la molestia de enseñarles una pauta. No, se erradica "el problema" de raíz. Lástima, pues una vez lo pruebas, ¡quieres repetir!
  • Brazos: Negarle los brazos a tu hijo es negarte a tí mismo tanto amor, tanta ternura. ¿Por qué perder todo eso?.
  • Lactancia Materna: Si mi hijo recibió un montón de beneficios al tomar leche materna, les puedo asegurar que lo que recibí yo fue maravilloso. Esos momentos fueron solo míos y de él y no los cambiaría por nada. Ahí forjamos nuestra complicidad, nuestra pequeña gran historia.
  • Chupa: Conozco a varias personas que decidieron no dar chupa a sus hijos por miedo a no poder quitársela después. ¿Por qué anticiparse a lo que no se sabe?, especialmente cuando tu hijo lo pasa mal si no se la ofreces. Cierto es que nacen sin saber lo que es una chupa pero en ocasiones les son muy necesarias. Les calma, les relaja. Tú eres su guía y le enseñarás cómo usarla.
  • Bañarte con tu hijo: Bañarte con tu hijo es otra de los grandes momentos gratificantes. Hace poco, y con motivo de un post que publiqué se suscitaron diversas opiniones. Hubo personas que opinaban que bañarse con su hijo era algo antihigiénico. Imagino que estas personas no irán a la playa o a la piscina.  Los respeto, respeto su opinión pero no la comparto. ¡Cuántos momentos perdidos!
  • Vacunar a tu hijo: No vacunar a tu hijo implica, en mi opinión una pérdida mucho mas grande porque, además, estás jugando con su vida.

Con esto no pretendo hacer un dogma de ley, salvo en el caso de las vacunas, pero quisiera que se tomaran como sanos consejos que llevar a la práctica. Hoy en día, muchos de mis momentos de felicidad están totalmente relacionados con estos puntos. Y como el concepto de felicidad es distinto para cada uno, posiblemente estos puntos serán distintos para según quien los lea y sus circunstancias. Lo importante es que no te niegues a ti misma ni a tu hijo algo que esté en tu mano solo porque está escrito o por temores infundados. Escucha a tu instinto y olvídate de los prejuicios y los malos consejos pues estos provocan pérdidas innecesarias

viernes, 7 de octubre de 2011

Maravillosa Lactancia


Por estos días, y con motivo de la Semana Mundial de la Lactancia, se está montando mucho revuelo en lo referente a amamantar en público. Comenzaré diciendo que mi experiencia con la lactancia fue maravillosa. Al principio fue algo duro, aunque no por la lactancia en sí sino porque te pasas todo el embarazo preparándote para tu bebé que está por llegar, arreglando su cuarto, adquiriendo todo lo que puedas necesitar para su nacimiento, etc... Todo se hace con un fin, el parto y el consecuente nacimiento de tan ansiado bebé. 

Claro, llega el momento en que por fin tienes a tu bebé y llegas a casa desde el hospital toda ilusionada, deseando poner en práctica todo lo que has aprendido y todo lo que llevas meses esperando para hacer y te das cuenta de que tu cuerpo no responde como quisieras. Estás cansada, y eso que mi parto fue muy bueno y corto en comparación con otros. Pues bien, estás cansada, esa episiotomía que te hicieron está empezando a fastidiar, perdiste mucha sangre y tienes anemia y para colmo tu cuerpo hierve y se prepara para una erupción, la subida de la leche. En mi caso, la matrona que impartió las clases de preparación al parto nos insistió mucho en que no claudicáramos a las primeras de cambio, que al comienzo iba a ser duro pero que pasados unos días todo cambiaría. Y yo la creí a pie juntillas y, ya sabiendo esa información, me enfrenté con coraje a todo. Luego vino un proceso de amoldarnos el peque y yo a la nueva situación y mas tarde todo fue maravilloso, como me habían prometido. Disfruté cada minuto, cada segundo en que daba el pecho a mi hijo, siendo consciente de la maravilla que estaba ocurriendo una y otra vez (que fueron muchas porque hay que ver cómo comía mi pequeño tragoncito...) y siendo consciente también de que esos momentos no volverían a repetirse. Y es que los niños crecen tan rápido, cuando a penas cumplen el año ya son tan distintos del bebé que viste nacer...

Di el pecho a mi hijo hasta algo mas de los seis meses. Era el tiempo que tenía pensado darle el pecho ampliable o no según las necesidades y/o exigencias de mi bebé. Resultó que mi bebé, en cuanto empezó a comer otros complementos fue dejando paulatinamente de tomar el pecho. Fue algo tranquilo, a su tiempo y relajado, sin traumas por ninguna de las partes, todo muy natural.

En lo referente a dar el pecho en público, pues mas de una vez me tocó hacerlo pero nunca tuve ningún problema, nadie me miró mal, ni cuchicheó, ni puso malas caras y eso que yo estaba muy atenta porque soy de las pudorosas. Eso de sacarme un pecho en público no podía hacerlo con total soltura, aunque lo aparentaba, o lo intentaba al menos. Personalmente, quizás por lo pudorosa o vergonzosa que soy o mas porque me pilló el período de lactancia en medio de un verano excesivamente caluroso, no nos resultaba cómodo ni a mi ni al bebé lo de dar el pecho en público, nada comparado a la comodidad del hogar, claro está. Lo que vengo a decir con esto es que si me gustaba mas amamantar en casa era mas por comodidad y disfrute de esos momentos entre mi peque y yo pero nunca me vi afectada por críticas si lo hacía fuera de casa.

Ahora bien, bajo mi experiencia, creo que no está tan mal visto el amamantar a un bebé en público como el amamantar a un niño de mas de dos años en público. Queda mucho, mucho, pero mucho, para conseguir cambiar ese prejuicio tan arraigado. Yo, la primera. Me he hecho el firme propósito de tratar de verlo con naturalidad y si, cuesta, sobretodo cuando te parece que esos niños tan grandes y ya con todos los dientes en la boca buscan el pecho por pura golosina, o para matar el aburrimiento, o para llamar la atención. Todo prejuicios. Pero ¿qué sabe una de lo que siente otra persona? y por último, ¿quien es una para privar de ese disfrute tanto a la madre como al niño?.

No seré yo la que tire una piedra contra las mujeres que deciden alargar la lactancia, pues como he dicho, dar el pecho a tu hijo es de las cosas mas maravillosas que he podido experimentar y, ¿quienes somos todos para negarle eso a una madre que simplemente ha querido disfrutar de esa maravilla durante mas tiempo?. 

martes, 12 de julio de 2011

Soy Mamá

Soy mamá...tengo un hijo...




Mi hijo dentro de poco cumplirá los once meses y yo todavía tengo momentos de auténtico asombro al decir SOY MAMÁ. Y no es porque sea mala madre sino, mas bien, por falta de costumbre, porque es algo tan nuevo. Después de todo, hasta ahora mamá era mi madre y ella tenía la exclusiva, en nuestro pequeño núcleo familiar, claro.
Pues bien, como decía, mi hijo está próximo a cumplir los once meses y no ha sido hasta ahora que he empezado a encontrar mi propio yo, no, no estaba perdida, mas bien estaba ocupadísima en un montón de prioridades que no me incluían a mí misma. A estas alturas puedo decir que mi hijo está al día en todo, mi marido también y todo el resto de cosas, el resto de cosas, pues no. Del resto de cosas he hecho lo básico para seguir avanzando pero poco mas. No es que no salga, si lo hago, y mucho, pero no me arreglo como antes. No es que no haga nada en casa, lo hago, y está limpia, y cocino y lavo pero los armarios aún tienen ropa de cuando estaba embarazada.
En conclusión, que para que yo despertara todo tenía que pasar por encontrarme a mi misma, empezando por bajar esos kilitos de mas para sentirme mejor, que no es plato de buen gusto el abrir el armario y no encontrar nunca qué ponerte. Y como siempre me he negado a comprarme ropa cuando estoy pasada de peso pues no queda otra. 
No formo parte de las famosas ni de las no tan famosas, que recuperan la figura según dan a luz, y nunca falta la que te dice que incluso después del parto se quedó mas delgada que cuando se quedó embarazada y te intenta mirar con pena. Y digo intenta porque solo es intención, yo no dejo que se convierta en nada mas. Si no he bajado esos kilitos de más es porque simplemente no me lo he propuesto y porque para mi, no era el momento. Ahora sí lo es y estoy contenta con ello. Bueno, me lo propuse una vez, poco después de la cuarentena y durante la lactancia. Lo dejé, por esos días no habían rutinas para mí, y los tiempos los marcaba mi hijo y contenta me entregué a ese momento. 
Y que nadie se ofenda, el hecho de no tener tiempo no te hace mala madre. A algunas les da tiempo de todo, ser madrazas, ir de punta en blanco y quedar como una sílfide después del parto. Cada uno con sus circunstancias y nadie tiene libro de instrucciones, nos guiamos por nuestra intuición y por lo que nos aconsejan otros.
Hoy, mi hijo es tan feliz y risueño que doy gracias por haber tenido el tiempo y la predisposición para poder darle todo lo que necesitaba y más.
Estando así las cosas, y sin dejar de atender a mi hijo, a mi marido y a todo lo demás, por fin estoy incluyéndome yo en todo ello, mi yo completo.