Hoy tengo algo que contarles, es un hecho empírico, el producto de un estudio que hoy cumple algo mas de 22 meses. Un estudio sin documentar, a no ser que lo escrito en este blog sirva como tal. Y es que todas las madres, en su mayoría, somos expertas en la observación de nuestros hijos, siempre queriendo adelantarnos a sus necesidades y peticiones para tenerlos siempre bien atendidos y felices.
Ante esta circunstancia los libros escritos sobre niños nos pueden servir de guía y de ahí tomaremos consejo en función de nuestra propia realidad. Pero casi siempre sabremos por instinto o por prueba y error que no todos los consejos nos vienen bien. Y es que no solo me he basado en la observación para obtener lo resultados de mi estudio, también probamos "el método" alguna vez. Fueron sin duda los peores días de nuestra convivencia. Dramas, llantos e infelicidad y ninguna aceptación por ninguna de las partes.
Les cuento ahora nuestro hecho empírico. Nuestra realidad es que, el lugar, el momento, en el que mi hijo se siente mas feliz, mas arropado es entre papá y mamá, ya sea en la cama, en el sofá o en la parte de atrás de un coche. Es feliz con nosotros. Y me atrevo a asegurar que sus sueños mas placenteros los ha tenido mientras colechamos.
Pero mi hecho empírico no acaba ahí, he de añadir además, que a mi me ocurre lo mismo y hablo por papá cuando digo que también. No habrá libro o guía que nos convenza de lo contrario porque este es nuestro hecho empírico, demostrado y aceptado por los tres.
Mi hijo es feliz, es muy extrovertido, es muy vital, con mucha fuerza y carácter y mucha seguridad en sí mismo. Posiblemente ya venía en sus genes pero estoy convencida de que hemos ayudado a potenciarlo y no a limitarlo o a anularlo. Esa es la conclusión de mi estudio, y creo firmemente que es un claro indicador de que lo estamos haciendo bien aunque algunos libros digan lo contrario. Es nuestra realidad, feliz y plenamente aceptada por los tres.
Mi hijo es feliz, es muy extrovertido, es muy vital, con mucha fuerza y carácter y mucha seguridad en sí mismo. Posiblemente ya venía en sus genes pero estoy convencida de que hemos ayudado a potenciarlo y no a limitarlo o a anularlo. Esa es la conclusión de mi estudio, y creo firmemente que es un claro indicador de que lo estamos haciendo bien aunque algunos libros digan lo contrario. Es nuestra realidad, feliz y plenamente aceptada por los tres.